Enemigo de la quimioterapia

Wendolín Collazo Rodríguez

Uno de los mayores problemas en la lucha contra el cáncer es que en algunos casos los tumores resultan resistentes a las terapias diseñadas para su tratamiento, lo cual podría explicar por qué esta enfermedad requiere de una combinación de alternativas médicas para atenderla.

El objetivo principal de las quimioterapias es conseguir la muerte de la célula tumoral, para ello es necesario que la mayor cantidad de fármaco activo posible llegue a nivel de su blanco molecular en el interior de la célula. Cualquier circunstancia que se interponga puede ser causa de resistencia.

Como parte de un análisis de la agresividad de un microambiente inflamatorio en un tumor, un grupo de investigación del Departamento de Biomedicina Molecular del Cinvestav identificó un gen llamado BIRC3, que participa en la resistencia a los tratamientos utilizados contra cáncer de mama, específicamente con la doxorrubicina, medicamento ampliamente utilizado en quimioterapia.

Este fármaco se administra tanto en la terapia pre-operatoria, a fin de disminuir el volumen tumoral para hacerlo operable, así como en la terapia post-operatoria, donde se utiliza como tratamiento contra las células cancerosas que pueden haber quedado o que se hayan propagado. Sin embargo, algunos pacientes no responden de manera positiva a la terapia.

“Lo que observamos en el laboratorio fue que cuando el gen BIRC3 aumenta en las células cancerosas con un fenotipo agresivo, participa disminuyendo la eficiencia de los tratamientos donde se usa la doxorrubicina. Este medicamento actúa intercalándose en el ADN, inhibiendo la proliferación y generando alertas para que las células programen la apoptosis (proceso de muerte celular)”, mencionó Mónica Mendoza Rodríguez, investigadora invitada del Cinvestav.

Los resultados de esta investigación demuestran que la inflamación es un factor de gran importancia en la resistencia a los fármacos, debido a que desencadena la expresión de diversos genes participantes, los cuales al aumentar no permiten que las células cancerosas mueran y evita que éstas respondan a los estímulos que se desencadenan por el uso de quimioterapéuticos.

Para realizar el estudio, los científicos realizaron un modelo celular derivado de cáncer de mama, el cual se obtuvo a partir del estímulo constante de la interleucina 1-beta (citosina pro inflamatoria), sobre células cancerosas que no eran invasivas y que respondían a los tratamientos. Como resultado se obtuvo una línea celular con características de metástasis y resistente a fármacos que se utilizan para el tratamiento de este tipo de cáncer.

Mónica Mendoza, quien pertenece al grupo de trabajo de Isaura Meza Gómez, investigadora del Cinvestav, explicó también que en las células con el fenotipo agresivo se realizó un análisis de secuenciación masiva, el cual permitió conocer de manera amplia los genes que se estaban aumentando y disminuyendo en este modelo celular.

“Uno de los genes que más se aumentó por el estímulo de esta citosina fue el gen BIRC3, que se sabe participa en la inhibición de la apoptosis, la cual debería de llevarse a cabo cuando las células que no son resistentes responden a los tratamientos”, afirmó la investigadora.

Empleando ingeniería genética, apuntó Mendoza Rodríguez, observamos que al inhibir la expresión de este gen las células cancerosas se vuelve más sensibles al tratamiento y pueden ser destruidas, por lo que parte de la investigación está encaminada a analizar otros fármacos y genes que nos ayuden a entender y ampliar más el panorama de cómo un microambiente inflamatorio puede generar agresividad en un tumor.

De acuerdo con la investigadora, conocer estos mecanismos daría la oportunidad de desarrollar terapias encaminadas a mejorar los tratamientos que existen en la actualidad para beneficio de los pacientes, por lo que el gen BIRC3 podría ser un posible blanco terapéutico en tumores de mama.

Este cáncer es una de las neoplasias malignas más frecuentes y una de las primeras causas de muerte a nivel mundial, tan sólo en México anualmente se reportan seis mil decesos y se presentan alrededor de 23 mil casos nuevos, es decir 60 nuevos casos al día, según cifras de la Secretaría de Salud.

Para combatir el cáncer, la investigación enfocada en el desarrollo y validación de marcadores biológicos resulta de gran ayuda para adecuar los tratamientos y la prevención a los pacientes individuales, lo que repercutirá en los costos que genera la atención de este padecimiento. De manera particular, los estudios genéticos y de biología molecular ofrecen un camino hacia pronósticos y tratamientos más eficaces que pueden impactar en programas de salud pública.

Fuente: Revista Avance y Perspectiva