Robert Hooke, el controvertido científico que se enfrentó a Isaac Newton
Pese a ser uno de los científicos más brillantes y polifacéticos de su época, el legado de Hooke se vio ensombrecido por una gran rivalidad con Isaac Newton que finalmente se tornó en enemistad
La de Robert Hooke es la historia de una vida plagada de luces y sombras por igual. Científico polifacético, además de filósofo y arquitecto, parece que los primeros años de Hooke, nacido en 1635 en la Isla de Wight, en el Canal de la Mancha, no fueron fáciles.
De orígenes humildes, el que fuera el más pequeño de 4 hermanos quedó huérfano a la edad de 13 años. De él se dice que padeció una infancia muy solitaria y triste, en la cual, aquejado de frecuentes dolores de cabeza y estómago, pasó los primeros años de su vida educándose en su propia casa y jugando en soledad.
Pero fueron precisamente las circunstancias del pequeño Robert Hooke las que agudizaron su inventiva, y quizá, las que propiciaron que durante los años posteriores de su vida, encadenando becas y trabajos como aprendiz, lograra acceder a la Escuela de Westminster primero, y años más tarde a la Universidad de Oxford, en la que forjó su pasión por distintas ramas de la ciencia.
En Oxford, a la edad de 20 años, conocería Robert Boyle, considerado uno de los fundadores de la química moderna, para quien empezó a trabajar en el año 1655 y con quien permanecería durante los 7 años siguientes. Fue durante esta época en la cual ambos diseñaron y construyeron la primera bomba de aire o boyleana, la cual condujo a su mentor a elaborar su conocida Ley de los Gases. Entre tanto, Hooke ya habría aprovechado para promulgar, en 1660, la ley de la elasticidad que hoy lleva su nombre, la cual establece una proporcionalidad entre la fuerza aplicada y el estiramiento desarrollado por un cuerpo, la Ley de Hooke.
Sus dotes matemáticas y como experimentador le llevaron a ser elegido en 1662 como curador de experimentos de la Royal Society, de la cual pasó a formar parte al año siguiente y en donde se convirtió en el primer científico a sueldo de Inglaterra.
Fue ocupando esta posición, durante los años siguientes, cuando Hooke destacó en numerosos especialidades científicas. Entre sus logros, descubrió fenómenos como el de la capilaridad y fue uno de los primeros en afirmar que la materia se expandía al ser calentada. También fue uno de los primeros en construir un telescopio reflector gregoriano, y asimismo se le considera el descubridor de la célula, término que acuñó en una de sus obras más famosas, titulada Micrographia, en la que entre otras muchas cosas, describió las celdas una lámina de corcho observada al microscopio.
El papel de Hooke en la Royal Society era demostrar experimentos con sus propios métodos o por sugerencia de los miembros, algo que le hizo mantenerse en contacto con los mayores avances de cada una de las disciplinas científicas de la época. Así, Hooke se declararía contrario a la idea de una Tierra plana y defensor de la Teoría de la Evolución de Charles Darwin.
Sin embargo, su posición en la Royal Society ha suscitado en numerosas ocasiones la idea de que Robert Hooke no fue el autor de muchos de los logros e ideas que se le atribuyen. Muchos historiadores han denominado a su persona como la de un ser vanidoso, malhumorado, dominado por la envidia y sin escrúpulos, algo que durante los últimos años, a la luz de algunos de sus diarios parece ser completamente falso.
Sin embargo, lo cierto de la época de la historia que vivió Hooke, es que fue un momento de gran efervescencia científica en la que a veces las mismas ideas eran susceptibles de germinar en múltiples lugares casi al mismo tiempo. Fue de este modo en que se escribió uno de las relaciones más significativas de la vida del científico, no por sus frutos si no tal vez por sus consecuencias: la que mantuvo con Isaac Newton, el afamado físico y matemático conocido, entre otras cosas, por la formulación de las leyes de la Dinámica y de la Gravitación Universal.
Así, todo parece indicar que la relación entre sendos científicos, al igual que entre otros de la época, fue en un primer momento cordial. Sin embargo, el primer roce que se produjo entre ambos tuvo lugar alrededor de 1670: Hooke proponía que la luz esta formada por ondas y Newton por partículas.
Sin embargo, la gran desavenencia entre ambos se produjo en el año 1686, cuando tras la publicación del primer volumen de los Principia de Newton, Hooke afirmó que había sido él mismo quien había dado las nociones que llevaron al propio Newton a publicar su obra y a la formulación de la Ley de Gravitación Universal, algo el segundo nunca olvidaría.
Así, se atribuye a Isaac Newton, a quien por otro lado también se le caracteriza con una personalidad orgullosa, recelosa y extravagante, un empeño notable por borrar la figura de Robert Hooke de la historia de la ciencia, un objetivo cuyas puertas se le abrieron definitivamente cuando en 1703, el mismo año de la muerte de Hooke, Newton fue nombrado presidente de la Royal Society.
Así, es de dominio público, aunque puede que solo se trate de un rumor, que Newton mandó descolgar el único retrato que había de Hooke en la Royal Society y lo hizo destruir. Un hecho probado, por otro lado, es que Newton cumplió su promesa de no publicar su teoría corpuscular de la luz, aquella por la que recibió las primeras y duras críticas de Robert Hooke que le avergonzaron, hasta la muerte de este.
Sea como fuere, pese a sus logros, Robert Hooke fue un científico olvidado hasta que a mediados del siglo XX los investigadores Robert Gunther y Margaret ‘Espinasse le devolvieron a su lugar entre los científicos más influyentes de su tiempo. Centenares de invenciones, patentes, demostraciones y experimentos han servido para que hoy muchos le consideren el Leonardo Da Vinci de Inglaterra.
Fuente: nationalgeographic.com.es