Ralph Steinman, el Nobel póstumo que intentó curarse a sí mismo
Steinman no solo fue el primer científico en recibir el Nobel a título póstumo, sino también un hombre que vivió con una profunda fe en la ciencia que él mismo ayudó a transformar
Desarrollar una terapia que ayude a gran multitud de enfermos a sanarse es el sueño de cualquier médico. Pero, ¿y si esa misma terapia pudiera ayudarte a ti mismo a curarte? En esta situación se vio el inmunólogo canadiense Ralph Steinman, quien es conocido no solo por sus descubrimientos científicos en torno al tratamiento del cáncer, sino también por su trágica y singular conexión con el Premio Nobel de Medicina, que le fue concedido póstumamente en 2011.
A lo largo de su vida, Steinman hizo aportaciones cruciales en la comprensión del sistema inmunológico, en particular por su descubrimiento de las células dendríticas, que revolucionó el campo de la inmunoterapia. A lo largo de sus últimos años, Steinman enfrentó un diagnóstico devastador de cáncer de páncreas, el cual afrontó luchando contra la enfermedad con el uso de tratamientos basados en su propia investigación.
Un pionero en inmunología
Ralph Steinman nació en Montreal el 14 de enero de 1943. Hijo de inmigrantes judíos de Europa del Este, creció en una familia que valoraba la educación y el esfuerzo. En 1963, se graduó en biología en la Universidad McGill, una de las instituciones más prestigiosas de Canadá. Posteriormente, fue aceptado en la Escuela de Medicina de Harvard, donde se destacó en la investigación, con un creciente interés en la inmunología, un campo que, en aquel momento, a mediados del siglo XX, comenzaba a ganar relevancia.
Su carrera profesional lo llevó a la Universidad Rockefeller en Nueva York en 1970, donde comenzó a trabajar con el reconocido inmunólogo Zanvil Cohn. Fue en este entorno de investigación de vanguardia donde, en 1973, Steinman realizó su hallazgo más importante: el descubrimiento de las células dendríticas.
Mediante una serie de experimentos minuciosos, identificó que estas células, presentes en pequeñas cantidades en el cuerpo, juegan un papel central en el procesamiento y presentación de antígenos, activando la respuesta del sistema inmune frente a infecciones o cánceres. Este descubrimiento fue revolucionario, ya que hasta ese momento se desconocía cómo se iniciaba y regulaba la respuesta inmune de manera tan precisa.
El impacto de su trabajo pronto se extendió a diversas áreas de la biomedicina, especialmente en la inmunoterapia, un enfoque que se ha convertido en uno de los pilares para tratar enfermedades como el cáncer y ciertas infecciones crónicas. Steinman continuó liderando investigaciones en el Instituto Rockefeller, publicando numerosos estudios que ayudaron a ampliar el conocimiento sobre el sistema inmunológico y sus posibles aplicaciones terapéuticas.
El trabajo de una vida
En 2007, a los 64 años, Steinman fue diagnosticado con cáncer de páncreas, una enfermedad temida en aquel momento por su alta mortalidad y la limitada efectividad de los tratamientos disponibles a principios de siglo. Enfrentando un pronóstico de vida muy corto, Steinman se negó a aceptar las pocas opciones que le ofrecía la medicina tradicional. Decidió intentar un enfoque radical: usar sus descubrimientos sobre las células dendríticas para desarrollar un tratamiento experimental personalizado.
Junto a un equipo de colegas, Steinman diseñó vacunas que estimulaban sus células dendríticas para activar su sistema inmunológico y atacar las células cancerosas. Este tipo de inmunoterapia estaba en sus primeras fases de desarrollo, y él mismo se convirtió en uno de los primeros pacientes en someterse a este tipo de tratamiento. Aunque el tratamiento no fue curativo, logró alargar significativamente su vida. Mientras que la mayoría de los pacientes con cáncer de páncreas fallecen en menos de un año, Steinman vivió más de cuatro años tras su diagnóstico, una supervivencia extraordinaria para este tipo de cáncer.
Durante este tiempo, siguió activo en la investigación y en la supervisión de proyectos científicos, a pesar de su frágil salud. Su involucramiento en su tratamiento no fue solo el de un paciente que busca una cura, sino el de un científico que exploraba los límites de su propio trabajo en el campo de la inmunoterapia.
El único nobel póstumo
El 3 de octubre de 2011, la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska en Estocolmo anunció que Ralph Steinman, junto a Bruce Beutler y Jules Hoffmann, había sido galardonado con el Premio Nobel de Medicina por su investigación sobre el sistema inmunológico, específicamente su descubrimiento de las células dendríticas y su papel en la inmunidad adaptativa. Sin embargo, lo que el Comité Nobel no sabía al hacer este anuncio era que Steinman había fallecido tres días antes, el 30 de septiembre de 2011, después de una larga batalla contra su enfermedad.
Este hecho colocó al Comité en una situación inédita. Según las reglas del Premio Nobel, los galardones no pueden otorgarse de manera póstuma, salvo en casos en los que el laureado muera entre el anuncio y la entrega del premio. No obstante, dado que los organizadores no conocían la muerte de Steinman cuando tomaron la decisión, optaron por mantener el premio, convirtiendo a Steinman en la única persona en recibir el Nobel póstumamente desde que se instauraron las reglas actuales.
El legado científico de Steinman va más allá del Nobel. Su descubrimiento de las células dendríticas ha sido esencial en el desarrollo de tratamientos modernos, especialmente en inmunoterapia, una rama de la medicina que sigue avanzando y ofreciendo nuevas esperanzas a pacientes con cáncer y otras enfermedades. Terapias basadas en su trabajo han sido usadas para tratar ciertos tipos de melanoma, linfomas y otras formas de cáncer. En la actualidad, su investigación continúa siendo una base importante en los estudios sobre el sistema inmunológico y su interacción con las células tumorales.
Fuente: nationalgeographic.com.es