La piel sintética que imita a los pulpos: un camuflaje inteligente para la tecnología del futuro

Científicos de Cornell imitan la piel del pulpo para crear membranas capaces de cambiar de forma y textura

El pulpo siempre ha sido un animal rodeado de misterio. Un estudio publicado en Nature llegó a calificarlo de “alienígena” por la complejidad de su genoma, capaz de modificar rápidamente proteínas y otorgarle habilidades únicas.

Su inteligencia lo coloca en una liga distinta, y es que estos animales cuentan con nueve cerebros independientes, uno por cada tentáculo, y una memoria que les permite aprender y recordar.

Hace poco incluso se descubrió una comunidad bautizada como Octlantis, donde una quincena de pulpos habían construido sus propios hogares con arena y conchas, como si fueran los habitantes de una pequeña ciudad submarina.

Entre sus cualidades más fascinantes está la capacidad de cambiar de color y textura en décimas de segundo, mimetizándose con el entorno con una sofisticación que deja a los camaleones en segundo plano.

El pulpo como laboratorio vivo

Pueden incluso adoptar la forma de un cangrejo en celo para atraer a presas incautas y es que esa piel que se transforma ha sido la inspiración de un equipo de científicos de la Universidad de Cornell, en colaboración con el experto Roger Hanlon.

El sistema que han desarrollado consiste en una membrana de silicona capaz de adoptar formas tridimensionales complejas.

Para que se entienda el material se activa neumáticamente y simula las papilas del pulpo, esas terminaciones musculares que generan texturas sin necesidad de huesos, como ocurre con la lengua humana.

Los calamares pueden desplegar una docena de formas distintas y retraerlas en segundos para nadar sin obstáculos. Inspirados en esa capacidad, los investigadores han creado un método para controlar la forma de materiales blandos y elásticos.

La piel sintética que han diseñado puede programarse para adoptar diversas formas: desde piedras a plantas o cualquier textura del entorno, es decir, un robot recubierto con esta membrana sería capaz de mimetizarse con lo que le rodea.

Más allá del camuflaje

Pero el camuflaje no es su única función, y es que los cambios de textura también permiten absorber más luz y elevar la temperatura del material, lo que abre nuevas posibilidades en eficiencia energética.

Y una vez más, el pulpo alienígenavuelve a demostrar que la naturaleza es el mejor laboratorio.

Sus secretos bajo el mar están dando forma a tecnologías que podrían cambiar la manera en que los humanos nos ocultamos, nos protegemos y quizá algún día… nos volvemos invisibles.

Fuente: larazon.es

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