“No hay pocas mujeres en la ciencia, sino que muchas son invisibles”
El documental ¿Por qué tan pocas? intercala entrevistas a veinte investigadoras más y menos conocidas que fueron descubriendo a lo largo de su carrera el papel de las mujeres en sus propias áreas, con testimonios de escolares de 5º de primaria que trabajaron sobre ellas.
La película arranca con un tópico que refleja una realidad: el testimonio de personas anónimas que podrían nombrar el once titular de cualquier equipo de futbol, pero que tienen dificultades para recordar el de tan solo una científica y ya no digamos si es española.
Hablamos con su directora, Carlota Coronado, el día de la presentación de la película en Madrid.
¿Cómo seleccionaron a las investigadoras que participan en este filme?
Fue difícil porque hay muchas científicas que están haciendo un trabajo inmenso en nuestro país. Nos guiamos sobre todo por variedad en cuanto a sectores. Queríamos escogerlas de diferentes ramas y, sobre todo, en aquellas en las que hay un porcentaje más bajo de mujeres.
También hay variedad respecto a las generaciones, veteranas y muy jóvenes
Sí, están tanto la primera mujer que obtuvo la titulación de profesora agregada de universidad en Física y posteriormente catedrática, María Josefa Yzuel, o la primera catedrática deFísica Nuclear, Elvira Moya de Guerra, como otras físicas que trabajan como doctorandas. Lo que pretendíamos es no solo enseñar a gente conocida, sino también a otras más anónimas recién doctoradas que tienen muchísimo talento. Es una forma de animar a las chicas para que se vean más identificadas: darles modelos inspiradores don distintos perfiles.
Usted es, sobre todo, realizadora de ficción. En 2015 recibió un Premio al Mejor Cortometraje de Animación. ¿Cómo surgió el proyecto de un documental sobre mujeres científicas?
Surge dentro de la Facultad de Ciencias de la Información porque formo parte la asignatura de Comunicación y Género, junto con Isabel Tajahuerce. Vimos dentro de la convocatoria de FECYT una parte que nos interesaba mucho que era la de crear nuevos referentes femeninos y potenciar las vocaciones científicas entre las niñas y las adolescentes. A partir de ahí, como yo también soy directora de cortometrajes y productora, unimos esos esfuerzos.
¿Con qué formatos han trabajado para visualizar a las mujeres científicas en España?
Además del documental para mover por las salas de cine, creamos una página web de Por qué tan pocas con vídeos más cortos, de unos tres o cuatro minutos, monográficos. La idea es que conozcan más a las personas que entrevistamos, porque cuando haces una película de una hora a lo mejor aparecen treinta segundos cada una.
¿Cómo es el desarrollo del documental?
Es una reflexión sobre cuál es la situación de las mujeres en la ciencia en nuestro país, qué problemas encuentran y también qué peso tienen, su talento y por qué no se ven tanto como los hombres. Fundamentalmente son entrevistas. También con niños y niñas del colegio Emilia Pardo Bazán de Madrid de quinto de primaria que trabajaron sobre ellas. Prepararon exposiciones y contactaron con las científicas. Lo fuimos grabando para intercalarlo y que fueran también ellos los que contaran el documental para hacerlo más divulgativo. Nuestra idea es llegar a la base.
¿Se ha encontrado con muchas discrepancias en temas como, por ejemplo, el de las cuotas?
Hay de todo. La misma Margarita Salas decía que no quería discriminación positiva, pero tampoco negativa. Es decir, que no la discriminen por el hecho de ser mujer, pero tampoco ganar nada por serlo. Por otro lado, Pilar López Sancho opina que sí son necesarias porque si no hacemos algo y no ponemos las medidas necesarias, no se conseguirán mejores porcentajes. Cada una tiene una visión diferente sobre este tema.
Por lo que pudieron observar durante los años de rodaje, ¿qué interés tienen las niñas por la ciencia y las científicas? ¿Tienen referentes?
Conocían a algunas mujeres científicas porque en cursos anteriores habían hecho trabajos. Sin embargo, no a investigadoras españolas. Sabían quiénes eran Marie Curie o Rosalind Franklin, las más famosas.
¿Y respecto a su vocación?
Cuando les preguntamos qué querían ser de mayores encontramos unos estereotipos muy evidentes divididos entre chicos y chicas. Ellas tiran más hacia los cuidados y los chicos se ven más como programadores de videojuegos, un perfil más ‘masculinizado’. Están cambiando cosas y se nota, pero todavía determinados estereotipos se siguen manteniendo en primaria.
Como realizadora y conociendo la dificultad de las directoras para producir sus películas, ¿encuentra muchos paralelismos entre esta situación y la de la ciencia?
El cine es un reflejo del resto de los sectores. Si vemos los datos que publica cada año de la Asociación de Mujeres cineastas de España, CIMA, vemos que en el campo, por ejemplo, de la realización y dirección hay tan solo un 15 % de mujeres. En otros sectores puede subir hasta un 20 %, pero muy pocas veces. En el caso de sonidistas, jefas de sonido o directoras de fotografía estamos en un 7 %. Hay determinados puestos que están muy masculinizados, también la dirección y el guion. No se producen muchas películas dirigidas por mujeres, sin embargo, hay muchas mujeres en el cine.
El documental habla mucho de referentes. ¿Qué otros problemas existen?
Hay cuestiones estructurales. El sistema no ayuda a elegir y promocionarte en determinados sectores. Esto se debe a los sacrificios que las mujeres no están dispuestas a hacer o que solo a las mujeres se nos exigen, porque socializamos en un mundo de cuidados. Sigue habiendo más mujeres que renuncian a su vida profesional respecto a la personal, que eligen jornadas reducidas para poder compatibilizarlas con su vida. No es una única causa, hay también mujeres sin hijos que no acceden a esos puestos.
Lo verá a diario como profesora en una carrera orientada al cine…
Si preguntas en la facultad en Comunicación Audiovisual, la mayoría de las chicas no quieren ser directoras o quieren serlo al principio, pero cambian más tarde de opinión. Esto ocurre porque ven que hay más mujeres en otras áreas y al final tiras donde ves que tienes más oportunidades o te vas a sentir más a gusto porque lo ves accesible. Son trabas invisibles, que en parte nos ponemos nosotras mismas; por eso es tan importante tener referentes.
No puedo acabar sin hacerle la pregunta con la que arranca todo, ¿por qué tan pocas?
Me quedaría con que no hay pocas mujeres en la ciencia, sino que hay que ver dónde están, porque muchas son invisibles y lo han sido a lo largo de la historia. Solo hay que ver el caso de la cantidad de mujeres no premiadas con un Nobel que estaban detrás de esos avances. Hay que preguntar por qué tan pocas en los premios y en los puestos de decisión. Ahí es todavía donde hay que hacer políticas para que cambien las cosas.
Fuente: SINC