Esta caleña adquirió el chip de las matemáticas y el software a punta de estudio. Ahora hace parte del Comité Ejecutivo del Consejo Técnico en Ingeniería de Software.
Esa jovencita que hace 18 años arriesgó a estudiar una carrera de números, algoritmos y matemáticas, hoy es una de los diez más destacados ingenieros de sistemas en el mundo y la única de Iberoamérica, recientemente postulada al mayor y más prestigioso ente rector de ingenieros de esa área en el planeta. Todo un honor para la caleña Norha Villegas Machado.
Los otros nominados son de países avanzados en creación de software y computación: Alemania, Suiza, Estados Unidos, Australia, Italia y Países Bajos. Sus competidores llevan 20 o 30 años o más en investigación. Y ella apenas hace seis que dirige grupos de investigación en la Universidad Icesi, donde también hizo su pregrado. Esta mujer de contextura delgada y voz suave es una potencia de la investigación en computación de renombre mundial. Sus diseños o innovaciones en programas de software le merecieron que su nombre resonara para integrar el Comité Ejecutivo del Consejo Técnico en Ingeniería de Software, (TCSE, por sus siglas en inglés), dependencia de la asociación de ingenieros más grande del mundo (IEEE, por sus siglas en inglés). Eso equivale a entrar a la sociedad de computación más importante del mundo, especialmente en el área de software, campo al que ella se dedica. De hecho, es la primera persona de habla hispana propuesta para ingresar a tan selecto club.
La elección se hace por votación ‘on line’, pero como Colombia tiene pocos afiliados a la IEEE –la sola membresía cuesta medio millón de pesos anual–, no sacó los votos suficientes. Pero la nominación habla de su proyección a su edad: 34 años. ¿Cuál fue su algoritmo para llegar allá? Luego de graduarse en Icesi comenzó a trabajar en la industria de software en Cali, muy pronto se vinculó como docente a Icesi, en 2007 pasó a ser profesora de tiempo completo. Pero cuando baila salsa cubana, de la Fania o practica aerorumba o natación, nadie adivina que en 2009 obtuvo su doctorado en computación en la Universidad de Victoria, Canadá, donde estudió becada y de la cual ahora es profesora adjunta.
Ahora pertenece a una comunidad de investigación muy reconocida que le ha dado roles que le han permitido que ese nombre hispano suene entre otros de otras lenguas y latitudes. Tanto que esta caleña calmada y sencilla es una de las más referenciadas por Google Scholar: el día de esta entrevista sumaba 1139 artículos que citan sus investigaciones, un número muy alto para alguien con un lustro investigando en un área tan competida en países desarrollados. Sus aportes son de resonancia mundial. Su tesis de doctorado impactó porque ella desarrolló sistemas de software que se adaptan al contexto y situación del empresario o usuario. Por ejemplo, un software ‘que se expande o se contrae’ según el número de personas conectadas simultáneamente. “Esto le permitirá a una compañía de mercadeo electrónico que su sistema se adapte a las necesidades y no se bloquee si hay muchísimos clientes conectados, o que se ‘encoja’ si hay pocos; así ahorra energía y dinero y optimiza sus recursos”, explica en cristiano sus técnicas y métodos llamados sistemas de recomendación en contexto.
El proyecto lo realizó junto con su esposo, Gabriel Tamura, un japonés también investigador y a quien ella considera la persona que más sabe de arquitectura de software en Colombia y con méritos propios. El hecho de que ambos tengan el ‘chip’ incorporado del diseño de software les permite trabajar y viajar juntos, lo que les facilita la vida en familia y el desarrollo profesional de ambos. Nohra ha logrado especificar tanto sus diseños de software, que también sorprendió al crear un programa que permite usar información histórica: por ejemplo, la base de datos de un supermercado logra identificar cuándo el cliente está de aniversario, de cumpleaños o se va de vacaciones, y hacerle ofertas de promociones o sugerencias de consumo. Modelo que aplica para recomendar acciones de salud, educación, en entidades públicas y en cuanta rama imagine.
Otro de sus “inventos” que más ha gustado es un software para detectar cuándo el sistema de una empresa está a punto de colapsar, fallar o bloquearse. Entonces, el programa enciende la alarma y la organización puede reaccionar para evitar esa caída del sistema que le puede acarrear pérdidas millonarias en equipos, en trabajo, en información. Estos y muchos estudios más han quedado en 30 publicaciones internacionales, otro número que para Colombia es muy alto y que son los que consultan y citan como referencia en otros ‘papers’. ¿Qué la motivó a inclinarse por las matemáticas y ser ingeniera de sistemas? Fácil: su padre, Pedro Villegas, un empresario del transporte, la puso a llevar la contabilidad de la empresa familiar casi desde que ella aprendió a contar.
La niña siempre estaba haciendo cuentas y adquirió familiaridad y destreza con los números. Pero cuando ya se graduó de bachiller en el Gimnasio Centenario de Sevilla, Valle, a donde se había traslado la familia para manejar dos líneas de transporte en esa ciudad y en Cartago, Norha eligió esa carrera solo porque conocía algunos ingenieros de sistemas bien ubicados. La chica que lo calculaba todo, ya veía venir el ‘boom’ de las tecnologías en la vida del ser humano. Le pareció que sería la base para crear su empresa a futuro. Lo que no calculó es que la convertiría en la docente e investigadora estrella de software que es hoy.
Una excepción dada la poca inclinación femenina por las ingenierías, que atribuye al modelo educativo que afecta el interés por la ciencia y las matemáticas. Hace 18 años, la proporción de mujeres en clase de ingeniería de sistemas era de 30% y 70% hombres. Hoy hay tres damas máximo por 30 varones, incluso, hay cohortes solo de hombres. “A ellas les crean una aversión a las matemáticas, los profesores no logran enamorarlas de estas áreas y la mayoría dice: ‘quiero estudiar algo que no tenga números’”, menciona. Otro factor es “en Colombia se asocia sistemas o computación, con aprender a manejar word, excel; entonces dicen que no quieren estudiar sistemas porque no les gustó la clase de informática”, pone como ejemplo. O se creía que el ingeniero de sistemas hacía mantenimiento de computadores, arreglaba impresoras o manejaba el soporte técnico.
Algo que no debería ocurrir ya que el cerebro femenino tiene ventajas sobre el masculino, en computación dice. “Las mujeres son muy exitosas en sistemas porque es una ciencia que exige coordinar distintas competencias al tiempo, y las mujeres somos muy buenas en multifunción, por eso ascienden rápido”, explica. Incide también la tendencia de la generación actual a estudiar lo más fácil. “La ingeniería de sistemas no lo es, pero no significa que no se pueda disfrutar”, acota ella, que maneja su tiempo con precisión de ingeniería. Igual para conectarse en conferencia con estudiantes que dirige en países con grandes diferencias de horario, como para atender y jugar con su bebé, Alejandro, de 10 meses, y compartir con su esposo Gabriel.
A la par que es directora del programa de Ingeniería de Sistemas de la Icesi, da cátedra y dirige hasta tres tesis de pregrado, dos de maestría y otra de doctorado, saca tiempo hasta para la cocina fusión. Especialidad que aprendió en un curso de cocina rápido en la universidad, donde también aprendió inglés. Es que su vida la ha hecho en Icesi, que le pagó su doctorado, le dio el amor de su vida y un excelente desarrollo profesional.
Fuente: elpais.com