Es lo último en prótesis. Una combinación de acelerómetro, giroscopio, sensor y célula de carga que en conjunto hace la función exacta de una rodilla.

En su interior, un ordenador trasmite los datos. La inteligencia artificial hace el resto. La rodilla sabe exáctamente qué tipo de actvidad está desarrollando el usuario y predice el próximo movimiento.

Acceder a zonas complicadas, probar la resistencia en pistas de esquí o en la piscina, ya no seran obstáculo. Es lo más parecido a una rodilla autética.

Los laboratorios trabajan en el desarrollo de nuevas prótesis para brazos y manos con la misma tecnología.

Fuente: antena3.com