Memoria inmunitaria de larga duración en la córnea

Cierto tipo de linfocitos T de memoria en la córnea ayudan a anular nuevas infecciones con el mismo patógeno

En la córnea, la capa frontal transparente del ojo, la intensidad de la respuesta inmunitaria durante una infección es inferior a la de la piel, aunque ambas están igualmente expuestas a los ataques del exterior. Un exceso de actividad inmunitaria podría dañar el tejido y alterar la transparencia de la córnea. El equipo dirigido por Scott Mueller, de la Universidad de Melbourne, quería caracterizar mejor el sistema inmunitario de la córnea. En ratones, descubrieron que ciertas células del sistema de defensa estaban bien presentes en caso de infección. Estas corresponden a un tipo particular de linfocitos T de memoria, que proporcionan al ojo una protección a largo plazo.

Cuando se produce una invasión de patógenos en el cuerpo, se activan varias poblaciones de glóbulos blancos para montar la respuesta inmunitaria, que (eventualmente) evitará el desarrollo de la enfermedad. Entre ellas figuran los linfocitos T citotóxicos, que se encargan de atacar y destruir las células del cuerpo infectadas por el patógeno. Tras combatir una infección, algunos de ellos se diferencian en los llamados «linfocitos T de memoria residentes», que permanecen en los órganos, preparados para reaccionar con mayor rapidez ante una nueva infección local. Pero hasta ahora, los investigadores no sabían si esta respuesta se producía también en la córnea (en el ojo, las reacciones inmunitarias están atenuadas con el fin de preservar la visión).

Mueller y sus colaboradores infectaron la córnea de ratones con el virus del herpes y luego observaron, mediante microscopía, la llegada y la instalación en ella de linfocitos T específicos para este virus, durante los días y semanas siguientes. Estas células son muy móviles y se desplazan arriba y abajo a través de las diferentes capas de tejido que componen la córnea. Al cabo de un mes, algunos de estos linfocitos se habían diferenciado en linfocitos T de memoria, más lentos, reconocibles por su forma reticular y por ciertos marcadores moleculares. Aunque son pocos, los linfocitos T de memoria son capaces de inducir una respuesta inmunitaria rápida y eficaz ante un nuevo ataque. Segregan moléculas, como las citocinas, que «reclutan» a nuevas células inmunitarias que circulan en los tejidos vecinos, lo que permite una respuesta eficaz. Algunas de estas células pueden, a su vez, diferenciarse en linfocitos T de memoria residentes, conocidos como linfocitos T «secundarios». De este modo, se desarrolla una memoria inmunitaria duradera y autosostenida de la infección vírica en la córnea.

Sin embargo, los nuevos experimentos en los que solo se infectó uno de los dos ojos de los ratones con partículas víricas revelaron que estos linfocitos T de memoria residentes solo se instalaban en la córnea infectada. En otras palabras, la córnea únicamente «recuerda» las infecciones locales, no las ocurridas en el otro ojo (o en cualquier otra parte del cuerpo), un rasgo que la diferencia de la mayoría de los demás tejidos. Es decir, los linfocitos T de memoria generados en otra parte del cuerpo no se instalarán por sí mismas en una córnea no infectada. Esta diferencia podría explicarse por la respuesta inmunitaria moderada que tiene lugar en este órgano.

El equipo de Mueller también ha observado en la córnea humana células inmunitarias similares (en cuanto a tamaño, forma y velocidad) a las de los ratones. Sin embargo, todavía se desconoce su naturaleza y función, que solo pueden determinarse mediante el análisis molecular de muestras de tejido. Pero los investigadores sospechan que también se trata de linfocitos T de memoria residentes.

Si se descontrola, el sistema inmunitario puede atacar la córnea y dañarla, como sucede en las enfermedades autoinmunitarias o en las infecciones víricas como el herpes zóster, o incluso provocar su rechazo durante un trasplante. Estos avances sobre el funcionamiento de la inmunidad de la córnea abren, por tanto, vías para comprender mejor las enfermedades que afectan este tejido y los posibles daños causados por el sistema inmunitario, así como para encontrar respuestas terapéuticas eficaces.

Fuente: investigacionyciencia.es