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Atacar el toro por los cuernos: Transporte público eléctrico

Jesús Antonio del Río Portilla

En las últimas semanas el tema del transporte en Cuernavaca y su zona metropolitana ha generado debate. El gobierno actual no resuelve la solicitud de las personas que tienen las concesiones de aumentar el precio del pasaje y tampoco ha promovido que el servicio de transporte público sea de calidad.

Desde mi perspectiva, es momento de tomar verdaderamente el problema y darle una solución con miras a contar con un transporte público de calidad en toda esta zona conurbada.

El actual diseño del transporte público no ha sido planeado, sino que fue el producto de ocurrencias para resolver el crecimiento caótico de las zonas habitacionales y de servicios sin planeación con miras hacia un futuro. Dada la demanda del sector concesionario de aumentar la tarifa, es la oportunidad de armonizar la necesidad de contar con un transporte no contaminante, limpio y con tecnología actual.

La ciudadanía se merece un servicio definido en horarios y lugares de acceso, también es urgente cumplir con los requerimientos de personas con capacidades motoras diferentes. El servicio debe considerar que la población en algunos años contará con edades donde las capacidades de movilidad cambian.

En este cambio de gobierno con una visión orientada a la gente y al ambiente, es la oportunidad de diseñar este transporte que satisfaga tanto la calidad para la ciudadanía como el ingreso económico para la gente del transporte.

La planificación estratégica del sistema de transporte en ciudades medianas, como Cuernavaca, es un factor determinante para su sustentabilidad y la calidad de vida de sus habitantes. Un sistema de transporte eficiente y bien conectado fomenta la movilidad, reduce la congestión vehicular y las emisiones contaminantes, y contribuye a una distribución equitativa de los servicios. Adicionalmente promueve el comercio y las actividades de esparcimiento. En este contexto, la transición hacia la electromovilidad se presenta como una solución prometedora para abordar los desafíos urbanos actuales. Los vehículos eléctricos, al no emitir gases de efecto invernadero ni partículas contaminantes, mejoran significativamente la calidad del aire, contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático y disminuyen sustancialmente la isla de calor. Además, la electromovilidad puede impulsar la generación de electricidad con energías renovables y crear nuevas oportunidades económicas. Para lograr una implementación exitosa de la electromovilidad, es fundamental contar con una infraestructura de carga adecuada, incentivos fiscales y programas de educación ciudadana. Es más como lo hemos mencionado [1], el intercambio de baterías en los vehículos del transporte público y en las flotillas abre oportunidades para que las autoridades locales y estatales promuevan la actualización de las unidades de servicio. Asimismo, la planificación del transporte debe considerar la integración de diversos modos de transporte (autobuses eléctricos, bicicletas compartidas) para fomentar la multimodalidad y reducir la dependencia del automóvil particular.

La definición de una transición hacia un transporte público en ciudades medianas, orientada hacia la electromovilidad, es una inversión a largo plazo que beneficia tanto al medio ambiente como a la sociedad en su conjunto.

Dentro de las estrategias de los sectores gubernamentales para promover la electrificación del transporte público podemos mencionar algunas. Facilitar el acceso a créditos a bajo interés para la adquisición de vehículos eléctricos y la instalación de infraestructura para el intercambio de baterías o para la carga de los autobuses [2]. El establecimiento de normas más rigurosas sobre las emisiones contaminantes para los vehículos de transporte público, incentivando así la adopción de opciones más limpias. La definición de un porcentaje mínimo de vehículos eléctricos en sus flotas del transporte público. La integración la infraestructura de carga en la planificación urbana y exigir a los nuevos desarrollos habitacionales y comerciales que incluyan espacios de carga de vehículos o de intercambio de baterías en lugar de gasolineras [1]. La promoción de cursos de capacitación para quien conduce los autobuses eléctricos y al personal técnico para garantizar una operación amable, eficiente y segura.

Como observamos estas estrategias conducen a un transporte público de calidad que merecemos y tendría, entre otros los siguientes beneficios: Disminución significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes locales. Mejora de la salud pública al reducir la contaminación atmosférica. Disminución de la contaminación acústica, mejorando la calidad de vida de la ciudadanía. Los autobuses eléctricos son más eficientes que los autobuses de combustión interna, lo que se traduce en menores costos operativos a largo plazo.

La electrificación del transporte público es una estrategia fundamental para construir ciudades sustentables y saludables y mediante políticas públicas bien diseñadas y una estrategia integral, es posible acelerar la transición hacia un futuro más limpio y eficiente con beneficio social. Tenemos la solicitud de un aumento en las tarifas y deseamos un transporte público de calidad, podemos resolver estas solicitudes con planeación. Podemos hacerlo, no perdamos la oportunidad.

[1] https://librosoa.unam.mx/handle/123456789/3799
[2] https://www.pv-magazine-mexico.com/2024/07/08/el-intercambio-de-baterias-nos-aproxima-a-la-sustentabilidad/

Fuente: delrioantonio.blogspot.com

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