Estados Unidos ha desarrollado un aparato que limpia la sangre de virus en un 99,7% y que ya se está testando en hospitales de América y Europa. Ayuda a reducir la carga viral y a ganar tiempo para aplicar otros tratamientos
En los últimos meses hemos escuchado repetidamente que, después de la pandemia del coronavirus, llegarán otras muchas más. Sin embargo, el Departamento de Defensa de Estados Unidos no está dispuesto a que esto ocurra y ha confiado en su Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (más conocido como DARPA), encargada de desarrollar ‘inventos imposibles’ que puedan facilitar el trabajo en el futuro a los soldados nacionales, según explican en su página web.
«El director de DARPA fue muy claro: me dijo ‘tu misión es eliminar las pandemias'», recordaba Matt Hepburn, director de la oficina de biotecnología de esta agencia, en una entrevista para el exitoso programa ’60 minutes’, de la cadena estadounidense CBS, que se emitió el pasado 11 de abril. Así, cuando llegó esta pandemia, DARPA entró en modo de emergencia y centró todos sus proyectos de investigación en frenar el covid.
«Ese es el espíritu del modelo DARPA. Retamos a la comunidad de investigadores para que creen soluciones que puedan sonar a ciencia ficción. Estamos dispuestos a arriesgarnos con inversiones que pueden no funcionar pero que, si lo hacen, pueden cambiar el panorama completamente», explicaba Hepburn en la entrevista.
De esta forma surgió Seraph 100, un aparato que limpia la sangre de los pacientes críticos con COVID-19 y que permite ganar tiempo en la aplicación de tratamientos, reduciendo la mortalidad de la enfermedad y aminorando el efecto de esta pandemia.
Así funciona el Seraph 100
El Seraph 100 es básicamente un filtro que se utiliza como tratamiento para los pacientes, no como forma de prevención de las enfermedades. «Una bomba empuja la sangre fuera del organismo, que pasa por el interior del filtro durante 2,4 o 5 horas, aunque puede estar hasta un día entero, y se reduce en un 99,7% el volumen del patógeno circulante en la primera sesión», explica a laSexta.com Juan Ruiz, director comercial y de la división de Cirugía General, Trasplante y UCI en Cardiolink, una distribuidora de productos sanitarios especializados.
El aparato, de forma cilíndrica, es extracorpóreo y tiene unos 7,5 centímetros de diámetro y unos 23 centímetros de longitud. «Dentro hay muchas pequeñas microesferas, cada una de 0,3 milímetros de diámetro, que tienen una especie de pelillos, a modo del sulfato de heparán del glicocálix celular, donde se quedan atrapados los virus y las bacterias», apunta el especialista. De esta forma, se purifica la sangre del paciente, como sucede con la hemodiálisis, y el patógeno queda concentrado dentro del Seraph 100, que luego se desecha.
Debido a su eficacia y seguridad, su actividad comercial se ha disparado en los últimos dos meses. «El interés de los intensivistas es obvio, porque funciona y no es tóxico», indica Ruiz, aunque también reconoce que en las UVI no tienen mucho tiempo ahora mismo para escucharles por la carga de trabajo que tienen. Además de en las unidades de cuidados intensivos, el Seraph se está utilizando en pacientes en hemodiálisis o en operaciones a corazón abierto, en las que el filtro se intercala en el circuito sanguíneo.
Aunque la razón de que su desarrollo se haya acelerado en los últimos meses es, lógicamente, la pandemia de COVID. «Ya se ha utilizado con otros virus, como el de Zika o el del Ébola. En el caso concreto del SARS-CoV-2, se ha demostrado que mejora claramente la fisiopatología de los pacientes. El Seraph no cura el COVID, pero reduce muchísimo la carga viral y aporta tiempo extra para aplicar otros tratamientos», comenta Ruiz. Por ello, cree que no debemos lanzar las campanas al vuelo tan rápidamente: «No va a acabar con la pandemia, pero combinado con otras técnicas sí reduce mucho la fuerza del virus», aclara el directivo de Cardiolink.
De Estados Unidos… a dos hospitales españoles
El filtro creado por DARPA lo probó por primera vez la empresa estadounidense ExThera Medical con dos pacientes muy graves, a los que se conectó una máquina de diálisis equipada con Seraph 100. El ensayo fue un éxito, ya que la sangre de los pacientes se limpió en unas pocas horas, así que la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) autorizó que se probase con otros 300 enfermos críticos.
«Con un tratamiento de cuatro a seis horas, los pacientes ya experimentan cambios, y mejoran mucho a partir de las 48 horas», explica un doctor de un hospital de Mississippi en el que se ha utilizado el Seraph con 17 pacientes, en un artículo del diario estadounidense ‘Hattiesburg American’.
En Europa este filtro se ha probado, por el momento, en Alemania, y en las próximas fechas llegará también a España y será distribuido a través de Cardiolink. «No sé sabe cuándo se probará aquí, depende del Ministerio de Sanidad y de otros departamentos. Aunque no tiene sentido que se demore mucho porque ya estamos en una fase avanzada de la pandemia», reflexiona Ruiz.
En nuestro país, el Seraph 100 se va a testar en 42 pacientes críticos positivos en COVID-19, bajo la supervisión del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y del Hospital Universitari Vall d’Hebron de Barcelona, indica Cardiolink en su web.
DARPA, laboratorio de inventos contra el coronavirus
El Seraph 100 no es ni mucho menos el primer invento que puede pasar a la historia y que lleva la firma de DARPA. Gracias a esta agencia estadounidense nació, por ejemplo, Internet (el antiguo ARPANET militar), así como los radares, los GPS o los ratones de ordenador.
En los últimos meses, el Pentágono ha creado otro aparato que, al igual que el Seraph, busca erradicar las pandemias en el futuro: se trata de un bio-gel que se introduce en el cuerpo humano y que lanza un aviso cuando va a enfermar una persona antes de que aparezcan los síntomas, explicaba Hepburn en la CBS. El objetivo de la agencia es inyectar este bio-gel a todos los soldados de Estados Unidos para prevenir contagios entre ellos y, en consecuencia, no debilitar a las fuerzas militares del país.
Este biosensor, muy pequeño y de color verde, se coloca debajo de la piel mediante una intervención quirúrgica muy sencilla y es capaz de detectar las reacciones químicas previas a la aparición de los síntomas de una patología. Cuando se activa la alerta, la persona utiliza un dispositivo para recoger una muestra de su propia sangre y la introduce en una máquina, donde se confirma si se ha contraído una determinada enfermedad, señalaba el directivo de DARPA.
De esta manera, creen en la agencia, se podrá aislar al paciente de forma inmediata, cortando la cadena de contagios y evitando que las futuras pandemias se extiendan tanto como ha sucedido con el coronavirus.
Fuente: lasexta.com