La autonomía está en permanente evolución y debemos reafirmarla en lo cotidiano: Enrique Graue

De acuerdo con el rector de la Universidad Autónoma de Chiapas, Carlos F. Natarén, la educación superior debe ser una herramienta de ascenso social, de transformación, de movilidad y de lucha contra la pobreza

“La autonomía es un valor que se debe conquistar todos los días y, sobre todo, defender, ante su propia evolución”, comentó Enrique Graue, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al inicio de la mesa La evolución de la autonomía universitaria, que se llevó a cabo el 19 de junio y se transmitió a través de las plataformas digitales de El Colegio Nacional.

Durante la sesión, que forma parte del ciclo 2021. Centenario de la Secretaría de Educación Pública. La enseñanza: reto para el siglo XXI, coordinado por el colegiado Javier Garciadiego, se contó con la presencia de Jaime Valls, secretario General de la ANUIES, quien moderó la mesa, el rector de la UNAM, Enrique Graue; la rectora de la Universidad Veracruzana (UV), Sara Ladrón de Guevara; Carlos F. Natarén, rector de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH); Luis Felipe Guerrero, rector General de la Universidad de Guanajuato (UG), y Luciano Concheiro, subsecretario de Educación Pública.

En su participación, Enrique Graue aseveró que más allá de la búsqueda de una condición indispensable para la creación y transmisión del conocimiento, la enseñanza se debe hacer con reglas para poder avanzar hacia un mejor entendimiento del mundo, siendo indispensable para ello la autonomía, vista como un derecho y, también, como una obligación universitaria.

“La autonomía es una entelequia en permanente evolución y debemos reafirmarla y conquistarla en nuestro quehacer cotidiano”, enfatizó Enrique Graue, quien al mismo tiempo advirtió de la lucha contra “intereses ajenos a las universidades, que buscan influir en ellas con dogmas ideológicos enmascarados y cuyos propósitos son distintos de los universitarios, porque buscan debilitar la autonomía en beneficio personal”.

En ese sentido, la autonomía es un concepto dinámico, que debe ser constantemente evaluado, analizado, a fin de mantener su solidez y garantizar las mejores herramientas y escenarios, en los cuales responder a las obligaciones sustantivas de cada universidad: “la autonomía que hoy gozamos es producto de nuestro pasado y de nuestra evolución histórica, la autonomía que gozaremos será el producto de lo que debamos continuar”.

“Esa lucha es la única forma de ser ciudadano, de que tengan esa capacidad de reflexión, de poder tolerar, de poder discutir en comunidad; cada quien, finalmente, se irá formando esa autonomía individual tan importante en la misión que tenemos de formar ciudadanos”, en palabras de Garue.

Las luchas universitarias

Sara Ladrón de Guevara, en su intervención, se refirió a los diferentes esfuerzos que han realizado para defender una autonomía apenas ganada en 1996 y que derivaron en otros logros para la institución.

“Hubo un gobierno que simplemente no otorgaba el subsidio que correspondía a la Universidad Veracruzana, ni el estatal ni el federal que guardaba en sus arcas. Entonces se emprendió una lucha por su defensa y en marzo de 2016, mi discurso frente a la multitud en la plaza Lerdo, en el corazón de Xalapa, se inició con tres frases: Nos deben el derecho a soñar. Nos deben la esperanza de un mejor futuro. Nos deben la confianza en las instituciones.”

A partir de la lucha por el recurso que les correspondía, también se enfocaron en una autonomía presupuestal, al grado de lograr una reforma a la constitución política del estado de Veracruz, en donde, entre otros aspectos, no sólo les daba la posibilidad de nombrar a sus autoridades, sino la autonomía presupuestal con un porcentaje fijo y la obligación de no disminuirlo con respecto al año anterior.

“Esto es inédito en las universidades: nosotros tenemos un presupuesto proporcionado, de tal forma que no dependemos de quién llega a la gubernatura, quién está en la legislatura o quiénes asumen la rectoría de la Universidad. Es por ley que se establece el presupuesto y es eso lo que nos da libertad.”

“Además de esa autonomía presupuestaria, logramos una reforma más a la constitución política del estado, publicada el jueves 6 de septiembre de 2018 y se adicionó la fracción VII, que corresponde al Artículo 34: el que define quiénes tienen derecho de iniciar leyes o decretos y la UV no lo tenía, ahora se le otorgó el derecho a presentar iniciativas en todo lo relacionado a su autonomía, organización y funcionamiento.”

Las modificaciones constitucionales devienen de la lucha de los universitarios ante la legislatura estatal, ante el gobierno y con una manifestación pública reiterada por la defensa de la autonomía de la Universidad Veracruzana, “que no sólo significa el nombramiento de sus autoridades, ya muy importante, sino también la autonomía presupuestaria y el derecho a la autolegislación”, recalcó Sara Ladrón de Guevara.

Por su parte, Carlos F. Natarén, rector de la Universidad Autónoma de Chiapas, recordó que en la entidad hay factores vinculados de forma muy estrecha con la educación superior: ser una herramienta de ascenso social, de transformación, de movilidad, de lucha contra la pobreza; consolidar la idea de que la educación superior puede generar un progreso o generar una transformación de la región, y la formación ciudadana, indispensable para marcar la diferencia entre la manera de ser y la cultura de una región.

Así, la nueva constitución de Chiapas, en el 2016, incorpora ya una referencia directa a la universidad y a su función de transformación social, con el respaldo para sacar una nueva Ley orgánica que sustituyó a una que ya tenía más de 30 años, lo cual ha permitido fortalecer e impulsar la autonomía regional.

“Dicen que ‘el diablo está en los detalles’ y son justamente estos detalles los que permiten garantizar este tipo de autonomías, como por ejemplo que el ingreso a la universidad como profesor de carrera sólo será a través de concurso, eso pone a salvo a la universidad y a las autoridades universitarias, de muchas presiones, porque garantiza un paso hacia la calidad de los profesores.”

“Otro de los detalles son los requisitos para ser rector: en la normatividad anterior a esta Ley orgánica, el rector tenía menos requisitos que ser director de una facultad o escuela, eso ha cambiado y permite moverse hacia un escenario donde quién ocupe la responsabilidad de dirigir una universidad tiene que tener forzosamente la trayectoria y el trabajo al interior de la universidad.”

Desde su perspectiva, la autonomía está condicionada al tema de la autonomía presupuestal, a establecer un presupuesto mínimo en la Constitución como una meta, sin olvidar la importancia de enfrentar las amenazas externas, en particular, las políticas, a fin de tener las condiciones necesarias para defender valores universitarios.

“La función de la inclusión social, de tomar como base la diversidad cultural, para construir la función universitaria es esencial; en nuestro caso, la cobertura educativa en esta región del país es un desafío que tenemos que abordar, el hecho de que solamente uno de cada cuatro o menos de uno de cada cuatro de las jóvenes y los jóvenes en esta región tenga acceso a la educación superior tiene que modificarse y por lo tanto la autonomía universitaria, ejercida responsablemente, tiene que estar planteada desde la idea de la inclusión.”

De acuerdo con el doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, en este tiempo de la igualdad entre hombres y mujeres, en la región se debe asumir esa responsabilidad como una lucha contra el racismo y contra la discriminación, “que permita a la universidad abrir sus puertas a grupos que están en situación de vulnerabilidad”.

“Definitivamente, la autonomía tiene que ser como la posibilidad de que la institución reflexione sobre su misión, sobre su trabajo, en torno a los desafíos que enfrenta la sociedad y, en ese sentido, construir una respuesta que colabore, que sea capaz de operar en la transformación de la sociedad de la región.”

La autonomía, un punto de partida

El rector general de la Universidad de Guanajuato, Luis Felipe Guerrero, reconoció que la autonomía universitaria ha sido producto de una gran lucha de las propias comunidades universitarias, con algunas diferencias, en las más recientes como una consecuencia natural por una lucha que iniciaron otras instituciones y por la legitimación que han logrado algunas universidades.

“A la autonomía también tenemos que verla como un gran proceso evolutivo y, en su reconocimiento formal, pero también material. Recuerdo hace algunos años, que había una situación polémica en el estado, que incidía en la autonomía universitaria y un maestro me dijo: ‘fui rector cuando la universidad no era autónoma, me designó el gobernador, pero una vez hecha esa designación, la universidad ejercía su autonomía’. Entonces, no es suficiente con que esté en el texto de una ley, es mucho más que eso: es un punto de partida, pero no es suficiente.”

Asimismo, destacó que desde 1980 a la fecha, la autonomía universitaria ha convivido con un régimen constitucional más amplio: la rectoría de la educación la tiene el Estado en su conjunto y las universidades autónomas cuentan con autonomía y libertad, pero no son instituciones aisladas de un bien común, y se debe propiciar un desarrollo armónico entre ambos aspectos, para no desvirtuar el concepto de autonomía y “que se entienda que la autonomía representa un margen aparte del rumbo que debe tener el país”.

“Somos universidades autónomas, pero no autosuficientes. Somos universidades autónomas, pero nos sostenemos con recursos públicos y eso conlleva corresponsabilidad: la responsabilidad del gobierno para que las universidades ejerzamos a plenitud nuestra autonomía, y la responsabilidad de las instituciones autónomas para estar a la altura del ejercicio de ese recurso que se nos brinda para poder desarrollar los fines superiores; esto es fácil de decir, pero no es tan sencillo de ejecutar.”

Frente a ello, recalcó Luis Felipe Guerrero, no es suficiente con defender referentes como derechos humanos, inclusión o igualdad, como objetos de estudio, sino que deben suceder primero al interior de las instituciones, porque “si no quedamos deslegitimados para plantear lo que debe suceder afuera”.

Para finalizar la mesa, Luciano Concheiro, subsecretario de Educación Pública, ofreció un recuento de la defensa de la autonomía, ligada a lucha por las libertades y la democracia, como las referencias 1968 y “la heroica defensa de la autonomía precisamente desde la UNAM, al igual que los festejos que acabamos de hacer en este mismo mes del 10 junio de 1971”.

“Sin embargo, falta subrayar que, en 1971, el centro era la autonomía universitaria, referida a la autonomía de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y la democratización de la enseñanza como un término fundamental, con esta idea del papel de la transformación que actúa desde nuestras instituciones hacia la transformación de la sociedad.”

Al reflexionar sobre el presente, aseguró que la pandemia se convirtió en un acontecimiento central en la autonomía universitaria, en términos de las perspectivas de cambio de las instituciones, sobre todo en torno al papel de las universidades, llamadas a superar ya no solamente el modelo medieval o el modelo napoleónico.

“Creo que la autonomía hay que reclamarla y ejercerla en términos de las libertades en torno al tema de la investigación, la libertad de investigación, la libertad irrestricta que debe existir de cátedra, pero en su conexión social. La autonomía de gestión administrativa es muy importante, hay que avanzar para el conjunto de las instituciones de educación superior utilizando este planteamiento central”, a decir de Luciano Concheiro.

Fuente: El Colegio Nacional