La búsqueda del tesoro de Moctezuma provocó las primeras excavaciones en Tlatelolco Salvador Guilliem

De acuerdo con el investigador, el complejo habitacional de Tlatelolco contiene casas negras y está casi liberado. “Pretendemos abrir, que la gente pueda acceder por un camino peatonal y que observe estas casas que hemos podido fechar de 1468 a 1497”

La búsqueda del tesoro de Moctezuma, que se creía escondido en Tlatelolco, provocó excavaciones en esta región desde el siglo XIX, aseguró el arqueólogo Salvador Guilliem Arroyo al impartir la conferencia Arqueología de Tlatelolco, como parte del ciclo En busca de Tenochtitlan y Tlatelolco, coordinado por Eduardo Matos Moctezuma, integrante de El Colegio Nacional.

En su participación, transmitida en vivo el 12 de agosto por las plataformas digitales de la institución, el director del Proyecto Tlatelolco recordó las palabras del antropólogo Eusebio Dávalos, autor de la primera tesis de licenciatura de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, quien dijo que la arqueología de Tlatelolco inició en el momento mismo de la Conquista de México-Tenochtitlan, después del 13 de agosto de 1521, momento en el que se inició la búsqueda de oro y empezó la destrucción del Templo Mayor.

En palabras del especialista, la fecha considerada del inicio de la arqueología mexicana es 1790, cuando se descubrió la Coatlicue y la Piedra del Sol. Comentó que desde 1875 a la fecha se han realizado excavaciones en los barrios de Tlatelolco y sus alrededores en busca de túneles, del tesoro de Moctezuma y de cerámica, este último, con el objetivo de fechar correctamente el periodo mexica, así lo reportó el arqueólogo mexicano Francisco González Rul en sus investigaciones sobre Tlatelolco, Teotihuacan y el tesoro de Axayácatl.

“El 13 de agosto de 1521, Hernán Cortés ordenó que Tlatelolco fuera la capital de la “República de Indios”, por tanto, Cuauhtémoc, su soberano, emitió una ordenanza para delimitar el espacio de este sitio, de la Lagunilla a Tecámac de sur a norte y de Tepito a Nonoalco en el eje este, oeste. Tenochtitlan perdió el nombre, pero Tlatelolco no, se llamó Santiago Tlatelolco, porque adoptó el nombre del santo protector de Cortés.”

De acuerdo con el experto del centro comercial más importante del México prehispánico, el primer episodio de la arqueología de Tlatelolco estuvo a cargo de la antropóloga Antonieta Espejo, quien desde 1944 inició la búsqueda del momento más antiguo de la región y realizó el estudio tipológico del material cerámico. En 1946 la investigadora mexicana localizó un entierro con huesos calcinados y fue reconocida su labor en el descubrimiento de la etapa 1 del sitio.

“El siguiente episodio de la arqueología de Tlatelolco lo llevó a cabo Alfonso Caso, quien presentó su plano reconstructivo de los barrios de los calpullis de Tenochtitlan-Tlatelolco. En 1958 Adolfo López Mateos tomó el poder y decidió hacer una unidad habitacional única en su género para toda Latinoamérica, designó 1 millón 200 mil metros cuadrados para que se construyeran 130 edificios, de los cuales 28 serían para servicios públicos como la Secretaría de Relaciones Exteriores.”

Guilliem Arroyo recordó que entre 1960 y 1964 el arqueólogo Francisco González Rul se convirtió en el coordinador del rescata de esta zona arqueológica y contó con el apoyo de los arqueólogos Eduardo Matos Moctezuma, quien excavó el Entierro 14” con más de 150 sujetos en su interior, y Braulio García, quien encontró un plato con el símbolo de la guerra sagrada.

Agregó que después Eduardo Contreras Sánchez comenzó a trabajar en esa área de 1964 a 1968, en una enorme cantidad de entierros, sobre todo, en el suroeste de lo que ahora es la zona arqueológica. Ahí se localizaron esqueletos de hombre y mujer juntos conocidos como “los amantes de Tlatelolco”. “Es muy probable que en aquella guerra entre Tlatelolco y Tenochtitlan en 1473 hayan abierto los pisos y hayan enterrado ahí a quienes murieron en esta batalla. Hay muchas ofrendas con características rituales impresionantes.”

En 1987 inició el Proyecto Tlatelolco, propuesto y dirigido por el integrante de El Colegio Nacional, Eduardo Matos Moctezuma, en ese entonces Salvador Guilliem se hizo cargo de las excavaciones. “Para 1989 encontramos 54 ofrendas, 41 entierros, de los cuales 35 o 36 fueron infantes, y más de 2 mil 50 objetos. Descubrimos la escultura de Ehécatl, el dios del viento, y un pedimento a él.”

El arqueólogo puntualizó que entre 2007 y 2008 “descubrimos una enorme cantidad de restos óseos, apenas se descubrió el Entierro 380, 381 porque no hemos podido terminar. Encontramos un depósito de 1833, un entierro colectivo producto de una epidemia de cólera morbus acompañado por restos prehispánicos”.

De acuerdo con el investigador, el complejo habitacional de Tlatelolco contiene casas negras y está casi liberado. “Pretendemos abrir, que la gente pueda acceder por un camino peatonal y que observe estas casas que hemos podido fechar de 1468 a 1497.”

Comentó que otro de los proyectos que se ha desarrollado en esta zona es el del Templo Mayor, en el que se busca la analogía entre Tlatelolco y Tenochtitlan. “Gracias a los hallazgos sabemos que el Templo Mayor, el gran recinto sagrado de Tlatelolco, tiene una superficie de 400 metros por lado y no está en el centro, no está en el vértice, sino que ocupa el cuadrante Noreste de ese enorme recinto.”

“Uno de los hallazgos más felices que hemos tenido ha sido el de la caja de agua del Imperial Colegio de la Santa Cruz. La Secretaría de Relaciones Exteriores excavó sin permiso del INAH frente al convento de Tlatelolco en julio del año 2001. Encontré con un resto con la forma de un águila posada sobre un jaguar y las garras sumergidas en una corriente de agua. Otro de los nombres de Tlatelolco es Oceloapan, que significa ‘el lugar de las aguas del jaguar’.”

Afirmó que fueron más de 29 proyectos en donde se realizaron salvamentos. En la primera sección fueron pobres los hallazgos, era un área de explotación de sal. En la segunda sección, del cine Tlatelolco al recinto sagrado, en el Eje central, fueron muy frecuentes los restos de casas habitación.

“En el año 2014 detecté la construcción de un centro comercial en el templo de Ehécatl. Se trató de un templo circular de más de 14 metros dedicado a este dios. Con apoyo privado, se lograron rescatar 34 entierros, todos de carácter ceremonial, de carácter ritual, entre ellos un niño en la ofrenda central.”

De acuerdo con el arqueólogo mexicano, en 34 años de excavación en Tlatelolco no se han encontrado restos de las batallas del contacto de Europa con Mesoamérica, “de esas narraciones épicas no hemos tenido esa suerte. La suerte que hemos tenido es ver cómo Tlatelolco se convirtió en la capital de la ‘República de Indios’. Y de 1524 a 1527 se inauguró la primera iglesia, que debe pelearse con Tláhuac sobre cuál es la iglesia más antigua de la Ciudad de México. Seguramente es Tlatelolco, porque en el interior todas las pinturas que se hicieron están representadas por rostros europeos”.

Fuente: El Colegio Nacional