De la prehistoria a la ciencia ficción: las revoluciones de la existencia humana
Rodrigo Patiño
Cinvestav, Unidad Mérida
Un joven de 35 años, doctorado en historia medieval y militar (Universidad de Oxford, 2002) y profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, decidió publicar una obra ambiciosa que lo ha llevado a grandes niveles de popularidad. Su libro Sapiens, la forma en que confianzudamente denomina al ser humano, fue escrito en hebreo (2011), luego fue traducido al inglés (2014), y actualmente se puede leer en cerca de 50 idiomas. Yuval Noah Harari (Israel, 1976) suscita un fenómeno editorial que ha trascendido aún más allá, al ofrecer una serie de entrevistas y conferencias en plataformas de Internet sobre la historia del ser humano. Y todavía más, en 2015 publicó un segundo libro que continúa con las reflexiones iniciadas al final de su libro Sapiens, sobre el futuro de la humanidad: Homo Deus: breve historia del mañana, lo que le ha valido mantenerse como fenómeno mediático y editorial en la escala mundial.
<Evidentemente, el subtítulo una breve historia de la humanidad es una alusión al libro de Stephen Hawking Breve historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros (1988), pero el libro es extenso en muchas formas. En sus casi 500 páginas, se hace un recuento de cómo apareció el ser humano y su desarrollo en los últimos 70 mil años, desde el inicio de la historia. Se presentan 20 capítulos repartidos en cuatro grandes partes: la revolución cognitiva, la revolución agrícola, la unificación de la humanidad y la revolución científica. Adicionalmente, el texto está documentado con numerosas referencias a publicaciones científicas, que dan un valioso soporte a las reflexiones vertidas a lo largo del mismo. En efecto, también se trata de una obra titánica que sistematiza y sintetiza en una forma ordenada los grandes períodos de la historia: más allá de fechas y personajes, se aborda desde una perspectiva biológica, cultural e incluso filosófica. El trabajo de Harari busca un análisis interdisciplinario, necesario en este siglo XXI, pero difícil de acometer para quienes tuvimos una formación disciplinar en el siglo XX.
El género Homo apareció bastante tarde en la historia de nuestro planeta, casi 4 mil millones de años después del origen de la vida; unos 6 millones de años aún más tarde, el Homo sapiens apareció. La existencia de H. sapiens tiene 200 mil años, de los cuales pudo convivir al menos con otras seis especies del mismo género hasta hace 13 mil años. En efecto, nuestra especie se caracterizó no sólo por contribuir a la extinción de la megafauna en vastas extensiones territoriales, sino también a la extinción de las otras especies Homo. Una particularidad más de la humanidad es su capacidad de socializar, para formar colonias que van más allá de las de los primates. Sus aptitudes comunicativas le permiten formar sociedades de unos 150 individuos que se conocen de manera directa. No obstante, su vocación es imaginar colectivamente alrededor de mitos comunes, lo que le permitió establecer sociedades de miles o millones de humanos. Las religiones, las naciones y el capitalismo son tres mitos paradigmáticos que son analizados ampliamente en el texto de Harari.
La revolución cognitiva del ser humano se refiere al desarrollo de lenguajes que le posibilitó, además, crear los primeros mitos comunes. En general existe muy poca información disponible de la vida humana en esta época, apenas algunos restos arqueológicos que incluyen vasijas, joyas, pinturas y tumbas, que permiten crear algunas hipótesis del modo de vida nómada de un ser humano dedicado a la caza y la recolección. Hace 12 mil años, la revolución agrícola, es decir, la domesticación de plantas y animales, le permitió a las sociedades humanas contar con reservas de alimentos que dieron lugar a grandes asentamientos y a la diversificación de actividades. El conocimiento de los ciclos agrícolas y la gestión de los recursos dieron lugar también a las matemáticas y la escritura. Surgieron plagas y enfermedades que no existían con los nómadas, la explotación laboral y a la creación de estratos sociales y grandes imperios.
Es a través de estos últimos que se ha logrado con el paso del tiempo una globalización de la sociedad humana. Imperios nacionales, religiosos o económicos, principalmente en un marco de inequidad social, que ha dado lugar también a una explotación masiva de los recursos naturales. Finalmente, en la revolución científica, el ser humano establece una nueva manera de ver el mundo, a través del reconocimiento a las grandes incertidumbres sobre nuestra comprensión del Universo, pero con certeza de avanzar siempre en esa dirección. La ciencia ha sido sin duda una herramienta útil en el desarrollo de los imperios de los últimos cinco siglos, pero también plantea soluciones a los grandes problemas de la humanidad; una nueva “religión” humanística que busca principios de equidad social y también un futuro tecnológico que bosqueja el fin de la humanidad como la conocemos hasta ahora.
Desde la biología, el Homo sapiens ha cambiado poco en los últimos miles de años, pero su cultura se ha transformado vertiginosamente. Con la revolución agrícola cambió su dieta más rápido que su capacidad evolutiva. Con la revolución científica, las capacidades que tiene actualmente la humanidad para controlar los genes de organismos vivos, implantar partes biónicas o simplemente generar computadoras y robots autónomos, permiten aventurar un nuevo ser humano, más allá de la teoría evolutiva. Se ha convertido en su propio dios, capaz de modificar la vida misma y en busca de la inmortalidad física. Es entonces que Harari hace un llamado a la ética y al planteamiento de las grandes preguntas que guiarán el futuro de la humanidad. La ciencia ficción requiere de mirar a la historia para dar paso a un futuro sólido que aún hoy va más allá de nuestra imaginación.
¿Por qué recomendar a los científicos un libro que se publicó desde hace dos años y que está centrado en la historia de la humanidad? Hoy, más que nunca, la especie humana se encuentra no sólo ante una crisis social y ambiental, sino que además se está planteando una transición hacia nuevas formas de vida. Los científicos no sólo generamos conocimiento; también es nuestra responsabilidad contribuir al bien de la sociedad humana. La manera en que planteamos nuevas soluciones tiene que ver con paradigmas que deben incluir perspectivas éticas y filosóficas, no sólo técnicas. Harari hace un enorme esfuerzo por dar esta visión, aunque conforme se acerca al presente, se ve limitado por su propia formación; quizás debamos ayudarle, desde la perspectiva científica y tecnológica, a completar el esquema interdisciplinario del mundo actual y de las próximas décadas.
Harari, Y.N. Sapiens, de animales a dioses: una breve historia de la humanidad. 8 ed. Debate, Barcelona, 2016. 496 pp.
Algunas referencias:
http://www.elmundo.es/ciencia/2014/09/17/5418953be2704e49168b456d.html
Fuente: Revista Avance y Perspectiva