El ingeniero aeroespacial salvadoreño que desarrolla mini satélites en Canadá

La Administración Aeroespacial de Estados Unidos (NASA) anunció en 2004 un proyecto ambicioso llamado Constelación. Su propósito es regresar a la Luna y poner un hombre en Marte durante la primera mitad del siglo XXI. Esta noticia inspiró al salvadoreño Elías Solórzano, de 27 años, a estudiar una carrera que actualmente no tiene campo laboral en su país natal: Ingeniería Aeroespacial. Su motivación es formar parte de dicha odisea algún día.

“Decidí entonces aplicar a universidades en el exterior que ofrecieran carreras relacionadas con la exploración espacial”, relató Solórzano. Al finalizar su bachillerato en el Liceo Salvadoreño, aún no había recibido ninguna carta de aceptación de las universidades canadienses a las que había aplicado. Decidió hacer un plan de contingencia e iniciar su educación superior en la Universidad Centroamericana (UCA) en El Salvador. Estudió Ingeniería Eléctrica durante un semestre, mientras sus solicitudes estaban siendo evaluadas en Canadá.

“Sabía que en nuestro país los recursos tecnológicos eran escasos, y que la inversión por parte del Gobierno o la industria en proyectos de innovación no era suficiente. Por lo tanto, para perseguir aquel sueño, había que hacer sacrificios. En mi caso eso significó salir del país”, expresó el ingeniero salvadoreño.

Fue admitido en la Universidad Carleton, en Ottawa, Canadá, en 2008 para estudiar Ingeniería Aeroespacial. Egresó en 2013 y actualmente está terminando su maestría en la Universidad de Toronto, Canadá. “Me estoy especializando en el desarrollo de sistemas de navegación y control para satélites miniatura”, comentó.

La madre de Solórzano emigró a Toronto en la década de 1980. Regresó a El Salvador después de varios años durante el período del conflicto armado, por razones familiares. Su experiencia en Canadá le sirvió años más tarde al ingeniero para tomar la decisión de estudiar allá.

En la Universidad de Toronto, Solórzano es el presidente de la organización Estudiantes por la Exploración y el Desarrollo del Espacio (SEDS), una red internacional sin fines de lucro dedicada a promover la exploración pacífica del espacio. “Ha sido una de mis actividades extracurriculares, por encima de mis estudios de postgrado. A veces se siente casi como un trabajo de medio tiempo”.
Sus responsabilidades como presidente incluyen representar a la organización en la esfera pública y asistir a conferencias. “En junio de 2015, durante una conferencia en Toronto, tuve el placer de conocer al segundo hombre que puso pie en la Luna, el astronauta retirado de la NASA Edwin “Buzz” Aldrin. Le entregamos una camiseta de nuestra organización (SEDS) como reconocimiento”, relató.

También, el año pasado la organización SEDS, con el liderazgo de Solórzano, fundó la primera competencia a escala nacional de experimentos en gravedad reducida, con el apoyo del Gobierno y la industria espacial en Canadá. El proyecto brinda a estudiantes una oportunidad única para experimentar un vuelo parabólico. Este simula condiciones muy parecidas a las de la Estación Espacial Internacional (ISS), aseguró el ingeniero.

Solórzano presentó en 2016 su trabajo de investigación sobre el desarrollo de una tecnología para controlar el sistema de apunte de satélites miniatura en órbita, con cierto grado de precisión, en la prestigiosa Conferencia de Satélites Miniature (AIAA/USU) Utah, Estados Unidos. Se organiza cada año una competencia estudiantil en dicha conferencia, y eligen a los mejores candidatos para presentar su trabajo a un panel de jueces conformados por oficiales de la NASA, la Fuerza Aérea estadounidense y representantes de la industria espacial en Estados Unidos y otros países. El salvadoreño ganó el segundo lugar y un premio de $7,500 en efectivo.

En un futuro cercano, Solórzano planea expandir su carrera en el campo de la bioastronáutica, y poder estudiar los efectos fisiológicos debilitantes de los viajes espaciales en astronautas. “Mitigar estos problemas es clave para poder enviar humanos a Marte u otros lugares remotos en el sistema solar”, relató.

Eventualmente, Solórzano planea regresar a El Salvador a implementar lo aprendido en ingeniería aeroespacial. “Siento una responsabilidad moral, al igual que muchos salvadoreños que viven en el exterior, de contribuir a que nuestro país avance. Pienso que todavía existe una gran limitante en nuestro país para poder ejercer un cambio real, y no es solamente la escasez de recursos financieros, sino la corrupción dentro de los círculos políticos”, agregó.

Fuente: laprensagrafica.com