A los varones les han enseñado que ser varón es ser más y diferentes a la mujer: María Gabriela Córdoba

De acuerdo con María Gabriela Córdoba, “ser varón no es una estancia, es una construcción histórico-cultural que lleva al que nace con sexo masculino a aceptarse e identificarse con parámetros sociales que se le adjudican”

Como parte del ciclo Las masculinidades y el feminismo, coordinado por el colegiado Vicente Quirarte y la psicóloga Verónica Corona, El Colegio Nacional transmitió en vivo la conferencia Ser varón en tiempos feministas, en la que se presentó el libro homólogo escrito por la doctora María Gabriela Córdoba y publicado en 2020 bajo el sello editorial Noveduc.

En la sesión, transmitida el 16 de agosto a través de las plataformas digitales de la institución, participaron la autora, el psicólogo Diego Paliza y Cirilo Rivera, doctor en investigación e innovación educativa por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

Al tomar la palabra, María Gabriela Córdoba, especialista en psicoanálisis y género, se refirió a las razones que la llevaron a escribir un libro como éste. “Me interesaba saber qué pesos y qué impactos tenían los estereotipos, estos mandatos viriles que circulan a nivel social para construir la identidad de género de un hombre, entonces empecé a investigar, primero en salud sexual y reproductiva.”

La investigadora de la Facultad de Filosofía y Letras de Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, afirmó que mientras los varones son socializados y educados aprenden una serie de mandatos que dan lugar a que sufran una especie de “ortopedia corporal y comportamental”, es decir que no se les permite moverse en libertad en determinadas áreas.

¿Cómo los varones traducen la idea de la masculinidad en actitudes, conocimientos y prácticas?, ¿cómo son sus cuidados anticonceptivos y sus vínculos de pareja?, y ¿cómo manejan la paternidad? Son algunas de las preguntas que busca responder el libro Ser varón en tiempos feministas. Entre el conflicto y el cambio, en el que la autora hace un recorrido desde lo social hasta lo subjetivo para mostrar las conexiones biológicas y sociales, que se dan a partir de portar determinados órganos.

“Ser varón no es una estancia, no es algo que viene de fábrica, es una construcción histórico-cultural, que lleva al que nace con sexo masculino a aceptarse e identificarse con parámetros sociales que se adjudican a la masculinidad”, explicó.

Agregó que los guiones que se les dictan a los varones son la provisión, el ser fuerte y el no poder expresar emociones, prácticas que se estimulan desde la infancia. “Entran en un momento del deber ser, como si tuvieran un único camino disponible, exhiben fuerza para que quede claro que no son bebés, mujeres, ni homosexuales. Desde niños aprenden a reprimir miedo, temor y dolor. La única emoción con pase libre que tienen es la ira, eso es lo que los impulsa a la acción.”

En palabras de la especialista, el psicoanálisis con perspectiva de género permite usar el mismo método deconstructivo y de indicios que Freud enseñó para cuestionar de dónde vienen estos comportamientos. “Toda la cabeza está organizada de un modo binario, opuesto y complementario. La masculinidad y la femineidad se han constituido como opuestos y complementarios, a los varones les han enseñado que ser varón es ser más y diferentes a la mujer.”

Agregó que es complicado pretender la igualdad en un grupo al que le han enseñado que la igualdad feminiza, lo que genera desestabilización sobre las masculinidades. “Muchos varones sienten una tensión interna entre la persistencia de los arreglos sociales construidos por años y las presiones que adoptan prácticas igualitarias.”

De acuerdo con la autora, en momentos de cambios, las normas sociales no están coincidiendo con la realidad actual y con las relaciones que se quieren establecer. Comentó que identificó tres propuestas relacionadas con la aceptación de igualdad y cambio por parte de los varones: los varones con impotencia vital, es decir aquellos que no quieren correrse del molde, porque esa es una posición conocida que les da certidumbre y tienen miedo a alejarse de ella; los que están deconstruidos, que adoptan discursos políticamente correctos, porque ser machista ya no tiene buena prensa y se adaptan a la equidad que demandan las mujeres para evitar conflictos; y los más receptivos, aquellos que piensan en ser varones en referencia a sus potencialidades y debilidades como persona, lo que es más saludable. Hay un posicionamiento más crítico.

La especialista puntualizó que las formas de relacionarse como seres humanos son inequitativas, hay vínculos de amo-esclavo, hay dominio y opresión, y muchas veces quienes oprimen son los varones. “Las feministas no somos bien vistas, porque pretendemos transformar esas relaciones enganchadas entre hombres y mujeres, porque aspiramos a que cada ser humano sea lo que quiera ser y viva como quiera vivir. Creo que no hay otros pilares todavía con tanta fuerza para sostener un modo de ser hombre distinto. El proceso de cambio es relacional. Está bueno decir que hay multiplicidad de matices identitarios, de formas de ser y eso es una gran enseñanza de los feminismos.”

Por su parte, el psicólogo Diego Paliza comentó que el libro es muy importante y es inédito en el tema de las masculinidades a nivel latinoamericano. “Me parece interesante el tema de que una mujer pueda escribir sobre varones, porque históricamente los varones fuimos los que detentamos el conocimiento y el poder sobre nosotros mismos y sobre otros, y las mujeres fueron quedando al margen.”

Afirmó que los varones están en un proceso de transición y por eso es importante que una mujer escriba sobre ellos, permite ampliar la mirada y no quedarse en estereotipos binarios. “Sabemos que la masculinidad hegemónica no brinda demasiados recursos a los varones que no se alinean con ella. Se espera que un varón domine, trabaje y provea. Creo que los varones cuando se convierten en padres predominan estas tres características.”

El conductor del programa de radio por internet Varones en la intimidad agregó que la publicación también aborda cómo el cuerpo del varón es vivido como instrumento para el trabajo. “Esto nos mete de lleno en la socialización de género, porque, así como se espera que la mujer se subordine y se dedique a los cuidados de otros, en nosotros se espera eso, la dominación. Este modelo basado en las necesidades de la cultura patriarcal fomenta y reafirma las posiciones sociales de los varones y de las mujeres”.

“Creo que la empatía es la palabra clave en la socialización de género. Los varones no somos educados en la empatía y hemos quedado tapados por la masculinidad hegemónica y hemos tenido que sobrevivir a ésta. Existen varones en proceso de cambio, sí, se puede modificar, aunque es un trabajo muy lento. Esos varones encuentran en los nuevos discursos esos pilares para sostenerse.”

Al tomar la palabra Cirilo Rivera, doctor en investigación e innovación educativa por la BUAP, comentó que el libro confronta porque los varones no se miran desde ese lugar, no quieren descubrirse, tienen temor. “Estos matices que pone sobre cómo los hombres estamos metidos con una serie de mandatos patriarcales y los encarnizamos, los llevamos a la práctica y es la historia hecha cuerpo.”

Agregó que la publicación lo hizo cuestionarse ¿por qué la frase: los hombres podemos salir adelante?, ¿qué estamos sintiendo los hombres actualmente? “Creo que nos invita a que los hombres develemos este tipo de prácticas que no queremos hacerlas visibles, no queremos hablar de ello por lo que digan los pares. No es fácil hablar de nuestros miedos, de la tristeza; sin embargo, el libro nos da esa posibilidad. Me invita a reconocer las prácticas machistas que aún están vigentes en mi vida y que siguen estando encarnizadas.”

De acuerdo con el investigador, “somos hombres post antiguos, vivimos en la postmodernidad, pero con unos rezagos de la antigüedad, queremos seguir explicando ciertas prácticas desde términos biologicistas, cuando hemos visto que el comportamiento en las personas, el campo de la psicología, la sociología, el psicoanálisis, se nutre de disciplinas, no podemos seguir mirando solamente un punto de vista”.

De acuerdo con Rivera, hay enojo en un sector de la población masculina que ante el avance de las mujeres simplemente no quieren cambiar y son parte de prácticas sumamente violentas, como el feminicidio y la trata de personas. “Mientras los hombres sigamos pensando que el problema de la violencia en contra de las mujeres es un asunto únicamente de las mujeres y no generemos este tipo de reflexiones y cambios, las consecuencias van a estar ahí.”

Fuente: El Colegio Nacional