El Gran Telescopio Milimétrico de México: su historia y curiosidades

Desde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hasta el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el panorama científico en México ha merecido reconocimientos a lo largo de la historia, incluyendo un premio Nobel. Sin embargo, uno de sus inventos más conocidos es de creación reciente: estamos hablando del Gran Telescopio Milimétrico, inaugurado en el año 2006. Te invitamos a conocer más sobre esta invención aquí.

¿Cuál fue su origen?

Su historia empieza en 1994, cuando el INAOE (conocido como Instituto Nacional de Astrofísica) firmó un acuerdo con UMass-Amherst (Universidad de Massachusetts en Amherst), dando inicio a un proyecto mexicano-estadounidense de más de 200 millones de dólares de costo. Las primeras observaciones se realizaron en 2011, aunque tomó hasta 2013 para que inaugurara el periodo de observaciones científicas. Forma parte, así, de la llamada “era dorada de la astronomía”, marcada por avances tecnológicos que permiten estudiar los fenómenos cada vez más alejados en el espacio. De esta manera, se suma a la lista de telescopios históricos ya en funcionamiento (el Gran Telescopio Canarias, el Hobby-Eberly Telescope o el Southern African Large Telescope) y algunos por construir, como el telescopio infrarrojo dentro del Observatorio de Anatolia Oriental, en Turquía (accesible para visitar por mexicanos por medio de la visa a este país que se puede conseguir a través de visaturquia.com.mx).

El telescopio, cuyo nombre oficial es Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano, en honor al investigador que impulsó su construcción, está construido en México, a 4500 metros sobre el nivel del mar, sobre la cima del volcán Sierra Negra, ahora extinto. Esta es la quinta montaña más alta del país, ubicada en Puebla. Para poder acceder, se debe utilizar un vehículo 4×4 durante varias horas y se deben tener cuidados especiales para no sufrir náuseas y mareos por la altura.

Algunas de sus funciones

Está abocado a una función histórica que busca investigar los orígenes del universo y la formación de estructuras como estrellas (en formación o evolucionadas), cometas, planetas, nubes moleculares, agujeros negros, cúmulos de galaxias y núcleos activos de galaxias. Con una antena parabólica de casi 50 metros de diámetro, es el telescopio de su tipo más grande del mundo, lo que permite ver no solo ver objetos muy lejanos, sino también elementos muy fríos (cercanos al cero absoluto).

La primera foto de un agujero negro

Como hemos mencionado, uno de los principales objetos de estudio del GTM es el agujero negro. Esto fue uno de los factores que lo conectó con Event Horizon Telescope (en español, Telescopio del Horizonte de Sucesos), un conjunto de telescopios internacionales que busca captar al agujero negro supermasivo Sagitario A*, ubicado dentro de la Vía Láctea. En este grupo, participa con el Atacama Large Millimeter Array (Chile), el James Clerk Maxwell Telescope (Hawai), el South Pole Telescope (Polo Sur) y el Instituto Radioastronómico Milimétrico (España), entre otros. A través de una técnica llamada interferometría de muy larga base, se logra combinar las señales de distintos radiotelescopios y se vuelve posible lograr una imagen global. La dificultad de captar agujeros negros radica en que su fuerza es tan poderosa que ni siquiera la luz puede escapar. Es por esta razón que, hasta ahora, la forma solo podía ser conjetural, sujeta a la imaginación.

El 10 de abril de 2019 se dio a conocer la primera imagen (basada en una representación indirecta, formada a partir de la radiación y en la luz emitida por la materia que se mueve alrededor del agujero) de este proyecto, que mostraba un agujero negro 6.500 millones de veces más grande que el sol, ubicado a 55 millones de años luz de la Tierra, en la galaxia Messier 87, una galaxia vecina. El proyecto fue llevado a cabo por más de 200 científicos. Esta tuvo una continuación el 22 de mayo de 2022, cuando fue publicada una segunda imagen, esta vez del agujero negro Sagitario A*.

Aquellos apasionados por la ciencia pueden hacer las averiguaciones para visitar este telescopio. También pueden recorrer el acuario de Veracruz o, en caso de estar interesados por los dinosaurios, pueden acercarse al Museo de Geología, el Dinoparque o el Museo de Historia Natural. Los amantes de la historia pueden visitar también las pinturas rupestres de Loreto y el Gran Museo del Mundo Maya. México se sitúa, así, con un gran acervo del pasado y proyección hacia el futuro.

Fuente: noticiasdelaciencia.com