Científicos de la Universidad de Manchester han encontrado una manera de engañar al ojo para que piense que el mundo es más brillante de lo que realmente es.
Usando un compuesto químico, el equipo activó un pequeño grupo de neuronas retinianas en luz tenue, que inesperadamente hizo que casi toda la retina se volviera más activa.
Aunque se necesita más investigación, el estudio proporciona una nueva perspectiva de cómo la retina se comunica con el cerebro cuando los animales responden a diferentes situaciones.
La retina es una capa delgada de tejido que recubre la parte posterior del ojo que recibe la luz enfocada por la lente y la convierte en señales neuronales que se envían al cerebro.
La manipulación, realizada en ratones, aumentó efectivamente el «ancho de banda» de la comunicación desde la retina hasta el cerebro.
El descubrimiento liderado por el profesor Rob Lucas de la Universidad de Manchester, que se publica en PNAS, descubre un importante principio que subyace en la forma en que las diferentes áreas del sistema nervioso se comunican entre sí.
Usando la analogía de un canal de comunicación digital, la comunicación neuronal consume mucha energía, por lo que su ancho de banda debe optimizarse de acuerdo con los cambios en la demanda.
Desde la década de 1990, los científicos han demostrado que, en promedio, la actividad cerebral se limita a entre 1 y 5 pulsos eléctricos por segundo por neurona. Sin embargo, en cualquier momento dado, algunas partes del cerebro pueden exigir muchos más pulsos para funcionar de manera óptima.
Riccardo Storchi, miembro del equipo, dijo en un comunicado: «Este descubrimiento proporciona una idea importante de un mecanismo simple mediante el cual la retina regula la asignación flexible de recursos energéticos.
«Este efecto está mediado por neuronas especializadas conocidas como ‘células ganglionares retinales fotosensibles intrínsecamente’ (ipRGCs) que actúan como un medidor de luz, regulando la comunicación entre la retina y el cerebro.
«Hemos sabido por un tiempo que los pulsos de las neuronas son energéticamente caros, pero hasta ahora no entendíamos qué regula su frecuencia. Este es un primer paso que esperamos aborde esta importante pregunta».
Fuente. EP