En las Galápagos, “hay la sensación de estar en un punto clave en la historia de la biología y de la ciencia en general”: Antonio Lazcano
Combinado con la atracción que, para mí, siempre ha tenido la figura de Darwin, ciertamente las Galápagos se han convertido en una segunda o tercera casa mía”: Antonio Lazcano
La sesión llevó en su título su principio, desarrollo y destino: Las Islas Galápagos: un diálogo entre una poeta y un científico, en la que Malva Flores y Antonio Lazcano hicieron un recuento de los diversos momentos de acercamiento a un territorio rico en biodiversidad y en metáforas, como parte del ciclo Los viernes de la evolución, coordinado por José Sarukhán y el propio Lazcano, ambos integrantes de El Colegio Nacional.
La conversación, que fue moderada por el también colegiado Christopher Domínguez Michael, se transmitió en vivo el 6 de agosto, a través de las plataformas digitales de la institución. En ella, cada uno de los participantes señaló cómo han sido sus aproximaciones literarias y físicas, como en el caso de Lazcano, a este lugar.
“Recuerdo muy bien que la primera vez que llegué a una de las cumbres mundiales de la evolución, me preguntaron antes sobre qué pensaba hacer al llegar a las Galápagos; mi respuesta fue que haría lo mismo que Juan Pablo II cuando arribaba un lugar nuevo: hincarse y besar el suelo. Cuando bajé del avión, me hinqué, aunque el suelo estaba un poco sucio, preferí no besarlo, si bien hice la finta de hacerlo.”
De esa manera, Antonio Lazcano aceptó conocer muy bien algunas de las islas Galápagos, las que se pueden visitar, porque hay unas que son un territorio vedado hasta para los investigadores: “sí hay la sensación de estar en un punto clave en la historia de la biología y de la ciencia en general”.
La poeta e investigadora de la Universidad Veracruzana (UV) hubiera querido ser bióloga de niña, sobre todo porque vivió muchos años en los laboratorios de biología de la UV, donde trabajaban sus padres, “es algo que siempre me ha emocionado”, en palabras de la autora del libro Galápagos, publicado en 2016, un libro que “nació por una cuestión azarosa”.
“Me enojé con un amigo querido que vive en una isla y que siempre me está corrigiendo. Un día me enojé tanto que escribí un poema en el que me burlaba de sus correcciones, lo situé solo y su alma, en un risco, y decidí que era el censor.”
En ese tiempo, Malva Flores estaba leyendo El viaje de un naturalista, en cuyo epígrafe, Darwin dice que todos los organismos tienen cierto grado de parentesco, con lo cual pensó en las Galápagos como una república de las letras y que, así como tenía a un amigo en una isla, podía poner a otros en las distintas islas del archipiélago a las que ella misma llegaría de manera azarosa, “casi como resultado de las presiones de selección entre los individuos”.
“Lo que me entusiasmaba mucho era la posibilidad de escribir un libro, en donde pudiera recuperar esa emoción que hemos sentido todos cuando leemos cosas acerca de las islas, que siempre son como misteriosas y encantadas, a donde uno llega casi de manera cinematográfica.”
Escenarios cinematográficos
En los viajes realizados a las Islas Galápagos, Antonio Lazcano se ha encontrado con una población hospitalaria, aun cuando algunas de las islas se han convertido en lugares de turismo, lo que terminará por acabar con ellas.
En un segundo viaje, evocó el colegiado, también a una reunión científica, fueron a ver una isla visitada por muy pocos seres humanos, porque no dejan que cualquiera desembarque; sin embargo, no todo es comodidad en el lugar:
“Yo hago biología teórica, me gusta comparar secuencias, hacer uno que otro análisis de laboratorio, pero para ir a las Galápagos sí hay que ser una persona a la que le guste tener agua corriente a ciertas horas, dormir casi a la intemperie: sí exige un interés por los viajes y una devoción por la historia de la ciencia”, comentó el investigador durante el diálogo.
Al referirse a la magia que se puede encontrar en una isla, como el escenario casi cinematográfico planteado por la poeta Malva Flores, Lazcano se refirió a que en una relectura de la Ilíada se dio cuenta de un hecho que hasta emparenta a la obra con nuestro tiempo: la obra, es decir la historia de occidente, comienza con una epidemia, cuando el dios Apolo empieza a ensartar con sus saetas a los griegos.
“Antes de esta charla, me di cuenta de que las islas juegan un papel central en la Ilíada y la Odisea: coincido en que las islas tienen esta aura misteriosa de llegar a un universo que es cerrado en sí mismo, donde la gente necesita de un barco o de un avión para poder salir. Combinado con la atracción que, para mí, siempre ha tenido la figura de Darwin, ciertamente las Galápagos se han convertido en una segunda o tercera casa mía.”
En su narración, el colegiado aceptó que las islas sí terminan siendo muy agrestes, “la definición que hace Malva en su poemario es absolutamente espléndida, porque la gente espera un trópico desenfrenado, lo que es cierto en algunas partes de las islas”, como sucede en una de esas islas, en la que hay un pequeño volcán en erupción permanente y al pasar por ahí de noche, “uno sí siente que está frente a algo muy primario”.
“Cuando vi eso por vez primera pensé en esa fascinación que los volcanes también ejercen. Entonces, tener una isla con un volcán, entre el fuego y el mar, eso suena casi como si viéramos a la naturaleza haciendo alquimia de los cuatro elementos en los que ya nadie cree.”
Durante la sesión Las Islas Galápagos: un diálogo entre una poeta y un científico, Antonio Lazcano habló del volumen Viaje de un naturalista alrededor del mundo, de Charles Darwin, como uno de sus primeros acercamientos a las Islas Galápagos, un libro que definió como “absolutamente espléndido” y recomendable como una lectura introductoria para todos los que después se quieren acercar al origen de las especies.
“Darwin escribió un libro en el que realmente uno se embarca con él, uno sufre con él, uno goza con él y va viendo este placer extraordinario de una mente joven abierta, que va viendo evidencias que acumula en su mente y comienza a integrar.”
Un libro al que el especialista ha vuelto varias veces, al igual que lo ha hecho con otro clásico, como lo es El origen de las especies, a diferencia del anterior, “un libro muy denso, porque Darwin se sintió obligado a resumir su teoría, le dio terror perder la prioridad de la idea de la selección natural, que ya flotaba en el ambiente”, resaltó Antonio Lazcano.
Fuente: El Colegio Nacional