La creación de instituciones desborda sus aportaciones a otros campos: Eduardo Matos Moctezuma
Ser un creador de instituciones “no sólo cubre la necesidad de establecer las bases y principios que regirán el desempeño de una entidad específica, ya sea de investigación, de docencia, o de ambas, sino que se desborda para abarcar otros campos”, expresó el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, miembro de El Colegio Nacional, al participar en VIII Encuentro Libertad por el Saber, dedicado a las aportaciones que han hecho al México moderno los miembros de la institución.
El colegiado, a quien correspondió abordar las aportaciones de Miguel León-Portilla, participó en la mesa El Colegio Nacional y el pasado indígena, junto con el también colegiado Leonardo López Luján, quien se refirió a las contribuciones al México moderno de Alfonso Caso, y con la historiadora del arte María Teresa Uriarte, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, quien habló de las instituciones creadas por Beatriz Ramírez de la Fuente.
Durante su conferencia, titulada Miguel León-Portilla, una institución que fundó otras instituciones, Matos Moctezuma señaló que las aportaciones del historiador y filósofo, quien ingresó a El Colegio Nacional en 1971, “alcanzan dimensiones sorprendentes, tanto en el campo de la investigación como en el de la docencia”.
Desde su incorporación al Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, junto con el padre Ángel María Garibay en 1957, “vio la necesidad de que las disciplinas antropológicas tuvieran un espacio propio para desarrollar sus labores; fue así como el 4 de octubre de 1973, o sea que acaba de cumplir 50 años, nació el Instituto de Investigaciones Antropológicas, cuyo primer director fue el arqueólogo Jaime Litvak”.
Junto con su maestro, el padre Garibay, León-Portilla también creó el Seminario de Cultura Náhuatl, donde creó tres publicaciones que continúan hasta la actualidad. “Otro aspecto en que el doctor León-Portilla fue innovador y vino a cambiar algunos postulados que habían echado raíces, fueron sus aportes en lo referente a la filosofía cuando publicó su libro La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes. Con ella se sentaron bases firmes para desechar la prevalencia del pensamiento occidental que veía como única forma de filosofía aquella que provenía de los antiguos filósofos griegos y latinos”.
León-Portilla se encargó de cambiar el concepto sobre lo que se llamaba descubrimiento de América por el de encuentro de dos mundos: “No fue fácil lograrlo. Una vez más, el doctor León-Portilla rompía viejos esquemas para establecer una perspectiva diferente, más acorde a la realidad histórica, ya que en estricto sentido fue un descubrimiento mutuo: América descubrió a los europeos y estos a los pueblos indígenas del continente”.
Pero si de fundadores de instituciones se trata, consideró Matos Moctezuma, “Alfonso Caso fue el fundador por excelencia. En 1937, junto con Miguel Othón de Mendizábal, con Rubín de la Borbolla, fundó la Sociedad Mexicana de Antropología, todavía faltaban dos años para que se creará el Instituto Nacional de Antropología e Historia, del cual fue el primer director”.
Sobre Alfonso Caso, miembro fundador de El Colegio Nacional en 1943, correspondió hablar al también colegiado Leonardo López Luján. “Ante todo fue un arqueólogo y un historiador. A fines de 1931 inició un ambicioso proyecto de excavaciones en Monte Albán (Oaxaca), y como tenía muy buena estrella, a los cuantos meses descubrió la Tumba 7 de Monte Albán, el 9 de enero de 1932, hallazgo que lo hizo mundialmente conocido a sus escasos 35 años”.
Luego, Caso exhumó más de 180 tumbas y llevó a cabo 17 temporadas de excavación en Monte Albán, en Mitla y otros sitios; “sus fuertes eran la iconografía y la epigrafía, la religión, la historia genealógica de los gobernantes”, autor prolífico contabiliza 231 títulos escritos. “Caso fue una figura pública, muchos planteles escolares, archivos, bibliotecas, calles y reconocimientos llevan su nombre, sin embargo, también fue un forjador de instituciones”.
“Fue el fundador y editor de la Revista mexicana de estudios históricos, que luego se llamaría de estudios antropológicos. Mucho más importante es que fue el fundador y titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia, mi institución, la de Eduardo, entre 1939 y 44, es decir, cinco años, en los sexenios de Cárdenas y Ávila Camacho”, recordó el colegiado.
De manera muy interesante, dijo, “Caso fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México de 1944 al 1945, menos de un año, en el sexenio de Ávila Camacho”. En crisis, “planeó una institución técnica, alejada de la política, diversa y centrada en la preparación de profesionistas y científicos para transformar y él lo dice en sus textos, las condiciones de miseria de la población contribuyendo a la economía, la salud y la cultura nacionales”.
Finalmente, “funda y es el primer titular del Instituto Nacional Indigenista (INI), de 1949 al 1970, 22 años, de los sexenios de Alemán, de Ruiz Cortines, de López Mateos y de Díaz Ordaz. Se crea esta institución descentralizada y con personalidad jurídica que estaba enfocada al estudio de los problemas de los pueblos indígenas, a la definición de las medidas para su solución, a la promoción ante el Ejecutivo de la aprobación de tales medidas, y a dirigir su aplicación coordinando a las dependencias gubernamentales competentes”.
Primera mujer en El Colegio Nacional
En 1990, recordó María Teresa Uriarte, junto con la historiadora del arte Beatriz Ramírez de la Fuente, quien ingresó a El Colegio Nacional en 1985, fundó en la UNAM el proyecto de Pintura Mural Prehispánica. “Ella me pidió, con un juramento, que haría lo imposible por continuar el proyecto, razón tenía, porque es un proyecto único por diversas razones”.
“Doña Beatriz decía que su vida deambulaba entre los mayas y los olmecas, aunque no dedicó sus estudios solo a estas dos áreas, sus estudios sobre las cabezas colosales son, hasta la fecha, un referente indispensable para estudiar no sólo esa cultura o estilo, como ella misma se cuestionó, sino que, para nuestra disciplina, la historia del arte resulta fundamental”.
Lo más novedoso del proyecto de pintura mural, dijo, “fue hacerlo multidisciplinario, ahora es casi lo común, pero no lo era hace 33 años y ella tuvo esa visión vanguardista que continúa hasta hoy”.
Uno de los grandes logros del proyecto que encabezó la colegiada “fue realizar el Museo de Murales Teotihuacanos que lleva su nombre, Beatriz de la Fuente”. La pintura mural prehispánica, dijo, “ha tenido una virtud enorme, no solamente ha agrupado conocimientos de distintas áreas para dar un resultado común, sino que ha permitido el registro de pintura mural como la de la Huasteca, que es lo que estamos trabajando ahorita, que, si van ahorita, le dan a uno ganas de llorar porque está prácticamente desaparecido”.
Fuente: El Colegio Nacional