Por primera vez en la historia del país, el gobierno federal tendrá una secretaría de Estado dedicada a la ciencia, la tecnología y la innovación, además de las humanidades. El anuncio hecho la semana anterior por Claudia Sheinbaum, con el que se crea la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, es uno de los pasos más serios para impulsar actividades que juegan un papel decisivo en el mundo actual.
Para mayor esperanza, la nueva dependencia será encabezada por Rosaura Ruiz, una de las más destacadas investigadoras del país. Experta en biología, hace varios años tuve la oportunidad de entrevistarla para la revista El faro, de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM. En aquella oportunidad conversamos sobre Darwin y la evolución, una de las ideas científicas que revolucionaron la ciencia, con un notorio impacto en muchos otros aspectos, como la religión, la filosofía, la política y, por supuesto, la vida cotidiana.
En aquella época, Ruiz ocupaba la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM, así como la presidencia de la Academia Mexicana de Ciencias, siendo la primera mujer en encabezar ese organismo. De allí pasaría a la Dirección de la Facultad de Ciencias, también de la Universidad Nacional, que ostentaría entre 2010 y 2017. Desde 2018 fue la secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México, de donde ahora pasará a ocupar la flamante dependencia anunciada por Claudia Sheinbaum.
Durante años, la comunidad científica del país ha pedido más recursos para impulsar proyectos de investigación. Sin embargo, una realidad que no se puede ocultar es que, durante años, los años de la “ciencia neoliberal” —como los ha calificado la actual directora del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, María Elena Álvarez–Buylla, otra destacadísima investigadora de la UNAM—, se despilfarraron millones de pesos en pagarle el salario a “investigadores” adscritos a empresas privadas, sin ningún beneficio para el país. Un auténtico fraude.
(Nota al margen: María Elena Álvarez–Buylla se encuentra adscrita al Instituto de Ecología; ha desarrollado trabajos fundamentales sobre la milpa mexicana. También es una de las principales opositoras a la introducción de maíces transgénicos al país.)
Ahora, con la nueva secretaría, deberán reforzarse las políticas del Estado mexicano en materia de ciencia, tecnología e innovación (y ojalá también ocurra así en el campo de las humanidades). Una de las primeras medidas tendría que ser la asignación de al menos el uno por ciento del PIB para estas actividades. Durante décadas, desde tiempos de la administración foxista e incluyendo al actual gobierno federal, se ha incumplido con esa obligación. Mucho trabajo tendrá la Dra. Rosaura Ruiz en su nueva encomienda; pero sin duda saldrá adelante y entregará buenas cuentas al país.
Fuente: lajornadadeoriente.com.mx