Exponen los retos que enfrenta la arquitectura fantástica del jardín surrealista de Xilitla

Leal señaló que la arquitectura fantástica surge de la imaginación y que su función no es necesariamente utilitaria

Un régimen de lluvias intensas, vegetación portentosa en un suelo irregular que sostiene estructuras de concreto y piedra “pesadísimas”, así como “un empirismo constructivo absoluto”, son algunas de las características que definen al jardín escultórico surrealista de Las Pozas, construido por el británico Edward James en la región huasteca de Xilitla, en San Luis Potosí.

Así lo expuso el arquitecto Xavier Guzmán Urbiola, al participar en la conferencia “Arquitectura fantástica” que formó parte del ciclo Las otras arquitecturas, coordinado por el arquitecto Felipe Leal, miembro de El Colegio Nacional; también participó el arquitecto Javier Senosiain, creador de la Casa Orgánica.

“Si los surrealistas hablaban de la escritura automática, estamos ante una suerte de arquitectura que se construye de manera automática”, señaló Guzmán respecto al jardín escultórico, ejemplo de arquitectura fantástica, heterodoxa y “raro ejemplo que tenemos la maravilla de poseer en México como patrimonio”.

Sin embargo, dijo, existen una serie de factores que deben tomarse en cuenta para conservar la obra, declarada como Monumento Artístico por el INBAL el 30 de noviembre de 2012: “En la zona sur de la Huasteca potosina, La época de secas se presenta de noviembre a junio, aproximadamente; y la de lluvia de junio a noviembre. Esto no quita, por la ubicación de México, que haya tormentas atípicas por los ciclones”.

“Como llueve de esa manera, hay un segundo factor: una vegetación verdaderamente portentosa. Árboles de cerca de 35 metros que compiten entre sí para captar el sol y, por lo tanto, que enraizan de una manera feroz y se comen las estructuras de James Edward: helechos, piñas nonas, lianas, plantas parásitas y, en medio de todo eso, las estructuras de Edward James. La consecuencia, sobre todo en las tormentas atípicas, es que en minutos los árboles cambian de peso y se han llevado edificios de Xilitla y provocado accidentes”.

El tercer factor de riesgo para el edén surrealista, construido en la década de los sesenta, señaló Guzmán, es que “la formación del suelo es singularísima. Son rocas calizas sedimentadas en lajas, con lodo o barro intermedio. Hay piedra, laja irregular en pavimentos, en taludes, en escalones, pero esa piedra proviene de formaciones geológicas, dicen ellos, sinclinales y anticlinales”.

Un cuarto factor es que “a estos hombres se les ocurrió construir con concreto y piedra unas estructuras pesadísimas, un patrimonio maravilloso, riquísimo, único en el mundo, pero que tiene estos problemas. Y entonces agreguemos un quinto elemento: un empirismo constructivo absoluto, nulos estudios previos de geotecnia, el estudio del suelo para construir, cimentaciones muy elementales, zapatitas. Como es una arquitectura que crece como los nautilus, con las varillas expuestas sin proteger y completamente estalladas”.

Constituido por 39 estructuras de diferentes tamaños y escalas, el jardín de Xilitla fue financiado por Edward James, un británico de familia acomodada que había sido mecenas de Salvador Dalí y de Rene Magritte. “Huyendo de un divorcio terrible y de la guerra, llega en el año 44 a México, y en Cuernavaca, Morelos, conoce a su gran amigo de toda la vida, Plutarco Gastelum Esquer”.

“Entre 47 y 48 compra una serie de propiedades en Xilitla y, por entonces, construye su primera cabaña para vivir en el lugar. Diez años después reunió cerca de 50 mil metros cuadrados, y empieza a construir por gusto. En 1966, una helada arrasó su colección de orquídeas que tenía, y, por lo tanto, él y Plutarco Gastelum, que viene haciendo ensayos empíricos de arquitectura, decidieron construir algo más permanente”.

Actualmente, agregó, Las Pozas son propiedad de la Fundación Pedro y Elena Hernández y desde el 2007 se implementó un plan de manejo, “se hacen revisiones periódicas a las estructuras y al conjunto y aquí hay que destacar la gran generosidad de la empresa Colinas de Buen. Sólo se permiten visitas en grupo encabezadas por un guía, porque hoy afronta una verdadera masa de turistas y son estructuras, a pesar de ser de concreto, muy frágiles y en parte peligrosas”.

Surgidas de la imaginación

Del Parque de los monstruos en Bomarzo, Italia, a algunos ejemplos de Gaudí en Barcelona o el Hotel Posada del Sol, en la colonia Doctores de la Ciudad de México, pasando por el jardín escultórico de Edward James en Xilitla, la arquitectura fantástica tiene “diseños imaginativos y utópicos que no están limitados a la realidad física, surgen de una potente imaginación”, consideró el colegiado Felipe Leal como prólogo de la charla.

En ella, argumentó, también interviene “la creatividad de tradiciones y elementos míticos, diseñando estructuras que parecen imposibles en el mundo real, como ciudades flotantes o ciudades submarinas, creando ambientes sublimes”.

“La arquitectura fantástica suele incorporar significados y temas simbólicos, por ejemplo, las obras reflejan a una sociedad o cultura específica para transmitir una sensación sobrenatural. El uso del color, las formas y texturas transmiten significados y una serie de razones”, definió.

La mitología y la memoria, señaló Leal, desempeñan un papel fundamental en la configuración de la arquitectura fantástica. “El mundo fantástico se basa en mitos y leyendas de diferentes culturas y países, por ejemplo, la arquitectura de la antigua Grecia, la medieval, la gótica, ha inspirado a muchos de estos espacios fantásticos que hoy nos ocupan. En la historia hay memorables ejemplos de arquitectura fantástica, de monumentos a proyectos que se pusieron grandes desafíos estructurales o sirvieron para hacer una crítica social, rendir tributo o empujar un cambio o paradigma”. Pero también hay un elemento artístico:

“La fusión de imaginación permite la creación de obras únicas e imponentes que reflejan la cultura e inquietudes de los creadores y de la sociedad de su momento, aunque no siempre es factible para todos los entornos, esta arquitectura tiene un impacto significativo. Esta disciplina no es de una arquitectura ortodoxa, sino más bien heterodoxa, camina por otro lado. No es únicamente lo práctico, sino que esta arquitectura puede ser una alternativa que además de utilitaria, lleva detona la imaginación”.

Ese es el caso del arquitecto mexicano Javier Senosiain, expuso algunos de sus proyectos emblemáticos, creados a lo largo de 45 años de trabajo. El proyectista recordó que tuvo la fortuna de contar entre sus maestros a Mathias Goeritz y a Ernesto Gómez Gallardo, con los que elaboró sus primeros proyectos, en los que ya se observaban las ideas estéticas que ha cultivado: “Viendo a toro pasado, algunas obras recientes que hemos realizado, seguimos un poco sobre lo mismo”.

De esas ideas surgió en 1984 la Casa Orgánica. “En el acceso hay un periscopio para que desde la cocina se vea quién está tocando la campana, hay un nicho para dejar los zapatos, está la sala, el comedor y la cocina. Uno pasa por un túnel con claraboyas de barco, para iluminar y ventilar, y se llega a la recámara; se pasa el vestidor y el baño. Es como si fuera una serpentina que va envolviendo los diferentes espacios. La intención fue casi con un solo muro ir envolviendo estos espacios”.

Con concreto armado y un esqueleto de varillas, como hacía Félix Candela, se forma la estructura, después “se le aplica el mortero —no lleva grava—, cemento y arena con una lanzadora, hasta dar 5 centímetros de espesor. Lo que le da la resistencia es la forma, como el cascarón de huevo, es muy rígido por la misma forma. Lo que vemos arriba es una estructura toral, que tiene doble curvatura, del lado derecho es como la silla de montar a caballo, el paraboloide hiperbólico, que también tiene la doble curvatura”.

Después se pone tierra encima “que es un magnífico aislante térmico y acústico, se impermeabiliza y, posteriormente, se depone el pasto. Prácticamente el 100% del terreno queda verde, quizás hasta un poco más por los taludes. Y lo que es el pasto, los árboles y los arbustos producen oxígeno, que rechaza la contaminación y se crea un microclima. La vegetación filtra el polvo, el dióxido de carbono y la temperatura llega a 19 y 21 grados durante todo el año”.

La intención y el objetivo, explicó, “fue hacer espacios que se adaptaran al cuerpo humano, al ser humano. Viene mucho de la naturaleza, un ejemplo de tres animales cómo hacen su morada: un animal de aire, el ave, la hembra se echa, el macho va por los materiales y coloca paja o barro alrededor del pecho de la hembra, que gira y, con su pecho, va moldeando su nido que se adapta a su cuerpo y a sus necesidades”.

“Un animal de tierra es el conejo. Con su cuerpo esculpe su morada, que también se adapta a su cuerpo. Y un animal de agua: el molusco, que con su baba y su excremento moldea su concha que adapta a su cuerpo”.

“La función, en el caso del molusco y su fisiología, necesita crear un espacio con la estructura y la forma, no es más que el reflejo de la estructura en el exterior. Aquí, de alguna manera, a veces nombro que son los cuatro pilares de la arquitectura: la función, el espacio, la estructura y la forma. De alguna manera, quizás indirectamente o a posteriori, nos hemos dado cuenta que así se realizó esta vivienda”, explicó Senosiain.

Fuente: El Colegio Nacional

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