Logran describir estrategias de supervivencia de una bacteria causante de infecciones en hospitales

Acinetobacter baumannii es un consabido patógeno, causante de recurrentes brotes de infección hospitalarias, o nosocomiales, graves en todo el mundo. Provoca infecciones de diverso tipo, desde neumonías hasta infecciones sanguíneas en personas hospitalizadas, y sobre todo en las unidades de cuidados intensivos. El Departamento de Inmunología, Microbiología y Parasitología de la Facultad de Ciencia y Tecnología de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) puso en marcha una investigación para estudiar y evaluar la capacidad de persistencia de esta bacteria en distintas condiciones que pueden asemejarse a las encontradas en el ambiente hospitalario, las estrategias de supervivencia que utiliza, y su capacidad de resistencia a los desinfectantes. Los resultados del estudio, del que es coautora la bióloga Maite Orruño Beltrán, han sido recientemente publicados por la revista Journal of Hospital Infection.

Para su investigación, hicieron uso “de cuatro cepas de A. baumannii, tanto de colección de cultivos tipo, como de aislados clínicos procedentes del Hospital de Valdecilla —describe Orruño—. Para realizar los estudios de supervivencia, incubamos las cepas durante 30 días sin nutrientes, a diferentes temperaturas (20 y 37 grados) y en distintos medios (en líquido y sobre varias superficies sólidas). Y por otra parte, comprobamos el efecto que tenían diferentes desinfectantes que se suelen utilizar en hospitales. Periódicamente, recogimos muestras para determinar cuántas permanecían cultivables y/o viables”.

Dejando de lado los desinfectantes, comprobaron que la supervivencia de estas bacterias se vio afectada por la temperatura y la superficie donde fueron colocadas. Tal como destaca la investigadora, “hemos comprobado que sobre todo aquellas mantenidas a 20 grados sobre superficies sólidas resistieron los 30 días en estado cultivable, sin cambios aparentes. Incluso prolongamos algunos experimentos durante 90 días, y la población aún permanecía cultivable”.

Las bacterias que permanecieron a 37 grados mostraron una supervivencia menor. “Esa temperatura es la óptima para el crecimiento, pero no para sobrevivir cuando están privadas de nutrientes. En esas condiciones, las bacterias, en general, soportan mejor temperaturas más bajas”, explica la doctora Orruño. Según pudieron comprobar en la investigación, a esa temperatura las bacterias supervivientes adoptaron dos estrategias de supervivencia: “Algunas pasaron a un estado que se denomina viable no cultivable. En ese estado, aunque las bacterias no son capaces de crecer, permanecen en un estado durmiente del que podrían recuperarse si las condiciones se vuelven favorables. Este estado podría tener una importancia considerable, porque muchas técnicas de detección de microorganismos se basan en la cultivabilidad y, por tanto, no detectan la presencia de estas bacterias, que sin embargo pueden mantener su patogenicidad”, remarca la investigadora.

La segunda estrategia que algunas cepas desarrollaron fue que muchas de las células pierden la viabilidad, posiblemente sean células muertas, “pero una fracción más o menos importante de la población se mantiene cultivable, utilizando los nutrientes de esas células que han muerto”.

En cuanto al efecto de los desinfectantes, encontraron que aunque la gran mayoría de células dejó de ser cultivable, Acinetobacter baumannii no fue eliminada de las superficies estudiadas y una fracción importante conservaba viabilidad (no eran células muertas). Este fenómeno puede implicar riesgos ya que, podríamos considerar que el procedimiento de desinfección ha sido adecuado, pero algunas bacterias continúan en esa superficie como potenciales diseminadores de enfermedades.

Fuente: noticiasdelaciencia.com