Un experimento revela qué es lo que activa la “trampa” de la Venus atrapamoscas

Posiblemente, no existe una planta carnívora más famosa y fascinante. La Venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) tiene la capacidad de encerrar y convertir en almuerzo a todo insecto que pase aproximadamente 30 segundos en su “boca” pero, ¿cómo puede una planta saber cómo o cuándo engullir a una criatura?

Se sabía que la respuesta del cierre de una Venus normalmente requiere dos estímulos sucesivos antes de que se active la trampa. Los investigadores cuentan que los pelos sensoriales dentro de la trampa necesitan sentirlo en la región de la ‘boca’ dos veces para cerrarse, y ambos contactos deben ocurrir en esos 30 segundos, más o menos.

No sólo eso, si la “ventana” entre el primer toque y el segundo dura más que ese medio minuto, la Venus “olvida” el primer toque y no cierra la trampa. Esto nos lleva a la gran pregunta, porque hasta donde sabemos, hablamos de una simple planta sin cerebro, ¿cómo es posible que recuerde recuerda algo y cómo diablos puede saber cuándo han transcurrido 30 segundos?

Hace tres décadas, un grupo de investigadores alemanes propusieron que el cierre se producía de alguna manera por un aumento en los iones de calcio en la planta, con dos contactos sensoriales sucesivos que empujan la concentración de calcio más allá de un umbral suficiente para resorte cerrado. Sin embargo, nunca pudieron probarlo.

Ahora, 30 después, tenemos la confirmación experimental de esa hipótesis que no se pudo probarse en la década de 1980. Se trata de un nuevo estudio dirigido por el biólogo Mitsuyasu Hasebe del Instituto Nacional de Biología Básica (NIBB) de Japón. Hasebe y su equipo descubrieron una forma de visualizar las concentraciones de calcio intracelular dentro de la planta para ver si la sustancia química sustentaba el poder de la trampa para recordar y olvidar.

Para ello, se valieron de la ayuda de una bacteria llamada Agrobacterium que es capaz de transferir genes a las plantas. Luego diseñaron en laboratorio Venus transgénicas equipadas con un sensor de calcio, una proteína llamada GCaMP6, que emite fluorescencia verde cuando se une al calcio.

Los resultados de los experimentos mostraron que cuando se tocaba por primera vez un cabello sensorial, comenzaba a brillar casi instantáneamente, con una onda de fluorescencia que luego se extendía hacia el resto de la planta, revelando así el aumento temporal en la señalización del calcio. Según los investigadores:

La excitación eléctrica de las células trampa se traduce así en un aumento en la concentración de calcio. Si aparece un potencial de acción adicional, su valor de calcio se agrega a la primera señal. Usando este reloj de calcio, la trampa de la Venus puede contar el número de potenciales de acción condicionados por estimulación táctil.

Por el contrario, finalizan los investigadores, si no se siente otro contacto lo suficientemente rápido, “en unos 30 segundos, más o menos, la concentración de calcio intracelular se disipa, lo que le dice a la trampa que se detenga”.

Fuente: es.gizmodo.com