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Diáspora científica

Rafael Marmolejo Leyva

UAM-A

En el periodo de 1984 a 1999 la ciencia mexicana entró en un ciclo de expansión que involucró nuevas prácticas científicas y diferentes esquemas de evaluación en las instituciones por la creación del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Figurar en el panorama internacional a través de las publicaciones en revistas de renombre fue fundamental en este proceso; a su vez, hubo un incremento en el número de becas para realizar estudios en el extranjero y se abrió la oportunidad para las instituciones tanto nacionales como extranjeras de establecer convenios de cooperación y colaboración para que científicos mexicanos realizaran estancias en el extranjero.

Creado en 1984, el propósito fundamental del SNI fue frenar el flujo de científicos hacia el extranjero, ante la incapacidad de muchas instituciones de retener a sus investigadores, justo en el momento en el que México atravesaba por una severa crisis financiera debido a la fuerte devaluación del peso, imposibilitando el poder obtener una plaza de investigador de tiempo completo en alguna institución pública desde 2000, lo cual condujo a una fuga de cerebros.

Este fenómeno ha cobrado gran interés en los últimos tiempos, por lo que el análisis no se ha hecho esperar. Con la finalidad de entender la movilidad de la comunidad científica mexicana se analizó el caso de 479 investigadores que radican en el extranjero. ¿Dónde se ubican?, ¿cuánto producen?, ¿qué impacto tienen sus publicaciones?

Además se tomó en cuenta datos del Atlas de la Ciencia Mexicana de 2012 y la Web of Science para conocer número de publicaciones, país actual, institución de adscripción y factor de impacto, fue interesante observar que alrededor del 50 por ciento de los investigadores consultados obtuvo su grado en México, pero sin duda Estados Unidos (EU) es su preferido para tal efecto, adoptándolo luego como país de residencia. También que las ciencias duras tienen el mayor número de miembros (ciencias biológicas, ciencias físicas, ciencias químicas, ingenierías y medicina), en cambio, las ciencias sociales y humanidades tienden a concentrar la mayor proporción de investigadores formados en universidades mexicanas, 55 y 65 por ciento respectivamente, lo cual podría estar relacionado con su bajo índice de movilidad en el extranjero.

Otro aspecto observado fue que un pequeño número de países concentra a la mayoría de los investigadores mexicanos dispersos en el extranjero: EU, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Canadá, España y Brasil. En cuanto a los artículos producidos en colaboración con investigadores mexicanos ubicados en México, un gran porcentaje de los trabajos tienen coautorías con EU y con instituciones europeas, pero muy pocas colaboraciones con científicos latinoamericanos.

En cuanto a los investigadores en los niveles candidato y nivel I, considerados en nuestro estudio, producen en promedio 0.46 artículos por año y 1.01 artículos por año respectivamente; mientras que la productividad de los investigadores de ciencias biológicas del SNI, que pertenecen a instituciones mexicanas, es de 0.21 artículos por año para el nivel candidato y 0.54 artículos por año para el nivel I. Estos datos corresponden al total de investigadores del nivel candidato y del nivel I además de que los datos específicos sobre la productividad de los investigadores del área de ciencias biológicas no fueron reportados en dicha referencia.

Para el caso de ciencias físicas, el análisis arroja los promedios de 1.0 artículos por año para el nivel candidato y 1.35 artículos por año para el nivel I, que podemos comparar con un periodo de crecimiento de dicha área del SNI (de 1991 a 2002), en donde se observa que los promedios de producción de los investigadores en el extranjero son superiores, lo cual resulta muy importante pues se está tomando en cuenta la productividad de todos los investigadores vigentes de ciencias físicas, que laboran en instituciones mexicanas y cuyo promedio de producción es de 0.22 artículos por año (Research Policy. González y Veloso, 2007).

Por otra parte, también se obtuvo diferencias de productividad académica dependiendo del género. La información se agrupó en ciencias biológicas y en ciencias químicas; y éstas a su vez por mujeres y hombres y en dónde obtuvieron el grado de doctor (si fue en México o en el extranjero). Para ciencias biológicas se tienen 0.75 artículos por año para las mujeres y 1.3 artículos por año para los hombres. Mientras que para ciencias físicas se tienen 1.1 y 2.5 artículos por año respectivamente. Al comparar estos valores nuevamente con los promedios por género reportados de todos los miembros del SIN (ídem) fueron 0.27 y 0.73 artículos por año para las mujeres y para los hombres respectivamente en el periodo de 1991-2002. Se puede notar la amplia diferencia con los resultados para el periodo de 2000-2013.

Observamos que ciencias sociales y humanidades poseen los más bajos índices de productividad en revistas de corriente principal, que puede deberse a que el medio más común para publicar son los libros, capítulos de libros y otros recursos que no son propiamente artículos en revistas indexadas. Además de que la base de datos consultada, el Web of Science, privilegia las revistas en inglés y que buena parte de la investigación en ciencias sociales y humanidades es situada social y culturalmente de forma local, es decir, se refiere a problemas de interés nacional y por tanto se publica en revistas mexicanas o latinoamericanas que no entran en dicha plataforma, por tanto no son “revistas de corriente principal”. (Phillip Altbach, 2005).

Asumimos que los científicos mexicanos en el extranjero del área de ciencias biológicas prefieren trabajar con grupos de investigadores altamente prominentes, pues ubican sus publicaciones de forma predominante en el primer cuartil a diferencia de ciencias físicas.

En conclusión

Algunos científicos mexicanos en el extranjero aún sostienen una estrecha relación con instituciones y/o científicos locales y publican en revistas con alto factor de impacto y dichos trabajos reúnen mayor número de citas que la correspondiente producción local.

Los investigadores graduados en México tienen una producción e impacto similares a aquellos que se graduaron en el extranjero. No hay gran diferencia en cuanto a la productividad en función del género y que las mujeres están sub-representadas en cantidad.

Hay diferencias significativas de productividad de los investigadores entre las 10 áreas del conocimiento del SNI en función de la permanencia en años, en países donde fueron ubicados, ya sea por permanencia indefinida o temporal. Así que entre menor es ésta, mayor es la cantidad de investigadores que publican en el primer cuartil, pero cuando más permanecen afuera (radican de forma permanente) resulta que la tendencia es publicar menos en el primer cuartil como se observa en la tabla, que podría interpretarse como que los individuos con la posibilidad de volver requerirían de una alta productividad en revistas de alto impacto, que les permitiría poder integrarse a los sistemas de evaluación mexicanos, como el propio SNI; y quienes permanecen más tiempo afuera o bien son evaluados de una forma distinta (donde no se requiere publicar en revistas de alto impacto) o no publican demasiados trabajos hacia el final de su trayectoria académica.

Fuente: Revista Avance y Perspectiva