Un equipo de investigadores vascos ha desarrollado un colirio a partir de la propia sangre del paciente que éste se lo administra de manera autónoma y que está indicado para el tratamiento de diversas patologías de la superficie ocular, como el síndrome del “ojo seco”, las úlceras o algunas quemaduras.
Este colirio -ya en el mercado- se obtiene a partir de un mínimo volumen de sangre del paciente, se prepara en la propia consulta del oftalmólogo y se conserva hasta tres meses en el congelador de casa en unos pequeños viales que el interesado va usando de forma individual (cada uno, descongelado, sirve para dos o tres días).
Este proyecto se enmarca dentro de la medicina regenerativa, que utiliza los propios recursos del organismo para regenerar tejidos y recuperar funciones dañadas, y detrás está BTI (Biotechnology Institute), una empresa de Vitoria que ha desarrollado la tecnología para obtener plasma rico en factores de crecimiento (PRGF, por sus siglas en inglés) cien por cien autólogo (del propio paciente).
Tecnología para obtener PRGF
Los factores de crecimiento son proteínas que desempeñan una función esencial en los procesos de reparación y regeneración de tejidos, ya que desencadenan efectos biológicos como la proliferación y diferenciación celular, la generación de vasos sanguíneos y la migración de las células a los lugares donde es necesario para que se produzca la regeneración, señala esta empresa.
Esta tecnología biomédica, presentada en el congreso de biotecnología Biospain 2016, que estos días se celebra en Barakaldo, permite aislar y concentrar precisamente esos factores de crecimiento.
El PRGF es un plasma rico en plaquetas que está considerado hoy un medicamento de uso humano, explica a Efe Gorka Orive, uno de los responsables del proyecto, quien añade que su objetivo es que, allí donde las plaquetas no puedan desempeñar su papel fisiológico, llegue esta ayuda adicional para reparar o regenerar tejido dañado.
Centrifugado de la sangre
Para ello, la sangre extraída del paciente, unos 70 centímetros cúbicos -los donantes de sangre aportan en cada extracción unos 500 centímetros cúbicos-, se centrifuga y una vez centrifugada se separan sus componentes: “hemos visto, por ejemplo, que los glóbulos rojos y blancos no aportan nada importante a la reparación de tejidos“.
En cuanto a si la curación es definitiva, Xabier Landaluce, también de BTI, señala a Efe que depende del origen de la patología: si la lesión ocular es aislada, ésta se cura, pero si, por ejemplo, un paciente tiene ojo seco severo porque tiene artritis reumatoide posiblemente a lo largo de su vida requerirá repetir tratamiento.
Las primeras investigaciones para obtener PRGF datan de 1995 y éste se usa desde hace años para tratar lesiones deportivas, en dermatología, dermoestética, cirugía oral y maxilofacial, y desde hace un año en oftalmología; a día de hoy está en clínicas privadas.
Según Landaluce, están en conversaciones con el sistema público de salud para introducirlo en algunas comunidades.
Fuente: Agencia EFE