Un estudio reciente ha demostrado que menos de media hora de entrenamiento cerebral con neurorretroalimentación es suficiente para fortalecer las conexiones neuronales y la comunicación entre las áreas cerebrales.
Según los investigadores, los hallazgos ofrecen nuevas posibilidades para la optimización y el desarrollo de enfoques terapéuticos para el tratamiento de enfermedades como la apoplejía o el Parkinson.
La neurorretroalimentación de los potenciales eléctricos de las actividades cerebrales es un método terapéutico basado en la electroencefalografía (EEG), cuyo objetivo es enseñar al paciente a modificar selectivamente determinados parámetros de su propia actividad cerebral. Mediante unos electrodos, se capta la actividad bioeléctrica del cerebro, y un programa informático almacena los registra a tiempo real.
De esta forma, podemos observar las relaciones entre nuestras conductas y el funcionamiento cerebral. Como resultado, controlamos mejor la actividad cerebral y optimizamos sus recursos para vivir mejor y conseguir mejores cosas en la vida.
La investigación ha sido realizada en el Instituto D’Or de Pesquisa e Ensino (IDOR), en Brasil, con la colaboración de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y la Universidad Augusto Motta (Unisuam).
Resultados en tiempo récord
«Sabíamos que el cerebro tiene una habilidad asombrosa para adaptarse, pero no estábamos seguros de que pudiéramos observar estos cambios tan rápidamente”, explica el doctor Theo Marins, responsable del estudio, en un comunicado. “Entender cómo podemos impactar en el cableado cerebral y su funcionamiento es clave para tratar los trastornos neurológicos».
La neurorretroalimentación se ha considerado una forma prometedora de regular las áreas cerebrales disfuncionales asociadas con trastornos, como el dolor crónico y la depresión. Con esta técnica, el equipo de resonancia magnética ayuda a los individuos a tener acceso a su propia actividad cerebral en tiempo real y, rápidamente ganar, control sobre ella.
En el estudio participaron 36 pacientes a los que se pretendía aumentar la actividad de las regiones cerebrales involucradas en los movimientos de las manos. En lugar de mover las extremidades, los participantes solo tenían que imaginárselo y permanecer en reposo.
Del total de participantes, 19 realizaron el entrenamiento real, mientras que los otros 17 actuaron como grupo de control con una terapia de neurorretroalimentación placebo. Inmediatamente antes y después del entrenamiento cerebral, que duró alrededor de 30 minutos, se escanearon sus redes neuronales para investigar el impacto de la neurorretroalimentación (o placebo), y la conectividad estructural y funcional del cerebro.
Conexiones reforzadas
Los resultados mostraron que el cuerpo calloso que conecta los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro exhibió una mayor integridad, y la red neuronal que controla los movimientos del cuerpo se fortaleció.
El entrenamiento también tuvo un impacto positivo en la red neuronal por defecto (RND), una red cerebral dañada en los accidentes cerebrovasculares, el Parkinson y la depresión, por ejemplo. Estos cambios no se observaron en el grupo de control.
«Hemos demostrado que la neurorretroalimentación puede considerarse una herramienta poderosa para inducir cambios cerebrales a una velocidad récord”, concluye Fernanda Tovar Moll, presidenta del IDOR. “Ahora, nuestro objetivo es desarrollar nuevos estudios para comprobar si los pacientes con trastornos neurológicos también pueden beneficiarse de ella».
Fuente: tendencias21.net