Contaminación e investigación científica. Tareas para la planeación ambiental y la conservación
Dr. Alejandro López Cortes
Los productos químicos en el medio ambiente son un problema de salud mundial
Las investigaciones en la materia han demostrado que aproximadamente uno de cada tres niños tiene plomo en la sangre a niveles que pueden estar asociados con una disminución de la inteligencia, dificultades de comportamiento y problemas de aprendizaje.
En el marco de algunas de las cifras de análisis provenientes del Panorama de los Recursos Globales 2024, se vuelve impostergable reconocer el impacto que en materia de contaminación y generación de residuos está enfrentando el planeta. La investigación interdisciplianria, en particular el conocimiento sobre el efecto de microplásticos en células musculares de peces en cultivo, por ejemplo, forman parte del quehacer del Programa de Planeación Ambiental y Conservación del CIBNOR. De igual forma de ha determinado
su persistencia y acumulación en los ecosistemas y su papel como vector químico de contaminantes orgánicos. En este contexto, este contaminante es importante destacar que, al incorporarse a las redes tróficas, se convierte en un riesgo de seguridad alimentaria. También, se ha investigado el efecto que el plástico ocasiona sobre la salud de la biota marina. En particular, el monitoreo de la respuesta (molecular, celular, metabólica, morfológica) que presentan los organismos marinos ante la exposición a un compuesto tóxico (microplásticos), o la cuantificación del daño generado por dicho contaminante. Una explicación detallada de los mecanismos de defensa que desarrollan los organismos marinos ante contaminantes diversos se explican en el artículo publicado en la Revista de la Academia Mexicana de Ciencias.
Desde 2019, la Organización Mundial de la salud, en voz de La Dra. Maria Neira, Directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OM ha instado a la investigación científica internacional bajo la siguiente premisa: «Necesitamos urgentemente más datos sobre los efectos en la salud de los microplásticos, que están presentes en todas partes, incluso en el agua que bebemos. La escasa información disponible parece indicar que el agua potable contaminada por estos materiales no es perjudicial para la salud, al menos a los niveles actuales. No obstante debemos seguir estudiando este asunto y evitar que la contaminación por plásticos siga aumentando en todo el mundo».
Atendiendo estos llamados, ante la contaminación por plásticos de origen petroquímico, los que se caracterizan por ser recalcitrantes (difíciles de degradar), el personal académico ha explorado la posibilidad de obtener materiales alternos basados en polihidroxialcanoatos sintetizados por bacterias marinas, biodegradables, biocompatibles cuya producción está basada en fuentes renovables y con propiedades similares al polipropileno, lo que los convierte en una alternativa al uso de plásticos de origen petroquímico. Otros contaminantes estudiados por el personal académico son los metales pesados como el cadmio, plomo, mercurio, cobre, níquel cromo zinc y manganeso, los que en altas concentraciones y en ciertas formas químicas (oxidadas, reducidas o metiladas), pueden llegar a ser tóxicos. Dichos elementos se encuentran de forma natural en la corteza terrestre, pero cuando se liberan al ambiente por causas naturales o por actividades humanas pueden llegar a convertirse en contaminantes del aire, agua y suelo. Al igual que los microplásticos, los metales pesados se incorporan a las cadenas tróficas y se bioacumulan en aves, tortugas, peces y microorganismos, generando potenciales afectación en los ecosistemas y en la población humana.
Referencias:
Fuente: elsoldemexico.com.mx