La misión ExoMars, la primera de un programa conjunto entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la rusa Roscosmos para explorar Marte, aterrizó hoy con éxito en el Planeta Rojo con el importante aporte de un argentino: Jorge Vago, director científico de la misión. Un hombre nacido en Buenos Aires que de chico soñaba con ser astronauta.
En 1986, Vago se recibió de ingeniero eléctrico en el Instituto Tecnológico Buenos Aires (ITBA) y luego viajó a Estados Unidos para hacer una maestría de Ingeniería en Física Aplicada y un doctorado en Física Planetaria en la Universidad de Cornell. Allí fue donde comenzó a especializarse en los estudios sobre el origen de la vida.
En 1992 se sumó a la Agencia Espacial Europea (ESA) para desempeñarse durante algunos años como ingeniero de Sistemas, gerente de Proyecto y coordinador en el desarrollo de experimentos de física de plataformas de microgravedad y la Estación Espacial Internacional. A partir de 2002, junto con un pequeño grupo de expertos de la ESA comenzó a trabajar en lo que sería la misión ExoMars Rover que hoy dio un importante paso.
El científico habló con Clarín en marzo, cuando la misión despegó hacia el Planeta Rojo. Ahí el hombre contó que creció en Rosario en la época en que se producían las misiones Apolo a la Luna: “Quería ser astronauta. Pero en aquel momento sólo los rusos y los estadounidenses eran astronautas. Entonces, me decidí a estudiar ingeniería”.
En aquella entrevista, Vago contó que buscan encontrar rastros de vida en la infancia de Marte, cuando era muy similar a la Tierra, hace 4 mil millones de años: “No es una misión tripulada por seres humanos, pero hay chances de que consigamos evidencias sobre si hubo o hay vida en Marte”, decía optimista.
“Yo no elegí trabajar en este programa porque cuando empecé en la Agencia Espacial Europea no existía la misión, ni siquiera existía el nombre de ExoMars. Yo soy de los fundadores de la generación ExoMars”, contó orgulloso Vago.
Así como los europeos conquistaron América, ahora es él una parte fundamental para conquistar Marte. Hace casi 30 años vive afuera del país, pero hay cosas de las que no se olvida: “Sigo comiendo empanadas. Me traigo el dulce de leche cada vez que voy a la Argentina. Vivo en un pueblo en Holanda, y la comunidad de argentinos es muy unida. Voy a las actividades que organiza la embajada. Tuve la suerte de que un amigo de la infancia estuviera viviendo aquí también. Pero me gusta lo que hago aquí: aunque no pueda ir como astronauta, vamos a hallar vida en Marte. Si no hay, encontraremos rocas. Pero avanzaremos en lo que no sabemos”.
Fuente: clarín.com