La divulgación científica en México: de la (casi) nada al acceso universal al conocimiento

María del Socorro Aguilar Cucurachi

Directora de comunicación de la ciencia de la Universidad Veracruzana

La divulgación científica en México ha dejado atrás su pasado marginado, para pasar a ser una parte integral de las políticas públicas educativas en el país

Es muy gratificante la sensación de pertenencia y el entusiasmo por compartir el conocimiento científico con niñas, niños y adolescentes, incluso cuando el reconocimiento académico es mínimo. A veces, la satisfacción personal supera cualquier tipo de reconocimiento externo. Sin embargo, debe admitirse que las exigencias de las clases, la investigación, la escritura de artículos y la responsabilidad de ser madre, como es mi caso, es extenuante. Si no me apasionara tanto esta labor, probablemente la habría abandonado en el camino. Pero el interés y la dedicación que le tengo a la divulgación científica me impulsan a seguir adelante. En el contexto actual, la divulgación científica está teniendo un carácter obligatorio y quienes trabajamos en la academia estamos involucradas en ella. Es un cambio significativo en el panorama de las instituciones de educación superior, pero podría brindar la oportunidad de ampliar el impacto de nuestro trabajo y compartir el conocimiento científico de manera más accesible.

La divulgación científica en México ha dejado atrás su pasado marginado, para pasar a ser una parte integral de las políticas públicas educativas en el país. La Ley General de Educación reconoce en su artículo 52 el derecho de toda persona a disfrutar de los beneficios del desarrollo científico, humanístico y tecnológico, y los considera elementos fundamentales de la educación y la cultura. En este sentido, la ley promueve la divulgación de la investigación científica para el bien común. A pesar de que el Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (el ahora llamado SNII) ha considerado el componente de divulgación en sus criterios, actualmente contempla que divulgar el conocimiento es imprescindible para quienes buscan alcanzar este distintivo. Lo mismo sucede con el Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Académico (PEDPA). Anteriormente, la divulgación de la ciencia era vista como una actividad secundaria e incluso como una distracción para las personas dedicadas a la investigación. En cambio, los programas de evaluación académica enfatizaban la investigación, la publicación de artículos (de alto impacto) y la obtención de fondos para investigaciones, sin valorar suficientemente el esfuerzo de los científicos y las científicas para comunicar sus descubrimientos al público no especializado, a pesar de que divulgar el conocimiento requiere habilidades especiales de comunicación, así como una gran cantidad de tiempo, recursos financieros y esfuerzo.

Independientemente de la reciente incorporación de la divulgación en los criterios para el desempeño académico, recientemente la comunidad académica ha comenzado a reconocer la importancia de la divulgación científica. Esto se debe, en parte, al aumento en la demanda de una sociedad cada vez más interesada en la ciencia y su impacto en la vida cotidiana. Además, organizaciones de financiamiento nacionales e internacionales y agencias gubernamentales valoran cada vez más las actividades de divulgación científica como una parte integral de la academia. La divulgación científica es indispensable para mejorar la comprensión pública de la ciencia y asegurar que los hallazgos científicos lleguen a quienes los necesitan. Asimismo, los científicos y las científicas que se involucran en la divulgación encuentran que comunicar sus ideas y descubrimientos a una audiencia más amplia enriquece su trabajo. Sin embargo, para que la divulgación científica en México sea efectiva y tenga un verdadero impacto es importante hacer las cosas bien y no sólo crear canales de YouTube o participar en redes sociales que nadie ve o que a nadie le importan. No necesariamente por la pertinencia del contenido, sino por el formato, lenguaje y la falta de un referente común que conecte con sentido y significado las vidas cotidianas de quienes reciben el mensaje y el mensaje mismo. Es necesario que las actividades de divulgación científica sean planificadas, coordinadas y ejecutadas de manera estratégica —utilizando herramientas y canales de comunicación adecuados para llegar a públicos específicos— para lograr objetivos claros. Esto implica no sólo contar con personas capacitadas en comunicación y diseño, sino también involucrar a quienes se dedican a la ciencia y la academia en procesos de comunicación para que adapten su lenguaje y formato de comunicación al público objetivo, y utilicen ejemplos y casos concretos para ilustrar sus resultados de investigación.

La divulgación científica como política pública

Como en muchos otros países, en México la divulgación científica se ha vuelto una prioridad en las políticas públicas educativas debido a la creciente importancia de la ciencia y la tecnología en el mundo actual, así como a la necesidad de que el público no especializado entienda y aprecie el valor de la investigación científica. En las últimas décadas, se han llevado a cabo diversas iniciativas y programas para fomentar la divulgación científica en México. El Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (Conahcyt) ha implementado estrategias para difundir los avances científicos y tecnológicos en el país como, por ejemplo, con la creación de la mayoría de los centros de divulgación científica y tecnológica en los años sesenta. Paradójicamente, acciones recientes del mismo Consejo han atentado contra otros espacios de diseminación del conocimiento, como la desaparición de la revista Ciencia y Desarrollo, que había estado en circulación por más de cuatro décadas.

Además, en las evaluaciones institucionales que se realizan en las universidades y centros de investigación de México se valora cada vez más la participación de los científicos y las científicas en actividades de divulgación. Esta tendencia considera no únicamente la calidad de la investigación científica, sino también la capacidad de los investigadores para comunicar sus descubrimientos al público no especializado. En este sentido, la divulgación científica puede brindar beneficios tanto a nivel personal como institucional. Por un lado, permite a quienes se dedican a la academia mejorar sus habilidades de comunicación y ampliar su impacto en la sociedad. Por otro lado, las instituciones que la fomentan pueden mejorar su imagen pública, aumentar su capacidad para obtener financiamiento y atraer a personas interesadas en la investigación académica.

El Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación, derivado del Plan Nacional de Desarrollo (2019-2024), establece entre sus objetivos prioritarios garantizar los mecanismos de acceso universal al conocimiento científico a todos los sectores de la población, particularmente a los grupos subrepresentados; además, propone como estrategia prioritaria atender el rezago en el acceso universal al conocimiento de las ciencias, las humanidades y las tecnologías para alentar su arraigo y uso cotidiano.

Por su parte, el hoy Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Académico (PEDPA), impulsado desde 1990 por la Secretaría de Educación Pública, e implementado en todas las Instituciones de Educación Superior (IES) públicas, otorga un pago adicional a quienes ejercen la docencia universitaria con base en una estimación de la calidad de su desempeño o productividad. Para lograr este objetivo, el PEDPA establece criterios de evaluación del desempeño del personal académico; estos incluyen la investigación, la docencia, y la extensión y difusión de la cultura y el conocimiento. A pesar de que este programa de estímulos al desempeño académico sigue privilegiando la publicación de artículos de alto impacto, con hasta sesenta puntos, en el caso de las descripción de indicadores 2021-2023 de la Universidad Veracruzana por primera vez se incluyen actividades de divulgación para público no especializado, aunque con seis, cuatro y cuatro puntos en los ámbitos internacional, nacional y estatal, respectivamente. Ahora bien, las actividades de difusión en conferencias académicas internacionales otorgan veinte puntos y, si fuesen en el estado, únicamente diez puntos. Si bien el PEDPA reconoce la importancia de estas actividades y las valora positivamente en la evaluación del personal académico, al mismo tiempo, les otorga un puntaje mínimo.

La inclusión de las actividades de divulgación científica en el PEDPA refleja el reconocimiento a difundir la ciencia en la sociedad. Además, incentiva a los académicos y las académicas a llevar a cabo actividades de divulgación y a compartir sus conocimientos. Sin embargo, es importante destacar que la inclusión de estas actividades no significa que (todas) sean llevadas a cabo con criterios de calidad y que tengan un impacto significativo en la sociedad.

Es importante establecer criterios claros para la selección y evaluación de las actividades de divulgación científica. Estos criterios deben contemplar aspectos como la calidad de los materiales y recursos utilizados, la relevancia de los temas tratados, la claridad en la presentación de la información y la efectividad en la comunicación de los conceptos científicos a la sociedad en general. Establecer criterios para una divulgación científica relevante y bien cuidada puede ser un proceso complejo, pero a continuación enlisto algunas recomendaciones para lograrlo.

  1. Espacios profesionalizantes y laborales. La formación de personas dedicadas a comunicar la ciencia permite la profesionalización de la divulgación científica, lo que implica que quienes comunican la ciencia adquieran habilidades y conocimientos estratégicos. Por su parte, es importante crear espacios laborales dignos, en instituciones académicas, para personas formadas en la comunicación de la ciencia.
  2. Integrar la divulgación científica en la cultura institucional. Para lograr esto, se pueden establecer políticas y programas que promuevan la divulgación científica y la valoren como una cultura de reconocimiento y valoración en la institución.
  3. Definir objetivos, públicos y canales de comunicación. Las instituciones de educación superior deben definir objetivos claros y específicos para la divulgación científica. Estos objetivos deben ser medibles y evaluables para determinar la efectividad de estas actividades.
  4. Pensar en la audiencia a la que se quiere llegar y adaptar el lenguaje y formato de comunicación. Conocer a las personas a quienes queremos dirigirnos, conocer el contexto, abarca desde aterrizar conceptos para infancias o personas adultas de diversas edades hasta reconocer la importancia de incorporar una dimensión intercultural, incluso si nuestro espacio de acción es urbano.
  5. Asignar recursos adecuados. Esto implica no escatimar en los presupuestos en la capacitación del personal y en el tiempo de inversión. Ello permitirá la planificación, ejecución y evaluación de las actividades de divulgación científica.
  6. Capacitación constante para el personal académico. Esto mejorará la capacidad de los académicos y las académicas para comunicar sus investigaciones de manera clara y accesible para el público no especializado.
  7. Evaluar y retroalimentar continuamente. La recolección de datos y la medición de resultados son importantes para determinar la efectividad de las actividades de divulgación.
  8. Fomentar la colaboración interdisciplinaria. Para mejorar la divulgación científica es importante involucrar a especialistas en comunicación, diseño, tecnología, y otras disciplinas relevantes.
  9. Identificar las fortalezas y habilidades individuales. Si se cuenta con habilidades comunicativas para hablar en público, es importante identificar (otras) fortalezas y habilidades para mejorar la divulgación científica. Pueden buscarse alternativas creativas y efectivas, como colaborar con especialistas en comunicación en la producción de contenidos multimedia, diseño gráfico, aprender a utilizar las redes sociales o escribir artículos divulgativos. Lo importante es encontrar formas de comunicar los resultados de investigación de manera efectiva y accesible para el público.
  10. Articular acciones intra e interinstitucionales para la divulgación de la ciencia. Hacerlo solos no es suficiente. Cada ejercicio importa, pero si se hace de manera articulada se puede lograr un mayor impacto para el bien común y defender los puntos ante los programas de evaluación al desempeño docente, que merece el esfuerzo de poner el conocimiento científico al alcance de la ciudadanía.

Para caminar “de la (casi) nada” al acceso universal al conocimiento deben establecerse espacios laborales especializados en comunicación científica, sin olvidar la importancia de la colaboración interdisciplinaria, un enfoque intercultural y el desarrollo de estrategias de comunicación. Y en lugar de simplemente hacer por hacer, también es importante identificar las fortalezas y habilidades individuales y buscar alternativas creativas y efectivas que permitan romper barreras y lograr interpelar con mensajes de sentido común. Desde luego que sin el financiamiento adecuado a las instituciones de educación superior, la meta de acceso universal al conocimiento se vuelve inalcanzable. Finalmente, no se debe olvidar la relevancia de la articulación dentro de la institución y entre instituciones para lograr un mayor impacto y defender el valor de compartir el conocimiento científico con la sociedad.

Fuente: milenio.com