La biotecnología moderna ayuda en el uso responsable de la biodiversidad: Francisco Bolívar Zapata

Sostuvo que, en Estados Unidos, más del 90% del maíz, la soya y el algodón son cultivares transgénicos, porque así se reduce el dióxido de carbono en la atmósfera

Francisco G. Bolívar Zapata, miembro de El Colegio Nacional, realizó un amplio recorrido sobre el origen, los procesos de elaboración y los principales beneficios de los organismos genéticamente modificados (OGM). Expuso que los actuales cultivares transgénicos se utilizan ampliamente debido a que ayudan en la producción de alimento sanos, porque no requieren insecticidas químicos dañinos y contaminantes; además, estos organismos permiten producir medicamentos en beneficio de la sociedad.

El biólogo molecular impartió la conferencia Biotecnología moderna: organismos transgénicos y las nuevas variedades genéticamente editadas. Amplios, importantes y reales beneficios de los transgénicos en diferentes sectores, que se transmitió en vivo el seis de octubre por las plataformas digitales de la institución.

Sostuvo que “nos seguimos envenenando por el uso de insecticidas químicos, como el glifosato, que se utiliza irresponsablemente para controlar la hierba”. Para eliminar este tipo de productos en el campo, ya se cuenta con cultivares avanzados de segunda generación que permiten controlar las plagas de maleza. Subrayó que la biotecnología moderna ayuda en el uso responsable de la biodiversidad, es decir, del conjunto de seres vivos que hay en el planeta, con el objetivo de construir un entorno susténtale y saludable. “En Estados Unidos, por ejemplo, más del 90% del maíz, la soya y el algodón son cultivares transgénicos, porque así se reduce el dióxido de carbono en la atmósfera”.

De acuerdo con el Premio Príncipe de Asturias en Ciencia y Tecnología 1991, técnicas de edición como CRISPR-Cas9, utiliza la proteína endonucleasa Cas9 de origen bacteriano y otras proteínas de tipo nucleasa, para cortar el ADN de cualquier origen, lo que permite inactivar, activar o modificar cualquier gen o región de ADN en el genoma de los organismos vivos. Por lo tanto, los organismos transgénicos se construyen por ingeniería genética y por técnicas de edición del ácido desoxirribonucleico, lo que permite desarrollar las siguientes generaciones de recombinantes gracias a la biotecnología.

“Los humanos utilizamos a otros seres vivos para satisfacer nuestras necesidades de alimento, salud y vivienda, por ello se ha dañado y contaminado al planeta y su biodiversidad. De ahí la relevancia del desarrollo de la biotecnología moderna, que contribuye al estudio y caracterización científica de los organismos vivos, sus partes y sus productos”.

En palabras del colegiado, actualmente se tiene una caracterización detallada y a nivel molecular de organismos genéticamente modificados como los vegetales, que son equivalentes en su composición a los convencionales. Explicó que el maíz modificado genéticamente sólo lleva dos genes adicionales a sus más de 20 mil genes naturales, lo que impide que se genere un daño por su consumo. Recordó que los componentes biológicos fundamentales de los organismos vivos son el ADN, el ácido ribonucleico (ARN) y las proteínas. Por lo que “los organismos transgénicos son seres vivos que forman parte de la naturaleza construidos por las técnicas de edición de ADN para desarrollar la siguiente generación de organismos”.

Comentó que el ADN puede ser modificado químicamente sin alterar su secuencia de nucleótidos para regular el acceso a los genes. Gracias a las técnicas de ingeniería genética, que tienen su origen en 1973, es posible aislar y caracterizar genes específicos, es decir, fragmentos del ácido desoxirribonucleico, para amplificarlos e introducirlos a otro ser vivo mediante mecanismos de transferencia horizontal, generando así los organismos transgénicos.

“El propósito de los organismos transgénicos es conferirles nuevas propiedades importantes y específicas a los genes de los seres vivos”. Según el colegiado, sin la ingeniería genética, no se hubieran podido construir los más de cien medicamentos, también llamados recombinantes, que sustentan los importantes beneficios de los organismos transgénicos para contender enfermedades metabólicas como la diabetes y la hipertensión, ni tampoco desarrollar las plantas que permiten controlar grandes plagas de insectos y simultáneamente reducen el uso de insecticidas en el campo.

“Es importante enfatizar que todos los genes que forman parte de los seres vivos han existido en la naturaleza por miles de años. Esto convierte a los genes en parte natural de la biota, lo que significa que la construcción de OGM es posible, viable, biológica, celular, natural, molecular, responsable y ética, porque así los organismos pueden incorporar genes que tienen la misma estructura secundaria general y que no resultan extraños para el ADN”.

Enfatizó que, para confirmar lo anterior, existen especies como el molusco, un animal que vive en el mar y adquirió por transferencia horizontal la capacidad de la fotosíntesis de las plantas, por ello es verde. Pero también existen otros organismos como el camote, un vegetal naturalmente transgénico. Explicó que, gracias a este proceso denominado transgénesis, hay proteínas de origen transgénico que se utilizan en la elaboración de alimentos sanos, como las enzimas quimosinas en la producción de quesos; las pectinasas en la elaboración de jugos; las lipasas en la fabricación de aceites de pescado y la glucanasa en la producción de cerveza.

El pionero en la producción de proteínas de origen transgénico retomó las palabras del biólogo Antonio Lazcano, miembro de El Colegio Nacional, quien señaló para el diario Reforma que “sin genética, no hay país ni maíz”. “Se requiere la ciencia, el conocimiento científico, la genética, la ingeniería genética y la edición del genoma para contender las necesidades importantes de los seres humanos. Sin los organismos transgénicos y sus productos es imposible”.

El investigador emérito de la UNAM aseguró que su conferencia está sustentada en el libro Transgénicos: grandes beneficios, ausencia de daño y mitos, publicado en 2017 por el Comité de biotecnología de la Academia Mexicana de Ciencias, que contiene más de 500 hojas y más de 2 mil referencias científicas.

Fuente: El Colegio Nacional