Estrategias para los próximos gobiernos: Transporte público eléctrico

Jesús Antonio del Río Portilla

Las noticias sobre el acuerdo final de la COP 28 no fueron tan buenas. Como decía en estas líneas la semana pasada[1], en torno a la redacción que promovían las organizaciones sociales y la mismo Unión Europea, la propuesta inicial incluía el establecimiento de la fase de salida del desarrollo económico basado en los combustibles fósiles. En lugar de esta frase a todas luces necesaria, los intereses de los grupos que basan su riqueza en el usufructo de los combustibles fósiles consiguieron limitar la frase y el acuerdo se concluyó con la invitación a transitar hacia la salida de los combustibles fósiles. Tengo que decir que por primera vez se menciona explícitamente a los combustibles fósiles. Aunque no parezca congruente, ningún acuerdo de las anteriores COP ponía en tela de juicio a los combustibles fósiles, solamente se hablaba de aumentar la eficiencia o disminuir el uso de energía o de promover a las renovables; pero nunca se había mencionado la salida de los combustibles fósiles. Así que un acuerdo en la dirección de ya no usar los combustibles fósiles en la COP 28 parecía ser un avance.

Claramente la declaratoria de transitar hacia la salida es muy limitada y se requerirá un mayor esfuerzo por parte de las zonas geográficas que tienen la posibilidad de iniciar la salida de los combustibles fósiles, pero que no tienen los recursos financieros para hacerlo.

Debemos notar que estas estrategias de clausura de las fuentes energéticas basadas en los combustibles fósiles y su sustitución por fuentes renovables pueden ser implementadas en las regiones que no han tenido el mayor beneficio del uso de los combustibles fósiles. Resulta contraintuitivo que las regiones con menor desarrollo son aquellas donde los recursos energéticos renovables son más abundantes. En cambio, las regiones donde se han usado mayormente estos combustibles para energizar la economía actual, no tienen la abundancia de las fuentes renovables. También es necesario que las grandes economías disminuyan drásticamente su consumo energético, pues sus economías no son eficientes. Por ejemplo, la economía de Estados Unidos genera la mitad de riqueza que México con la misma energía.

Uno de los acuerdos de la COP 28 que puede ayudar a que las regiones de mayor vulnerabilidad y con mejor disposición de fuentes renovables consiste en el fondo económico para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático y a reducir sus emisiones. Este acuerdo estableció un objetivo de movilizar 100,000 millones de dólares anuales para la acción climática en los países en desarrollo para 2023. Aunque, este acuerdo puede no ser cumplido como en los años anteriores, en las regiones de América Latina debemos estar preparados para contar con las estrategias y proyectos específicos que atiendan el llamado de la sustitución de los combustibles fósiles.

Por esta razón, sugiero que las actuales personas precandidatas a los puestos de gobierno tanto municipales, como estatales y federales definan estrategias de salida para los combustibles fósiles. En esta estrategia se puede considerar que el petróleo puede ser usado para la fabricación de materiales útiles sin comprometer la composición de la atmósfera y propiciar el cambio climático al ser quemado.

En muchas partes del mundo, el cambio de las flotillas de autobuses y camiones de combustión interna por su versión eléctrica está siendo una de las principales estrategias. Existen estudios que concluyen que el valor presente neto de la inversión de esta sustitución es más alto que la inversión para el remplazo de modernos de los mismos vehículos de combustión. Insisto, económicamente es conveniente sustituir los vehículos actuales por eléctricos. Adicionalmente, si estos vehículos de transporte público consideran la opción de intercambio de baterías en lugar del sistema de carga de baterías, todavía las ventajas ambientales y económicas aumentan.

Tan breve y tan sencillo, estoy proponiendo que empecemos con transformar nuestros sistemas de transporte público hacia la electromovilidad. Esta propuesta es ambiental, económica y socialmente redituable y, al final, contribuirá con los objetivos planteados en la COP y a mejorar la salud física y mental de la población. Los vehículos eléctricos son menos ruidosos, no emiten gases de efecto invernadero durante su recorrido y tampoco calientan el entorno. Los planes de gobierno deben incluir este tipo de alternativas y estrategias para apoyarse en el financiamiento externo que será ofrecido en el futuro cercano.

Las estrategias de electrificación del transporte público deben ser acompañadas por la transformación de las infraestructuras en las ciudades para facilitar la movilidad no motorizada.

Por supuesto que para establecer estos planes existen instituciones de educación superior e investigación en México y en toda América Latina que pueden asesorar.

Enfatizamos que es más importante tener los proyectos listos y armados para solicitar el financiamiento para el desarrollo que solicitar apoyo para hacer frente a las pérdidas y daños causados por el cambio climático. La devastación causada por Otis hace unos meses es un ejemplo de la devastación que será más frecuente causada por la energía almacenada en la atmósfera y la falta de previsión de nuestra sociedad.

Hasta hoy, no hemos sufrido catástrofes en todas las regiones de América Latina, pero de no actuar las veremos y muy frecuentemente.
Definamos estos planes y votemos por las personas que los promuevan. Es tiempo de escuchar propuestas que abonen al bienestar social, estas líneas aportan a la discusión.

[1] https://delrioantonio.blogspot.com/2023/12/no-buenas-noticias.html

Fuente: delrioantonio.blogspot.com