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El motor que llevara al hombre a marte: 12 millones de caballos de fuerza

Se llama RS-25 y, aunque fue diseñado en los setenta, aún hoy goza de un estado de salud impecable. En todo este tiempo ha sido el músculo fundamental del Programa de Transbordadores Espaciales. Por eso a lo largo de 135 misiones, ha recaido sobre sus hombros el trabajo de transportar a decenas de astronautas y miles de millones de dólares de investigación y maquinaria.

-Es un gran momento para la NASA y para Stennis-, ha dicho Rick Gilbrech, el director de las instalaciones. «Estamos en unos días muy emocionantes con la vuelta a los largos viajes espaciales y el camino a Marte, y esta prueba ha sido un gran paso en esa dirección», ha añadido.

La NASA ha vuelto a desempolvar a esta bestia para poner a prueba sus capacidades. Durante 500 segundos, el motor cohete RS-25 con número de serie No. 2059 ha estado rugiendo con sus 12 millones de caballos de potencia en el hangar A1 del Puesto de Pruebas de cohetes del Centro Espacial John C. Stennis, en la Bahía de San Luis, Misisipi, Estados Unidos.

Y no se trata de una mera declaración de intenciones. La NASA tiene previsto que el RS-25 impulse el núcleo central del nuevo Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), la futura lanzadera que llevará a los astronautas hasta algún asteroide y hasta el planeta Marte.

-Esta prueba no es solo un importante paso para comprobar las capacidades de nuestro SLS-, ha dicho Steve Wofford, responsable de motores en el Marshall Space Flight Center, en Alabama, EE.UU. -También es fantástico pensar que el motor que a tantos astronautas ha llevado al espacio antes ahora esté siendo preparado de nuevo para llevarlos ahí fuera, en el primer vuelo tripulado de la SLS-.

Cuenta para ello con un repertorio de 16 cohetes aptos para vuelo y otros dos más para pruebas en tierra, que permitirán al menos propulsar las primeras misiones SLS. Este «reciclaje» de componentes, no solo abarata enormemente los costes, puesto que producir un cohete nuevo a partir de cero sería prohibitivamente caro, sino que es una enorme garantía para la NASA: los RS-25 ya han probado su fiabilidad en 135 misiones.

Desde entonces, estos cohetes han pasado cinco grandes procesos de mejora. En esta última ocasión, han incorporado un nuevo sistema controlador, algo así como un cerebro, para dirigir el delicado proceso de inyección y quema de combustible. Se espera que en meses sucesivos este tipo de pruebas continúen.

Además, la NASA está preparando el hangar B2 del Puesto de Pruebas de Stennis para probar la fase central de la SLS que se usará en la primera misión de vuelo de la lanzadera. En esa prueba, la Misión de Exploración-1, una porción de la futura nave se ensamblará a cuatro cohetes RS-25 que entrarán en ignición a la vez.

RS-25, la bestia espacial

Mientras que un Fórmula 1 puede alcanzar velocidades de más de 400 kilómetros por hora, la NASA espera que el SLS alcance una velocidad máxima de 36.456 kilómetros por hora. El reto de esta máquina será una de los más difíciles de los ingenios humanos: dejar atrás la gravedad terrestre y poner a instrumentos y hombres en el espacio.

Tal como explica Martin Burkey, del equipo del programa SLS, para conseguir este logro el cohete RS-25 debe mezclar propelentes enfriados a 250 grados centígrados bajo cero (de ahí que durante la ignición se desprendan bloques de hielo desde los motores) y hacerlos arder hasta los 3.300 grados. Además, para generar un impulse tan brutal es necesario que el flujo de combustible sea muy alto: podria vaciar una piscina familiar en un minuto. Como resultado, cada motor tendría una potencia suficiente para empujar 10 portaavioones por el océano a una velocidad de 40 kilómetros por hora.

Cuando la fase de pruebas en tierra se complete, se espera que los vuelos no tripulados comiencen en 2018, con el RS-25 cargando al SLS y a la nave Orion alrededor de la Luna. Si todo va bien, después comenzarían los vuelos tripulados, y el viaje final a Marte se lanzaría en 2030.

Fuente: cienciaparatodos.org