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Crean una cápsula para tratar la colitis que se activa desde el móvil cuando ya está en el intestino

Investigadores chinos han desarrollado una cápsula inteligente que se comunica bidireccionalmente con bacterias modificadas genéticamente en el intestino de cerdos, logrando diagnosticar y tratar colitis a través de un simple teléfono móvil

Un equipo de científicos de varias universidades chinas ha diseñado una minúscula cápsula equipada con sensores ópticos y luces LED que entra en el organismo a través de la boca y que, una vez en el intestino, interactúa con bacterias modificadas genéticamente para curar la colitis.

Ya habíamos visto nanobots y otros ingenios que están en la fina línea entre la robótica y la biología, pero este es diferente, porque sus autores han conseguido establecer «un sistema de comunicación entre la cápsula, los microorganismos de nuestro cuerpo y un simple teléfono móvil». Con esta tecnología se ha podido detectar marcadores de inflamación intestinal y, luego, activar un tratamiento. Lo han probado con cerdos a los que se les inducían colitis.

«Nuestro objetivo era crear un sistema biológico-electrónico que permitiera a los usuarios humanos intervenir directamente sobre las bacterias intestinales», explica el investigador principal, Hanjie Wang, de la Universidad de Tianjin. Y lo han conseguido.

Un circuito entre bacterias, cápsulas y móviles

La parte fundamental de este sistema es una bacteria, la Escherichia coli Nissle 1917, modificada genéticamente para detectar nitratos que son biomarcadores de inflamación intestinal. Han conseguido que esa bacteria emita una señal de luz cuando los detecta. Ahí es donde entra la nueva cápsula: después de ser ingerida por el animal (y en un futuro por el paciente), registra la luz que emiten estas bacterias y la convierte en una señal eléctrica. Luego la transmite por sistema Bluetooth a una aplicación en el teléfono móvil del paciente o de su doctor.

En sentido inverso, el paciente o el doctor puede activar una pequeña luz LED en el interior de la cápsula desde su teléfono. Esa luz realiza el camino inverso: las bacterias «la ven» y se activan para segregar un anticuerpo diseñado para combatir la inflamación que causa la colitis.

De esta forma, se puede decir que «la cápsula actúa como una estación intermedia de procesamiento de señales», como explica Duo Liu, coautor del estudio. Es la primera vez que tenemos una comunicación verdaderamente bidireccional dentro del intestino, apunta el estudio.

El experimento… funciona

Como prueba de concepto, el sistema fue probado en tres cerdos con colitis inducida mediante un compuesto llamado dextrano sódico.

Primero, las bacterias, modificadas genéticamente, detectaron los niveles elevados de nitrato en el intestino. A partir de ese momento, comenzó la comunicación. La cápsula «vio» la luz que emitían las bacterias y lo retransmitió al móvil que estaba en el exterior.

Observando esa comunicación, desde la aplicación, los investigadores activaron la luz LED de la cápsula que, a su vez, fue «vista» por las bacterias, las cuales se comportaron como estaba previsto: llevando a cabo una correcta secreción de anticuerpos curativos.

El tratamiento redujo de forma significativa los niveles de TNF, interleucina-6 (IL-6) y óxido nítrico inducido (iNOS), dos de los marcadores clásicos de inflamación.

Según los autores, este sistema es mucho más sensible que los biomarcadores tradicionales en sangre o heces y detecta la inflamación en etapas muy tempranas. “Hemos demostrado que no solo podemos diagnosticar la inflamación antes de que aparezcan síntomas clínicos evidentes, sino también intervenir rápidamente para tratarla”, añade Wang.

Una visión de futuro

Aunque esta tecnología se encuentra aún en fase experimental, su potencial es enorme. Los autores dicen que podría permitir que pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, controlen sus tratamientos desde casa con supervisión médica remota.

El estudio ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Tianjin, la Universidad Agrícola y Forestal del Noroeste y la Universidad de Hainan, y fue publicado el 28 de julio de 2025 en la revista Nature Microbiology.

Fuente: cadenaser.com

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