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Una nueva señal de radio, segunda bomba astronómica en 40 años

Una misteriosa señal de radio procedente de Próxima Centauri podría ser la huella tecnológica de una civilización situada a 4,25 años luz de la Tierra. Es más intrigante que la señal registrada hace 40 años, todavía sin resolver.

Una señal de radio de origen desconocido que podría proceder de un exoplaneta situado a 4,25 años luz de la Tierra cambiará el curso de la historia humana si se confirma que es la huella tecnológica de una civilización vecina de nuestro sistema solar.

Desde abril de 2019, los astrónomos están intrigados por una débil señal de radio captada por el radiotelescopio Parkes de 64 metros en Australia. Fue detectada mientras observaba Próxima Centauri, una enana roja situada a 4,25 años luz de la Tierra que es la más cercana a nuestro Sol.

La señal, denominada por los astrónomos BLC1, ha sido universalmente reconocida como el más potente candidato a ser una firma tecnológica de una civilización lejana, reconoce ScientificAmerican.

Próxima Centauri alberga dos planetas, Próxima Centauri b, descubierto en 2016, y Próxima Centauri c, descubierto en 2019. Próxima Centauri b es el exoplaneta potencialmente habitable más cercano que se conoce.

Es un planeta un 20% más grande que la Tierra que orbita su estrella cada once días. Además, está ubicado en la zona habitable de su estrella, y se piensa que podría disponer de agua líquida en la superficie, un requisito indispensable para la vida.

Inexplicable

Todavía no existe una explicación sobre el origen de la señal, pero los artífices de su descubrimiento señalan que tiene unas propiedades particulares: le permitieron pasar los controles que eliminan ruido en la búsqueda de señales de posible vida inteligente extraterrestre.

Lo más relevante es que la señal ocupa una banda muy estrecha del espectro de radio: 982 megahercios, una región típicamente desprovista de transmisiones de satélites y naves espaciales humanas.

«No conocemos ninguna forma natural de comprimir la energía electromagnética en un solo contenedor en frecuencia» como este, declaró Andrew Siemion, de la Universidad de California en Berkeley, a la citada revista.

¿Interferencia humana?

El estrecho haz de ondas de radio fue captado durante 30 horas de observaciones en abril y mayo del año pasado y, según Pete Worden, director ejecutivo de Breakthrough Iniciatives, la señal tiene un 99,9 por ciento de probabilidades de ser interferencia de radio de origen humano.

Las Iniciativas Breakthrough son un conjunto de programas de ciencia espacial que investigan las cuestiones fundamentales de la vida en el Universo, pero el proyecto SETI, una iniciativa que lleva más de 30 años buscando inteligencia fuera de nuestro planeta, tiene dudas de que el origen de la señal sea una interferencia terrestre.

No obstante, señala SETI, la idea de una civilización tecnológicamente avanzada que viva alrededor de nuestro vecino estelar más cercano es bastante extraordinaria.

Más preguntas que respuestas

Hasta ahora, la detección de BLC1 plantea más preguntas que respuestas: ¿por qué se detectó solo una vez durante 30 horas en abril y mayo? ¿Cuáles son las características de la señal, es decir, su perfil, fuerza y ​​modulación? ¿Varió en frecuencia durante 30 horas debido a su movimiento con respecto a nosotros? ¿Por qué los observadores no alertaron a la comunidad científica inmediatamente después de su descubrimiento para que otras personas pudieran confirmar la señal?, cuestiona SETI.

De los 300 millones de exoplanetas que podrían ser habitables en nuestra galaxia, que tiene 200.000 años luz de diámetro, sería una coincidencia asombrosa que dos civilizaciones (la nuestra y una en Próxima b) estuvieran usando la misma tecnología al mismo tiempo.

La idea parece muy improbable, razón por la habría que encontrar una explicación más realista para el origen de la misteriosa señal, concluye SETI.

Escepticismo entre los científicos

Hay bastante agitación en el mundo de la astronomía por este descubrimiento, según reflejan varios medios. La noticia saltó por una filtración publicada por The Guardian que ha dado la vuelta al mundo.

The Washington post se pregunta si ha sido una llamada perdida de otra civilización. The New York Times advierte que se trata de “una especie de señal tecnológica. La pregunta es si es tecnología de la Tierra o tecnología de algún lugar más allá”.

Destaca también un elemento importante: BLC1 mostró una tendencia a variar levemente de frecuencia durante intervalos de 30 minutos, una señal de que, sea cual sea el paneta del que provenga, no está en la superficie de la Tierra, sino que se cree procede de un objeto celeste en rotación o en órbita.

Sin embargo, la deriva no coincide con los movimientos de ningún planeta conocido en Próxima Centauri. Y, de hecho, la señal, si es real, podría provenir de algún lugar más allá del sistema Alfa Centauri. ¿Quién sabe?, concluye el periódico de NY.

Más intrigante que Wow!

Lo evidente es que estamos ante un momento de excitación todavía más acusado del que tuvo lugar el 15 de agosto de 1977, cuando un radiotelescopio de Ohio detectó otra señal de radio de origen desconocido que duró 72 segundos y procedía de la constelación de Sagitario.

A esa señal se le puso el nombre de Wow! y mostró una intensidad 30 veces superior al ruido de fondo, una forma de radiación electromagnética. Su secuencia fue 6EQUJ5.

El significado de esa señal, el indicio más consistente hasta ahora de que algo puede haber en el universo más allá de la experiencia humana, no se ha desentrañado todavía.

The Astronomy es todavía más concluyente: “Si BLC-1 es una señal extraterrestre genuina, podría cambiar el curso de la historia mundial. Un transmisor de radio alienígena a solo 4,25 años luz de la Tierra cambiaría las reglas del juego. Sin duda, esta es la razón por la que el equipo de descubrimiento se ha quedado en silencio y está trabajando arduamente para que su análisis sea correcto.”

Cada vez más cerca

El desconcierto durará todavía un tiempo. Los diferentes equipos que analizan a fondo la señal esperan publicar los resultados de su análisis en dos artículos científicos a principios de este año.

La respiración está contenida en medio de un gran escepticismo, si bien las perspectivas de encontrar vida inteligente fuera de la Tierra han cambiado mucho desde que comenzaron los experimentos SETI en 1984.

Desde el año pasado 27 radiotelescopios gigantes se están alineando para barrer el 75 por ciento del universo observable de una forma exhaustiva y descubrir el menor indicio de una posible tecnología distante en alguna otra parte del universo. Wow!, BLC1, son tramos de ese recorrido excitante.

Fuente: tendencias21.levante-emv.com