Usando desechos domésticos y electrónicos de bajo costo, un técnico especializado en tecnologías de información y comunicación (TIC) y un profesor de Biología crearon un sencillo adaptador que permite convertir cualquier teléfono celular con cámara en un poderoso microscopio. Ambos decidieron compartir en internet las instrucciones para fabricar el aparato, abriendo una enorme oportunidad para las clases de ciencia escolar en lugares de escasos recursos.
Con un tubo de papel higiénico, palitos de helado, el lente recuperado de un lector de CD y una pila, entre otros materiales, Edgardo Mundaca y Mariano Rodríguez crearon el dispositivo que bautizaron Micro-Hoek.
Al adosarlo al lente de la cámara, éste permite ver en la pantalla del celular estomas de hojas, células epiteliales u ovocitos de bivalvos, entre otras células cuya observación requiere usar microscopios de al menos 60x de aumento.
Edgardo Mundaca, técnico en TIC de la Universidad de La Serena (Chile), cuya Dirección de Investigación y Desarrollo y Departamento de Biología han apoyado la construcción y difusión del dispositivo, dice a SciDev.Net que la idea de crearlo nació “porque aquí en la universidad recibo a escuelas rurales y me impactó saber que sus profesores nunca habían usado microscopios debido a su alto costo, por lo que contenidos como las células los enseñaban solo con libros o imágenes”.
“El 88 por ciento de los colegios a nivel latinoamericano no tienen implementación de laboratorio. Eso quiere decir que hay un bajo alfabetismo científico”, indica Mariano Rodríguez, quien destaca que el prototipo de bajo costo puede utilizarse como una herramienta tecnológica para enseñar el mundo microscópico a alumnos de 5° a 8° grado de educación básica.
Su uso podría masificarse gracias a que sus creadores decidieron compartir en línea y de forma abierta y gratuita el manual de construcción, de manera que pueda ser descargado y fabricado por todos los profesores y estudiantes que lo requieran.
“A mí me han ofrecido mucha plata por esto dos empresas fabricantes de celulares, pero este es un proyecto social. Si vendo los derechos ¿a cuánto se lo van a vender ellos a los colegios? Volveríamos a lo mismo, porque los colegios no van a tener los medios para comprarlo”, dice Mundaca, quien ya patentó la invención en Chile.
Fuente: scidev.net