El saludo, una microfelicidad al caminar

Jesús Antonio del Río Portilla

De los placeres que hemos perdido con la actual vida que llevamos en las ciudades de México es el disfrute de caminar por ellas. Les puedo platicar que tuve la oportunidad de vivir un año en Londres, donde no usé el automóvil todo ese tiempo y me movilicé mediante el transporte público o caminando. El poder desplazarme con seguridad y tranquilidad por esa gran urbe para conocer sus diferentes vecindarios y las grandezas de otro tiempo, pero que permanecen de pie y en uso para las actuales personas, resulta beneficioso en mi salud tanto física como mental. Adicionalmente, el poder caminar y con acceso a la tecnología, me permitió escuchar podcasts y enterarme de noticias tanto cotidianas como de ciencia o poner atención a reflexiones sobre diferentes temas científicos, sociales y artísticos.

En estos días de regreso a Cuernavaca empecé a caminar para realizar algunas de mis actividades cotidianas dentro de distancias caminables y me sorprendió algo que no disfruté en Londres, además del caluroso clima.

Tengo que enfatizar que para mi sorpresa al caminar por el noreste de mi ciudad, Cuernavaca, la gente saluda ante los encuentros con otras personas aunque no se conozcan. Comportamiento que nunca observe en todo el año en Londres. Esta amigable conducta forma parte de nuestra forma de ser y por supuesto que tiene beneficios y aporta al bienestar social.

Podemos decir que el saludo es una forma de comunicación que se utiliza en muchas culturas para establecer un vínculo entre las personas. La costumbre del saludo ante el encuentro con otra persona sin conocerla con antelación, ni tener la certidumbre de otro próximo encuentro tiene varias bondades que contribuyen a la convivencia en colectividad y a mejorar el bienestar de las personas.

En primer lugar, el saludo es una forma de reconocimiento y respeto hacia la otredad. Al saludar a alguien, se está reconociendo su presencia y se le está mostrando que es importante y que tiene valía en el espacio compartido. Esto contribuye a crear un ambiente de cordialidad y amabilidad en la comunidad, lo que puede llevar a la generación de vínculos más sólidos y duraderos.

Adicionalmente, el saludo es una forma de crear un sentido de comunidad y pertenencia. Cuando las personas se saludan entre sí, están estableciendo un vínculo de familiaridad que les permite sentirse parte de un grupo. Esto puede ser especialmente importante en contextos urbanos, donde el anonimato puede generar una sensación de aislamiento y desconexión social.

Otra bondad del saludo es que puede ser un gesto que ayude a romper las barreras culturales y lingüísticas. En muchos lugares, el saludo es una práctica común que trasciende las diferencias de idioma y cultura. Al saludar a alguien, se está enviando un mensaje de amistad y buenos deseos, que puede ser entendido por personas de diferentes orígenes y nacionalidades.

Por último, el saludo también puede tener un efecto positivo en el bienestar emocional de las personas. Al recibir un saludo, el sentimiento de reconocimiento y valoración, genera alegría y satisfacción. Además, el saludo puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad, ya que establece un ambiente de tranquilidad y relajación. Al recibir una voz con saludo al caminar por los lugares, sean conocidos o no, nos da sentido de aceptación.

La conducta de saludo al encuentro durante las caminatas parece ser una costumbre de zonas rurales o menos urbanizadas. Sin embargo, considero que es una agradable costumbre que debemos cultivar para renovar el deteriorado tejido social que sufrimos actualmente en las ciudades medianas de nuestro México.

El recibir un saludo durante nuestras caminatas en las ciudades es una microactividad que contribuye directamente al bienestar comunitario.

Déjenme enfatizar lo ya dicho: el saludo es una práctica común en muchas zonas rurales que tiene diversas bondades para la convivencia en colectividad y el bienestar de las personas. Al reconocer y respetar la otredad, crear un sentido de comunidad y pertenencia, romper barreras culturales y mejorar el bienestar emocional, el saludo se convierte en una práctica valiosa que deberíamos fomentar en nuestra vida cotidiana, ya que nos aporta momentos de microfelicidad.

Fuente: delrioantonio.blogspot.com