La eterna promesa de la ciencia ficción está a punto de hacerse realidad: el coche volador que promueve Larry Page, cofundador de Google, ya está listo para que un puñado de afortunados pioneros cumplan el sueño de surcar los cielos. El Flyer de la ‘startup’ Kitty Hawk acaba de presentarse en sociedad con nuevos detalles sobre su funcionamiento, imágenes y hasta un vuelo de prueba por parte de una periodista que nos ha permitido conocer por dónde irán los tiros de este futurista transporte personal.
La compañía ya permite a los primeros interesados solicitar una invitación para probar y adquirir el vehículo (el precio no se ha revelado), aunque su plan es que las primeras unidades vayan a parar a socios comerciales que quieran gestionar flotas, como por ejemplo parques de atracciones que ofrezcan el coche volador a sus visitantes a modo de pasatiempo.
Mientras tanto, han comenzado a invitar a un selecto grupo de personas (“clientes, ‘influencers’, miembros de la prensa y de la comunidad”) a que experimenten “la libertad de volar” en sus instalaciones de entrenamiento en Lake Las Vegas, un lago a 40 kilómetros de la ciudad, donde se produjo ese primer vuelo cara al público.
Ni siquiera hace falta una licencia para pilotar el Flyer. Un cursillo de una hora es todo lo necesario para ponerse a los mandos de este aparato que pretende “que volar se vuelva parte de nuestro día a día”, tal y como afirman en su recién estrenada web. Tanto es así que esperan que ese breve aprendizaje se reduzca incluso a cinco minutos, aunque a la periodista de la CNN que tuvo la ocasión de probarlo le dieron una clase de hora y media.
“Usarlo es tan fácil como jugar a Minecraft”, le explicaba Sebastian Thrun, el hombre que fundó Google X, la rama del gigante dedicada a los proyectos más locos y futuristas, y que es ahora el CEO de Kitty Hawk, un proyecto totalmente independiente aunque cuente con el respaldo de Page. La propia reportera, en base a su experiencia, lo confirma.
Con solo deslizar un botón, la aeronave despega. En la otra mano, un intuitivo ‘joystick’ como de videoconsola antigua (la elección final de Kitty Hawk tras haber probado con volantes, palancas como las de un barco y un sinfín de alternativas) sirve para manejar el Flyer. No hay pantallas ni un salpicadero lleno de mandos y controles. Es todo muy sencillo, pero no especialmente confortable. “No es la cosa más cómoda en la que me he sentado”, confesaba la periodista. “Definitivamente sientes las vibraciones”.
Tampoco le hizo mucha gracia uno de los ejercicios a los que se tuvo que someter durante el entrenamiento, que consistía en volcar el Flyer sobre una piscina de bolas para ver si, boca abajo y sumergida, era capaz de desabrocharse el cinturón y salir. Un anticipo de lo que podría suceder si ocurriera un incidente sobre el agua.
De momento es así como se llevan a cabo las pruebas del Flyer, siempre sobrevolando el lago gracias a las diez hélices que sostienen este vehículo de más de 110 kilos, capaz de despegar y aterrizar de forma vertical como un helicóptero. Visualmente, sin embargo, está a medio camino entre el aspecto de un dron y un hidroavión. La cabina tiene espacio para un solo pasajero, que va con la cabeza fuera como en un kart.
Los empleados de la empresa ya han realizado unos 1.500 vuelos de prueba a bordo del Flyer. Por seguridad, la velocidad está limitada a 32 kilómetros por hora (menos de 10 km/h en el caso de la periodista) y a una altitud de 3 metros sobre las aguas. Sin embargo, Thrun está convencido de que la aeronave puede llegar a superar los 150 km/h. Antes, eso sí, tendrán que darle mucho más rodaje e incorporar un paracaídas para posibles emergencias.
Por su peso, el Flyer es lo que las autoridades estadounidenses definen como un ultraligero, lo que implica no solo que no haga falta licencia para pilotarlo, sino además que no puede volar ni por la noche ni sobre lugares poblados. Eso puede ser un obstáculo para los planes de la compañía, que ve su innovación como un forma de resolver los problemas de tráfico de las ciudades.
Una visión que comparte con sus principales competidores, las empresas que trabajan para desarrollar aviones eléctricos (el Flyer también lo es, con baterías de iones de litio que aportan una autonomía de hasta 20 minutos con una sola carga, dependiendo del peso del piloto). Airbus, Boeing o Uber son algunas de las compañías con las que tendrá que verse las caras el equipo respaldado por el fundador de Google si quiere convertir su invento en el futuro del transporte personal.
Fuente: Tecnoxplora