Con lombrices un colombiano innova para regar campos y crear abono vía aguas de residuo
En Colombia, el 85 por ciento de su agua residual se vierte en ríos y acuíferos sin haber sido tratada previamente, según su Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. Esta situación contamina los recursos hídricos y obstaculiza el acceso al agua potable. Para poner fin a este problema, Juan Carlos Guáqueta fundó hace dos años la empresa AcuaCare que instala plantas sostenibles de reciclado de aguas residuales.
Su sistema permite recuperar el agua contaminada y reutilizarla para regar campos al tiempo que produce un abono que se puede utilizar como fertilizante. Aunque el agua que recicla no se puede usar para consumo humano porque su potabilización sería muy cara, sí puede utilizarse para regar los campos, lo que supone un ahorro de agua disponible para consumo.
El mecanismo es sencillo y consta de tres pasos. El fluido contaminado se almacena en un depósito tras pasar por un gran filtro que recoge grandes sólidos “como cepillos de dientes o trapos que se tiran en la red de saneamiento”, explica Guáqueta. Desde este tanque, pasa por unas tuberías hacia unos aspersores que rocían una piscina llena de un material esponjoso. Esta capa de material “está formada por materia orgánica, lombrices y serrín” y funciona como un filtro: retiene los contaminantes y deja pasar el agua limpia. El fluido restante se canaliza hacia un tercer contenedor a la espera de ser reutilizada para campos.
Por cada metro cuadrado de filtro pueden pasar al día 600 litros. A lo largo de un año los residuos depositados en esta capa van siendo devorados por las lombrices y los microorganismos que los transforman en abono, igual que en otros procesos de compostaje. Según datos de AcuaCare, en este período se producen unos 160 kilos de abono que “pueden significar ahorros al propietario si lo usa para sus cultivos o ingresos si decide venderlos”.
Todo el sistema ocupa desde cuatro metros cuadrados, pero puede camuflarse para integrarse en parques y jardines. Puede utilizarse tanto para usos industriales como para familias y tiene un coste que oscila entre los 100 mil pesos colombianos (38 euros) y los 5 millones pesos colombianos (unos 2 mil euros), en función del tamaño. Guáqueta asegura que los ahorros obtenidos con el agua reciclada y con la venta de los abonos garantizan que la inversión se recupere en un periodo de un año o año y medio, en función de la cantidad de agua que se limpie.
Para crear su proyecto, Guáqueta se ha fijado en sistemas que ya funcionan en otros países, pero lo ha adaptado al contexto de Colombia. “Nunca se había hecho a pequeña escala ni en zonas exclusivamente rurales”, indica el innovador, y añade: “Empezamos a instalarlo para que lo usaran familias en lugares de difícil acceso”.
Es la vocación social del proyecto la que ha supuesto la verdadera innovación de AcuaCare que ha construido toda una filosofía para fomentar el desarrollo sostenible a través de su tecnología. “El sistema lo puede utilizar cualquiera, aunque no tenga estudios”, dice Guáqueta. A diferencia de otros procesos de depuración en los que se utilizan químicos y que requieren conocimientos previos, el sistema de AcuaCare “sólo necesita un mantenimiento sencillo: limpiar un aspersor si se atasca y remover el compuesto de vez en cuando”.
Esta visión innovadora y comprometida con la sociedad colombiana le ha servido para ganar tres premios internacionales del Banco Interamericano de Desarrollo, del Departamento de Estado de EU y de World Environmental Center. El socio director del fondo de inversión Threshold Ventures y miembro del jurado de MIT Technology Review Innovadores menores de 35 Colombia, Jonathan Baer, cree que “el proyecto tiene el potencial para mejorar el tratamiento de aguas residuales y tener un impacto positivo en la sociedad”.
Los beneficios de esta tecnología son triples. Por un lado, da un doble uso a las aguas residuales al reutilizarlas y obtener abono, y por otro, evita que estas aguas acaben en los ríos. Guáqueta concluye: “El agua lo es todo: si evitas que un niño juegue en un río contaminado ya has conseguido el éxito”.
Fuente: technologyreview.es