Tres vídeos científicos muestran la efectividad de las mascarillas [VIDEOS]

Diferentes grupos de investigación han logrado captar cómo se transmiten los fluidos de las personas que usan protección y de las que no la usan

Desde que comenzó la pandemia se han realizado numerosos estudios sobre la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2. La OMS recomienda el uso de mascarillas, pero sigue habiendo escépticos que se resisten a usarlas en varios países. Uno de los personajes más conocidos por resistirse a usarlas es Donald Trump, que se ha convertido en un abanderado de esta peligrosa práctica.

Existen numerosos artículos científicos que intentan explicar la transmisión de partículas de saliva con coronavirus al hablar o estornudar, pero quizá la mejor forma de comprobar cómo se propaga la Covid 19 es observarlo en imágenes. En los últimos meses han aparecido varios vídeos, filmados con diferentes técnicas, que demuestran lo que sucede cuando no se usa una mascarilla.

El último en aparecer es de la Universidad Atlántica de Florida. Como se explica en el estudio científico que lo acompaña, ha sido creado para demostrar la efectividad de diferentes tipos de mascarillas. Para realizarlo se ha usado una lámina de luz láser similar a la que se emplea en algunas discotecas.

Esta luz se ha combinado con una niebla sintética que delata la presencia de las partículas en suspensión. Para realizar el metraje se ha usado un maniquí equipado con varios tipos de mascarillas que expulsa líquidos de forma similar a los que expulsamos al hablar o toser.

La conclusión a la que han llegado estos investigadores es que mientras que una mascarilla comercial evita que las partículas en suspensión vayan a más de 20 centímetros del rostro, esta distancia desciende hasta unos 6 centímetros en una máscara cosida de algodón acolchado, 38 centímetros usando un pañuelo doblado de algodón, y si no usamos ninguna protección las partículas alcanzan casi dos metros y medio de distancia.

Captar las micropartículas que pueden contener al coronavirus es una tarea técnica compleja. Estas viajan a una gran velocidad por el aire. Además tienen un tamaño lo suficientemente pequeño como para que no puedan ser captadas fácilmente por una cámara convencional. En marzo la televisión japonesa NHK junto con un grupo de investigadores idearon un sistema para lograr este desafío.

En el experimento también se utilizó un haz de rayos láser, pero en ese caso se empleó una cámara muy sensible capaz de detectar cómo viajan las partículas que expulsamos al hablar o estornudar. El vídeo muestra también como en una estancia sin ventilación si no se usa mascarilla aunque las gotas de mayor tamaño caen al suelo, otras más pequeñas quedan flotando en el ambiente contagiando al resto de personas que se encuentran en la estancia.

La buena noticia de este experimento es que purificar este ambiente contaminado es muy sencillo: basta con abrir una ventana para que las partículas desaparezcan. Nada que no se haya explicado en numerosas ocasiones, pero resulta más locuaz verlo con nuestros propios ojos que leerlo o que alguien nos lo explique.

Otro estudio realizado por un investigador de la Universidad de Edimburgo en colaboración con la empresa Lavision, especializada en aparatos para captar imágenes científicas, empleó un sistema utilizado en fotografía desde el siglo XIX. Se trata del denominado efecto Schlieren. Un efecto óptico que permite captar los flujos del aire en movimiento y de otros elementos. Esta técnica se ha empleado por ejemplo en túneles de viento para mejorar la aerodinámica de vehículos.

Aunque también se puede usar para observar el movimiento de un fluido por el espacio. Por eso fue utilizado para ver cómo se compartaban gotas de agua expulsadas, como un estornudo, con y sin mascarilla. Esta investigación dio un resultado llamativo: una máscara casera o industrial mal ajustada podría esparcir gotas en diferentes direcciones. Lo que podría ser incluso peor que no usar ningún tipo de mascarilla. Por eso es tan importante ponerse correctamente las mascarillas.

También se han empleado cámaras de alta velocidad, capaces de capturar miles de fotogramas en un segundo, para intentar comprender mejor la velocidad y la dirección a la que viajan las partículas que expulsamos de las vías respiratorias. La matemática Lydia Bourouiba usa videos grabados a alta velocidad para analizar los estornudos y comprender mejor las enfermedades infecciosas .

Esta técnica de grabación es muy compleja, pues cuando se filma a altas velocidades es necesario contar con fuentes de iluminación muy potentes para que las imágenes no se vean como fotogramas completamente oscuros. Aunque últimamente el uso de imágenes de alta velocidad para analizar a cámara ultralenta se está democratizando. De hecho, ya ya no es necesario usar pesadas cámaras industriales.

Fuente: lavanguardia.com