Edificando la economía del cuidado: la invisible labor de la preservación de la vida

A lo largo de nuestra vida, resulta de suma importancia contar con personas que nos ayuden para guiarnos, instruirnos y cuidarnos durante los períodos de aprendizaje, los cuales son más comunes durante la infancia. Sin embargo, en diversas etapas de la vida adulta, también se requiere de un acompañamiento para llevar a cabo algunas actividades cotidianas (sobre todo cuando se está trabajando a tiempo completo, enfrentando enfermedades o en la tercera edad). Tales actividades, pueden incluir tareas relacionadas con el mantenimiento del hogar, la preparación de alimentos y la atención de la salud, En su conjunto forman parte integral de la cultura del cuidado, ya que son tareas vitales para mantener tanto la calidad de vida como la salud física y mental.

Las mujeres constituyen la mayoría de las personas que participan en la cultura del cuidado, y su enfoque se centra en priorizar la sostenibilidad de la vida. Ellas se dedican a gestionar, mejorar y transmitir conocimientos de generación en generación sobre la asistencia y protección de seres humanos, animales, plantas y el medio ambiente en su conjunto. Sin embargo, no todas las actividades relacionadas con los cuidados reciben compensación económica o son reconocidas por su importancia en el ecosistema social. Esto se debe principalmente a que muchas de estas tareas están asociadas con el trabajo doméstico, el cual históricamente ha sido malinterpretado como una obligación exclusiva de las mujeres. De acuerdo con INEGI durante el año 2022, en México, se estimó que el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidado fue de 77,192 pesos por mujer y de 7.2 billones de pesos como cifra nacional.

Existe poca comprensión sobre el valor y la importancia que tienen las actividades relacionadas con el cuidado, ya que se desarrollan como tareas diarias en el hogar y que también pueden ser propósito de empleo doméstico. Históricamente, tampoco se ha reconocido la influencia que la sociedad de cuidado a aportado para el desarrollo económico y el bienestar de comunidades.

A continuación, se presentan algunos datos cruciales para reflexionar sobre la gestión de cuidados realizada por mujeres (en el hogar y en el trabajo) según INEGI:

En el 2022, solamente el 40.9% de la tasa activa de participación económica en el estado de Morelos correspondió a mujeres mayores de 15 años.
De las mujeres activas laboralmente entre los 25 y 34 años en el estado de Morelos, el 68.8% no tienen hijos.
En el 2022, en México, se registró que el 18.6% del total de mujeres activas laboralmente estaban empleadas en el sector de servicios sociales, mientras que solo el 6.4% del total de hombres se desempeñaba en este sector.
En el 2022, la ocupación laboral a nivel nacional se distribuyó con un 54.3% correspondiente a hombres y un 48.7% a mujeres. En el mismo año, la tasa de ocupación en el sector informal mostró que el 33.4% correspondió a hombres y el 30.1% a mujeres.
La tasa de participación de la población mayor de 12 años en labores domésticas en el 2019 mostró una mayor participación de mujeres en las siguientes actividades del hogar: limpieza de la vivienda (94.4% mujeres y 64.3% hombres), limpieza de ropa y calzado (95.1% de mujeres y 63.5% de hombres), cuidados especiales a enfermos y personas con discapacidad (34.5% mujeres y 22.9% hombres).

La información anterior sugiere que las mujeres participan en menor medida en el modelo de empleo tradicional, probablemente debido a poca flexibilidad de los horarios y duración de las jornadas laborales. En cambio, se observa que están más presentes en la protección del ser humano, especialmente de su familia y seres queridos, y algunas de ellas generan ingresos mediante el sector informal para garantizar su seguridad y bienestar. Según datos del INEGI, las tendencias de participación de mujeres en el sector informal han ido en aumento desde el 2016, lo que sugiere que, en los años siguientes, la economía informal podría estar liderada por mujeres.

El mes de marzo se ha llenado de activismo feminista que nos ha recordado la importancia de seguir luchando por un trato justo y digno. En este contexto, hemos reflexionado sobre el papel crucial que desempeñan las mujeres cercanas a nosotros y cómo sus actividades cotidianas han contribuido significativamente a nuestro crecimiento personal y profesional.

Es evidente que es necesario replantear nuestras ideologías y evitar la feminización del cuidado. Además, debemos ajustar nuevos modelos laborales que permitan a las mujeres competir en igualdad de condiciones en el ámbito laboral, al mismo tiempo que se reconoce y respeta el trabajo no remunerado realizado para con sus seres queridos.

La equidad en las tareas de cuidado no remunerado es esencial para un mundo más justo e igualitario.

Datos extraídos de:

[1] https://www.inegi.org.mx/temas/tnrh/

[2] https://www.inegi.org.mx/contenidos/productos/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/nueva_estruc/889463907381.pdf

Fuente: launion.com.mx