La diversidad sexual es parte de la diversidad cultural de un país: Concepción Company

Antonio Bertrán Rodríguez, Siobhan Guerrero Mc Manus y Ana Francis Mor participaron en el diálogo, con lo que “por primera vez se organiza una mesa con protagonistas de la comunidad LGBTTTIQ+”, en palabras de la colegiada

Previo a la conmemoración por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, El Colegio Nacional albergó la tarde de este miércoles 24 de noviembre la mesa de reflexión Lengua, discriminación e identidades sexogenéricas, coordinada por la colegiada Concepción Company Company.

En la sesión, transmitida a través de las plataformas digitales de la institución, participaron el periodista Antonio Bertrán Rodríguez; la investigadora de la UNAM, Siobhan Guerrero Mc Manus, y la artista y activista Ana Francis Mor.

“Es la primera vez que se organiza una mesa con protagonistas de la comunidad LGBTTTIQ+, para que en palabras de ellos nos digan cuáles han sido los avances importantes en el respeto a la diversidad sexual y cuáles serían algunos retos para mejorar y hacer una sociedad mexicana más igualitaria, más respetuosa, más tolerante, de las muy diversas identidades sexogenéricas”, destacó la lingüista Company Company al dar la bienvenida a los participantes.

La colegiada aseguró que, si bien constantemente México se enorgullece de la diversidad cultural del país, es indispensable ubicar a la diversidad sexual como parte de la diversidad cultural, como un elemento inherente de la diversidad de cualquier comunidad de seres humanos: “diversidad cultural y un ángulo de esa diversidad cultural es la diversidad sexual”.

“El segundo punto que quisiera subrayar es el discurso, la narrativa dominante durante siglos, durante milenios, ha sido que la heterosexualidad es un marco natural, además de dominante, en las sociedades y eso no es cierto: la heterosexualidad es un marco cultural como cualquier otro creado y, hay que decirlo, creado desde una situación patriarcal que nos ha hecho creer que así es.”

La gran ventaja es que en esta marea feminista tan importante de los últimos 10-15 años, nos hemos visto obligados a reflexionar sobre quién es el otro, cómo es el otro y a respetar al otro; “ha dado lugar a que otras mujeres, no sólo identificadas como tal desde muchas perspectivas identitarias o sexuales, dialoguemos en primera persona con protagonistas de la comunidad LGBTTTIQ+”.

Miradas múltiples sobre un presente

Para el periodista Antonio Bertrán, sí se pueden enunciar bastantes logros significativos para la comunidad gay en los últimos años y, para hacerlo, recordó la primera marcha del orgullo homosexual, que se dio en 1979, aunque un año antes un puñado de homosexuales del Frente Homosexual de Acción Revolucionaria aprovecharon una marcha que se convocó el 26 de junio de 1978, por la conmemoración de los 25 años del inicio de la Revolución cubana, para salir con una pancarta que tenía inscrita la frase “Frente Homosexual de Acción Revolucionaria presente contra la represión burguesa y sexopolítica”.

“Sorprendieron tanto a los demás participantes de esta marcha multitudinaria y al ver la palabra homosexual en está larguísima manta, el partido comunista se empezó hacer para atrás como diciendo ‘yo, con los putos no tengo nada que ver’; pero ellos siguieron con una serie de consignas, una de las más importantes es ‘no hay libertad política, si no hay libertad sexual’, iban contra el estigma que había en esa época, pero quiero detenerme en una ‘soy joto…y’. Después de 43 años de decir esto de manera abierta, para salir del clóset con la familia, con los amigos, es un gran avance de visibilidad.”

Ello se refleja, también, en que más allá de las burbujas de tolerancia, como la Ciudad de México, hay quienes empiezan a reconocer de manera abierta y valiente su preferencia sexual en el ámbito rural y con raíz indígena, lo que “me parece es un salto cuántico”.

Otro avance, destacó el autodenominado periodista joto-cultural, es la aceptación, es que dos personas del mismo sexo pueden decir ‘sí, acepto’ ante un juez en un registro civil, en 23 estados del país, cada vez más hay una mayor inclusión del matrimonio igualitario, que los activistas históricos ni siquiera les pasaba por la cabeza y a la mejor no lo querían.

“Personalmente no soy partidario del matrimonio, me parece que está herido por el sistema heteropatriarcal, es un escenario de muchas violencias, de mucha opresión, donde existe la posibilidad de que lo repitan también las lesbianas en una relación conyugal o los hombres gays.”

Y uno de los avances que más aplaude Antonio Bertrán es el hecho de que cada vez más personas de la diversidad sexual, como las lesbianas, las mujeres trans, las personas no binarias y de género fluido hablan en primera persona de su ser y de su sentir.

Por su parte, Siobhan Guerrero Mc Manus aseguró que, en estos años, el movimiento trans, el grueso del movimiento LGBT ha construido una memoria de su propia historia y eso resulta muy importante por muchas razones, “una de ellas es, desde luego, que te recuerda de dónde venimos”.

“México llegó a tener leyes eugenésicas y en un contexto de eugenesia persigue a las diversidades sexuales. México llegó a tener una política criminalística donde las diversidades sexuales éramos vistas como personas socialmente peligrosas: las razias no solamente ocurrían porque hubiera LGBT-fobia, sino había una racionalidad que provenía de los saberes expertos de esa época.”

En ese sentido, la memoria nos recuerda de dónde venimos y nos recuerda cómo han cambiado las condiciones no sólo de violencia, sino también de cómo nos nombramos; en el caso de la comunidad trans también eso es importante, porque “no siempre nos hemos nombrado igual y a veces está la tentación de olvidar que nuestras identidades están emplazadas en la historia”.

“Hay quienes quieren que el mundo no cambie y quienes leen el cambio como una suerte de afrenta a la familia, a los buenos valores, pero también a la manera en la que han entendido que se hace la política, que se busca la justicia y la memoria no solo nos recuerda de dónde venimos, sino que también no es emplaza en la historia y nos recuerda que vamos a ir cambiando.”

Uno de los grandes desafíos, en palabras de la especialista en biología evolutiva, filosofía e historia del sujeto, es lo que definió como el “desabasto de palabras para traducir identidades que antes no se nombraban”: hay mujeres trans que no se nombran como tal porque dicen que su identidad tendría que decirse en maya, en español no se puede enunciar”.

“Aunque nos presentamos en bloque, y eso es una tragedia, no tenemos el mismo avance, ni el mismo reconocimiento, pero sí creo que cuando la gente empieza a pensar en su identidad como parte de la diversidad cultural, el que nos podamos situar como parte de una historia cultural y no como una patología, es un avance fundamental: que la coherencia nuestras identidades no esté asentada en la patología, sino en la historia política, en la historia de luchas, en los horizontes de justicia”, recalcó Siobhan Guerrero.

Para Ana Francis Mor, actual diputada en el Congreso de la Ciudad de México, uno de los primeros avances de la comunidad tiene que ver con la visibilización, resultado de gente que trabajó muy duro para lograrlo, sobre todo en un momento en que ha sido importante cómo la identidad política o pública está centrada en la orientación sexual o cómo “la orientación sexual es vista como un escudo de lucha y como una capa protectora”.

“Ahora que estoy en el Congreso a la Ciudad de México me pasa mucho que cuando preguntan quién participará en asuntos relacionados con diversidad, yo me quedo sentada y, de pronto, recuerdo que la lesbiana soy yo: ¿por qué lo olvido?, porque empieza a dejar de ser un tema para mí en ese sentido.”

“Nosotras estamos acostumbradas, supongo les pasa lo mismo, a hablar de la historia y de los avances de nuestras agendas y de nuestras causas, en nuestras propias historias, porque las hemos vivido en el cuerpo, porque están atravesadas por las vivencias del cuerpo y, en ese sentido, uno de los grandes avances tiene que ver con la visibilidad: ya nadie cuestiona si una persona lesbiana puede llegar a un puesto de poder.”

Sin embargo, reconoció la actriz, eso no significa que exista una representación un tanto equitativa, pero por lo menos ya nadie lo pone en duda y eso termina siendo un gran avance, a lo que habría que sumar su presencia en el movimiento feminista, porque en un primer encuentro que se desarrolló en Taxco, hubo toda una reunión en la que, uno de los puntos del día fue “qué vamos a hacer con las lesbianas”.

Ana Francis Mor coincidió en la idea del desabasto de palabras, del desabasto de significados, por lo cual estamos en un momento en que se ha presentado una gran oportunidad para aprender cómo somos en la sociedad, pero además de la necesidad de hablar de la memoria como un baluarte, “porque la posibilidad del regreso al pasado está todo el tiempo latente y eso jamás se nos puede olvidar”.

“De las primeras marchas a la que fui, cuando no éramos tantas personas y, de repente, las últimas se transformaron en una celebración muy importante; sin embargo, hay también el peligro de la despolitización, el peligro del olvido, del olvido de que, aunque pertenezcamos, no pertenecemos; aunque pertenezcamos y haya muchas políticas, siempre hay un sector de derecha, blanco, heterosexual, masculinizado, neoliberal, que tiene toda la intención de borrarnos.”

Fuente: El Colegio Nacional