Aquí vamos de nuevo. Año tras año, con gran confianza cada vez, elegimos todas las metas que vamos a perseguir alcanzar el próximo año. El próximo año empezaremos a comer más sano. El próximo año, empezaremos a ir más al gimnasio. El próximo año, no revisaremos el correo electrónico antes de acostarnos. ¿Por qué esperamos tanto de nosotros mismos el próximo año?
Para entender por qué el año que viene tiene tantas promesas es útil considerar por qué las resoluciones del año pasado no se cumplieron. Claro, en cualquier día, a todos nos encantaría comenzar el día con un nutritivo y delicioso batido de desayuno. Pero, ¿quién tiene tiempo para pelar un mango o lavar una licuadora? Y, sí, sería fantástico poder colar una visita al gimnasio en el camino del trabajo a casa. Pero, ¿quién quiere llevar un bolso de gimnasio al trabajo? Y, oh, la relajación que tendríamos luego de una noche ¡totalmente desconectados! Pero, ¿está todo listo para la presentación de mañana? El problema de los objetivos de este año es que siempre parecen estar limitados por las molestas realidades del momento.
Para bien o para mal, las molestas realidades tienen menos probabilidades de venir a la mente cuando los planificadores están considerando el futuro. Nuestra nueva investigación, que pronto será publicada en la revista Social Psychological and Personality Science, muestra que la mera perspectiva de pasar una página del calendario puede ser suficiente para hacer que los planificadores se olviden de los obstáculos que limitan sus aspiraciones. Las metas se ven mejor del otro lado del almanaque.
En uno de nuestros estudios, realizado el 31 de julio, pedimos a un grupo de personas que posiblemente se someterían a una dieta que pensaran en comer sano al día siguiente. Anotaron lo que les vino a la mente y luego categorizamos sus respuestas. Nos enfocamos en si cada pensamiento era sobre alcanzar sus resultados deseados o las restricciones que amenazan esos resultados. Pensamientos como «voy a tener más energía» y «quiero perder peso» entraron en la categoría de resultados. Mientras que, pensamientos como «los mangos son difíciles de pelar» y «odio lavar la licuadora» entraron en la categoría de restricciones.
Para la mitad de los participantes, nuestra encuesta solo mencionaba días de la semana, no meses, lo que implicaba que mañana era parte de esta semana. En esta condición, los pensamientos sobre los resultados deseados fueron compensados por la conciencia de las limitaciones. Por cada dos pensamientos sobre los resultados, los participantes anotaron casi tres pensamientos sobre las limitaciones. Con la otra mitad de los participantes, nuestra encuesta resaltó que mañana es el 1º. de agosto, lo que implicaba que era parte del próximo mes. Bajo esta condición, los participantes reportaron muchas menos restricciones: por cada dos pensamientos sobre los resultados, los participantes anotaron solo 1.2 pensamientos sobre restricciones. Era como si, al ver al día siguiente como parte de un período separado, las preocupaciones de las personas con intenciones de ponerse a dieta desaparecieran. No estaban negando las preocupaciones. Simplemente, no venían a la mente en primer lugar. ¿Por qué sería eso?
Los psicólogos han sabido desde hace algún tiempo, gracias al trabajo dirigido por Nira Liberman de la Universidad de Tel Aviv y Yaacov Trope de la Universidad de Nueva York, que los objetivos parecen diferentes en el futuro distante y próximo. Hace tres meses, cuando usted reservó sus vacaciones, probablemente tenía algunas nociones abstractas sobre «unión familiar», «relajación» o «aventura». Sin embargo, la noche anterior a su partida, usted probablemente tenía algunas preocupaciones más inmediatas en mente. Preocupaciones como: «¿Cómo va a caber todo esto en la maleta?» y «¿Podré conseguir un conductor de Uber a las 4:45 a. m.?» La gente piensa acerca de los objetivos que están a la distancia de una forma más abstracta. Solo cuando los objetivos se acercan, la gente empieza a pensar en ellos de una forma más concreta. Nuestro estudio demostró que simplemente estar en la siguiente página del calendario puede hacer que las metas parezcan como si estuvieran más lejos.
Entonces, ¿cuál es el resultado de estas perspectivas cambiantes? ¿Es bueno que siempre haya una nueva oportunidad para empezar? ¿O es malo que haya siempre una nueva oportunidad para parar? Probablemente no hay una respuesta simple. Depende de las condiciones bajo las cuales los planificadores ven el futuro. Documentamos uno de los peligros potenciales de estas perspectivas cambiantes en un estudio final que analizó cómo las personas usan las membresías a programas de pérdida de peso.
Hicimos el estudio en Suiza, donde trabaja la doctora Hennecke. A cambio de completar una breve encuesta de salud, los participantes ganaban un boleto para una rifa de una de las diez membresías de un popular programa de salud suizo llamado eBalance. Con un cierto parecido con Weight Watchers en Estados Unidos, eBalance es un servicio pago que intenta ayudar a las personas a perder peso proporcionando seguimiento de calorías, entrenamiento, consejos dietéticos y otras formas de apoyo. Las membresías valían alrededor de $78 cada una.
Después de la encuesta, que aplicamos a mediados de agosto, pedimos a los participantes que eligieran la fecha de inicio que utilizarían si ganaban una de las membresías. Independientemente de su elección, la membresía terminaría el 30 de noviembre. Para la mitad de los participantes, la elección fue si el inicio del programa sería en una semana o dos semanas. En este escenario, alrededor del 60 por ciento optó por comenzar el primer día. Con la otra mitad de participantes, el tiempo fue el mismo, pero señalamos las fechas específicas de las dos opciones de inicio: 25 de agosto o 1º. de septiembre. En este escenario, solo alrededor del 40 por ciento quería comenzar el primer día. La perspectiva de comenzar en un nuevo mes era tan atractiva que muchas personas sacrificaron una semana extra de valioso apoyo.
Sin embargo, únicamente podemos decir en este punto que perder una semana del programa de dieta era un peligro «potencial». No sabemos cómo les fue en el largo plazo a los interesados en hacer una dieta. Es posible que aquellos que esperaron al 1º. de septiembre les resultara más fácil iniciar. Eso podría ser bueno en el largo plazo, siempre y cuando no se desviaran por las limitaciones que supuestamente no pudieron prever.
La gran pregunta de investigación que surge, entonces, es cómo aprovechar este fenómeno para alentar tanto la iniciación, como también para apoyar la persistencia. Puede ser difícil superar la inercia de la inacción o los malos hábitos, pero las expectativas positivas acerca de «la próxima semana», «el próximo mes» o «el próximo año» podrían ayudar a la gente a ponerse en marcha. De hecho, los investigadores han encontrado que la gente, al menos, da el primer paso en estos nuevos comienzos. Por ejemplo, los picos de las búsquedas en Google sobre información de salud se disparan los lunes, al igual que las visitas al gimnasio aumentan a principios de mes, semana, año y otros hitos temporales importantes. Si pierde el autobús esta semana, no hay problema, otro llegará en breve.
El reto, sin embargo, es ayudar a la gente a persistir después de estos pasos iniciales. Por definición, si las búsquedas de salud y las visitas al gimnasio alcanzan su punto máximo después de los hitos temporales, significa que están cayendo en otras ocasiones. Aquí es donde nuestros resultados pueden reflejar algunas malas noticias. Las expectativas son altas para los nuevos períodos porque la gente no está pensando tanto sobre las restricciones próximas. A largo plazo, esto podría conducir a problemas porque es poco probable que las personas tengan éxito en objetivos a largo plazo si no han planeado adecuadamente los obstáculos que enfrentarán.
Mientras usted se anticipa al 2017, recuerde que «el próximo año» se convierte inevitablemente en «este año», y las mismas restricciones se aplicarán. Siga adelante y aproveche el hecho de que el próximo año se siente como un momento más propicio para comenzar, pero haga compromisos difíciles de romper y que incluyan sus limitaciones. No solo decida comer más saludable, inscríbase en una cooperativa de cocina. No solo prometa ir al gimnasio más, inscríbase en una serie de clases pre-pagadas que se ajusten a su horario. No solo jure no revisar el correo electrónico en la cama, consiga un enrutador que bloquee su Wi-Fi después de un tiempo determinado. Y si falla, no se preocupe por 2018 todavía. En su lugar, apunte al lunes que sigue.
Fuente: scientificamerican.com