En un mundo de extinción. ‘¿Qué nos espera a futuro?’: Santiago Ramírez-Barahona
“Se cuenta una historia evolutiva de las especies distinta cuando se agregan fósiles, es una historia de extinción”, sostuvo Ramírez-Barahona
“Somos los testigos desafortunados de la extinción acelerada de un gran número de especies animales, vegetales y, aunque se habla muy poco, también de hongos”, es en este contexto que se lleva a cabo la conferencia “Historias evolutivas en un mundo de extinción”, señaló Antonio Lazcano, miembro de El Colegio Nacional, al dar inicio a la sesión impartida por el biólogo Santiago Ramírez-Barahona.
En su ponencia, el investigador titular del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México se refirió a los helechos arborescentes, un grupo de plantas con el que ha estado obsesionado en los últimos 20 años, y a su distribución geográfica en el planeta. “Darwin decía que la distribución geográfica era uno de los pilares de la Teoría de las Leyes de la Creación, nos dice mucho sobre la historia evolutiva de las especies y de su historia”.
Ramírez-Barahona se planteó las preguntas ¿Qué hacemos si la extinción está borrando constantemente la historia evolutiva? y ¿Qué historias estamos contando en un mundo de extinción? Aseguró que la historia del planeta es dinámica en términos geográficos, lo que se ve reflejado en la evolución de las especies. Después de hacer una investigación con sus colegas, el biólogo mexicano “dividió al planeta en cuadritos y lo separó en tres reinos según su flora: holártico, holotropical y austral. Lo anterior muestra que la distribución actual de las especies nos dice algo, pero la extinción mantiene muchas cosas escondidas”.
Señaló que hoy en día los helechos arborescentes viven en bosques tropicales húmedos de montaña. Sólo muy pocos se extienden al norte o al sur del planeta. “Parecen palmeras, pero no lo son; son arborescentes, pero no son árboles. Este grupo tiene alrededor de 220 millones de años de evolución, es decir, ha evolucionado en el contexto de toda la fragmentación de Pangea, ha visto la evolución completa de vertebrados como los mamíferos y ha sido testigo de mucha extinción, la más famosa es la caída de meteorito hace 66 millones de años. Los helechos vieron el surgimiento y exterminio de los dinosaurios”.
“Uno de los supuestos fundamentales que tenemos en biología evolutiva es que los datos actuales son suficientes para contar una historia. A partir de la distribución actual de los organismos, yo puedo contar su historia evolutiva y un caso prototipo de lo anterior es la distribución de los encinos, que se encuentran en el norte del planeta, pero se han encontrado fósiles en otras regiones”, detalló el especialista.
Agregó que casi todos los helechos viven en el sur del planeta y hay algunos cuantos que han logrado invadir o colonizar regiones al norte. La historia muestra que estas especies empezaron en la Antártida y Australia, que estaban unidas hace 200 millones de años, y de ahí empezaron a moverse. Sin embargo, existen fósiles de la especie en otras regiones del mundo lo que significa su existencia más allá de donde iniciaron.
“Se cuenta una historia evolutiva distinta de las especies cuando se agregan los fósiles, básicamente es una de extinción”, subrayó. Explicó que la desaparición de los helechos en otras partes del mundo que no son el sur pudo deberse al enfriamiento global del planeta, lo mismo que ocurrió con las palmeras. Al menos eso muestran los fósiles. Pero ¿qué ocurre cuando no se tienen datos de un registro fósil de una especie? “Sabemos que existieron especies, pero que no fosilizaron y que tienen una memoria actual muy parcial, uno de los ejemplos más claros de este fenómeno es la familia cactácea, que no tiene ni un sólo registro antiguo”.
“Por más que se tenga un registro fósil, siempre habrá algo que no se puede ver, un pedazo de la historia con el que no se cuenta. Hay que replantearnos cómo pensamos, vemos y entendemos el pasado. En un mundo de extinción, contamos historias parciales, sesgadas y sólo de los vencedores”, sostuvo el investigador.
Puntualizó que “estamos topándonos con las imperfecciones de los datos que tenemos a la mano y las deficiencias de la documentación del pasado”. Por eso es importante preguntarnos ¿qué tanto esas historias dependen de estos elementos? “Si sabemos que la extinción está borrando cosas, qué es lo que nos espera a futuro”, finalizó Santiago Ramírez-Barahona.
Fuente: El Colegio Nacional