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Por qué dormir hasta con la mínima luz eleva el riesgo de estas enfermedades

Descansar mientras se expone a cualquier tipo de luz, incluso a tenue, está relacionado con un aumento en la probabilidad de obesidad, diabetes e hipertensión en personas mayores

Si quieres descansar de verdad y no asumir riesgos, baja bien las persianas y mantén el teléfono en otra habitación. Dormir mientras se expone a cualquier tipo de luz, incluso las más tenue, está relacionado con un aumento en la probabilidad de obesidad, diabetes e hipertensión en adultos mayores, según un nuevo estudio, publicado en ‘PNAS’

La autora principal del estudio, la Dra. Minjee Kim, de la Facultad de Medicina Feinberg de Northwestern (Chicafgo, EE.UU), asevera “Ya sea desde el teléfono, dejar el televisor encendido durante la noche o la contaminación lumínica en una gran ciudad, vivimos entre una abundante cantidad de fuentes artificiales de luz que están disponibles las 24 horas del día.”Parece que incluso una pequeña cantidad de luz tiene un efecto notable en la respuesta de nuestro cuerpo”.

“Estudios previos en animales y algunos humanos han sugerido una posible asociación entre los desequilibrios en la luz (falta durante el día o demasiada durante la noche) y la obesidad”, insiste la especialista, que añade: “Había pocos datos sobre los patrones de exposición a la luz en los adultos mayores”.

Dado que los adultos mayores ya tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV), “queríamos saber con qué frecuencia están expuestos a la ‘luz nocturna’ [o ‘LAN’], y si esta se correlaciona con los factores de riesgo de ECV”, insiste. Los investigadores creen que estos efectos pueden darse en personas de todas las edades.

“En un estudio anterior incluso una noche de exposición a la luz tenue durante el sueño aumentó la frecuencia cardíaca y la glucosa en sangre”

“En un estudio anterior realizado por nuestro grupo, incluso una noche de exposición a la luz tenue durante el sueño aumentó la frecuencia cardíaca y la glucosa en sangre en adultos jóvenes y sanos que fueron llevados a un laboratorio del sueño para un experimento nocturno”, explica la investigadora.

El Dr. Jonathan Cedernaes, un experto en sueño de la Universidad de Uppsala en Suecia, que no participó en ninguno de los estudios, determina: “El hecho de que esto se observe en personas mayores puede representar los efectos más acumulativos de una relación mecánica de este tipo, lo que significa que los efectos cardiometabólicos adversos de la exposición a la luz nocturna pueden volverse más evidentes con el tiempo (es decir, en una edad más avanzada, si se mantiene tal estilo de vida o patrón de exposición durante años o décadas)”.

Un estudio del mundo real

A diferencia de la investigación anterior del grupo, el nuevo estudio observó los efectos reales de LAN, rastreando el sueño de 552 hombres y mujeres mayores. “En el estudio actual, medimos la exposición a la luz y el sueño en adultos mayores (de 63 a 84 años) durante siete días usando un dispositivo de muñeca. En lugar de llevar a estos al laboratorio del sueño, recopilamos datos en sus entornos de rutina”, dice la Dr. Kim. Descubrieron que menos de la mitad dormían en una habitación a oscuras durante al menos cinco horas.

“Nos sorprendió francamente descubrir que más de la mitad de los adultos mayores dormían con algo de luz por la noche. Los adultos que descansaban con algo de luz durante su período de sueño generalmente estaban expuestos a la luz tenue”.

Los investigadores encontraron que la probabilidad de desarrollar presión arterial alta (hipertensión) aumentó en un 74%, la obesidad en un 82 % y la diabetes en un 100%. Los participantes también fueron evaluados para un mayor riesgo de hipercolesterolemia, pero no se observaron diferencias.

Los efectos

El estudio enumera tres posibles mecanismos detrás del efecto disruptivo de la luz durante el sueño: La luz es el principal sincronizador del ritmo circadiano o reloj del cuerpo. La luz durante el sueño puede alterar este ritmo y, por lo tanto, cualquier proceso fisiológico relacionado con el reloj.

La glándula pineal produce y secreta melatonina, la “hormona de la oscuridad”, durante los períodos oscuros. La luz puede reducir la función metabólica y circulatoria de la misma con sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y vasodilatadoras. Los niveles más bajos de melatonina se correlacionan con un mayor riesgo de diabetes en las mujeres y un mayor riesgo de hipertensión en las mujeres jóvenes.

La luz puede activar el brazo simpático del sistema nervioso autónomo. Durante un sueño saludable, el sistema responsable de las respuestas de lucha o huida se relaja, lo que ralentiza el ritmo cardíaco y la respiración del cuerpo en un estado parasimpático.

“Encontramos una tendencia hacia una asociación más fuerte (una tasa más alta de obesidad y diabetes) con una mayor exposición a la luz durante la noche. Esperamos confirmar este hallazgo con estudios futuros en un rango de edad más amplio”, asevera la científica.

Cómo reducir los niveles de luz

Las estrategias para reducir los niveles de luz durante la noche incluyen: Colocar la cama lejos de las ventanas o usar persianas que bloqueen la luz. No cargar computadoras portátiles y teléfonos celulares en su habitación donde la luz azul que altera la melatonina puede interrumpir su sueño. Si persisten los bajos niveles de luz, pruebe con un antifaz para dormir para proteger sus ojos. Si tiene que levantarse, no encienda las luces si no es necesario. Si lo haces, manténlas lo más tenues posible y solo por breves períodos de tiempo. Considera usar luces nocturnas colocadas muy cerca del suelo y escoge las que tengan un color ámbar o rojo. Ese espectro de luz tiene una longitud de onda más larga y es menos intrusivo y perjudicial para nuestro ritmo circadiano, o reloj biológico, que las longitudes de onda más cortas, como la luz azul.

Fuente: elconfidencial.com