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Lo peor que puede pasar si un asteroide impacta contra la Tierra

La visita de “La Roca”, el asteroide del tamaño del Peñón de Gibraltar que sobrevoló la Tierra el miércoles a la distancia segura de 1,8 millones de kilómetros (casi cinco veces la que nos separa de la Luna), ha vuelto a poner de actualidad los peligros que pueden llegar del espacio. Investigadores de la británica Universidad de Southampton se han puesto en lo peor y se han preguntado cuál de los efectos del choque con una roca -gigantescos tsunamis, calor abrasador, escombros voladores- se llevaría el mayor número de vidas humanas. No tienen ninguna duda: lo peor de todo serían los violentos vientos y las ondas de choque.

El estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letter, exploró siete efectos asociados con los impactos de asteroides, como son el calor, las ondas de choque, los escombros, los tsunamis, las ráfagas de viento, las sacudidas sísmicas y la formación de cráteres. Después, clasificaron los efectos de más a menos mortales.

En general, las ráfagas de viento y las ondas de choque se llevaron la mayor cantidad de víctimas, según el trabajo. En escenarios experimentales, estos dos efectos representaron más del 60% de pérdida de vidas. Las ondas de choque se deben a un aumento en la presión atmosférica y pueden romper los órganos internos, mientras que las ráfagas de viento llevan la energía suficiente para lanzar cuerpos humanos por los aires y arrasar bosques.

Por fortuna, los impactos de asteroides mortales son poco frecuentes. La Tierra es golpeada por un asteroide de 60 metros de ancho aproximadamente una vez cada 1.500 años, mientras que un asteroide de 400 metros lo hace cada 100.000 años. “La probabilidad de un impacto así es muy baja. Sin embargo, las consecuencias pueden ser inimaginables”, advierte el investigador Clemens Rumpf, autor del estudio, quien cree que sus hallazgos podrían ayudar a los grupos de mitigación de riesgos a prepararse para esta amenaza.

Rumpf y sus colegas utilizaron modelos para acribillar el mundo con 50.000 asteroides que van desde 15 a 400 metros de ancho, la gama de diámetros de rocas que más frecuentemente chocan con la Tierra. Luego, los investigadores calcularon cuántas vidas se perderían a causa de cada uno de los siete efectos.

Los impactos terrestres fueron, en promedio, un orden de magnitud más peligrosos que los asteroides que aterrizaron en los océanos. Los grandes asteroides que impactan en los océanos podrían generar energía suficiente para desencadenar un tsunami, pero es probable que la energía de la ola se disipe a medida que viaja y, finalmente, rompa cuando se encuentre con una plataforma continental. Incluso si un tsunami llega a las comunidades costeras, muchas menos personas morirían que si el mismo asteroide impactara en tierra, según el estudio. En general, los tsunamis representaron el 20% de la pérdida de vidas.

Esconderse en sótanos y alejarse de las ventanas

El calor generado por un asteroide causó casi el 30% de muertes. Las poblaciones afectadas probablemente podrían evitar el daño al esconderse en sótanos y otras estructuras subterráneas. Los terremotos suponen una menor preocupación, ya que representaron solo el 0,17% de las bajas. La formación de cráteres y los fragmentos lanzados por los aires fueron igualmente menos preocupantes, llevándose menos del 1% de las vidas.

Solamente los asteroides de al menos 18 metros de diámetro fueron letales. Muchos en el extremo inferior de ese espectro se desintegran en la atmósfera antes de llegar a la superficie del planeta, pero golpean con más frecuencia que los asteroides más grandes y generan suficiente calor y energía explosiva para hacer daño. Por ejemplo, la roca que explotó en 2013 en Chelyabinsk, Rusia, tenía entre 17 y 20 metros y dejó más de 1.000 heridos, causando quemaduras y ceguera temporal a personas que estaban en las cercanías.

“Este informe es un paso razonable en el intento de entender y enfrentarse con los peligros planteados por los asteroides y los cometas”, dice el geofísico Jay Melosh, profesor en el Departamento de Ciencias de la Tierra, Atmosféricas y Planetarias de la Universidad de Purdue en Lafayette, Indiana (EE.UU).

Melosh, que no participó en el estudio, señala que los hallazgos “nos llevan a apreciar el papel de las ráfagas de aire en los impactos de asteroides como vimos en Chelyabinsk”. La mayoría de las lesiones en esa ciudad rusa fueron causadas por vidrios rotos que salieron volando e impactaron en las caras de la gente que, sin saber qué pasaba, miraba a través de la ventana después del destello brillante del meteoro.

Evacuación o misión de desvío

Los hallazgos del estudio podrían ayudar a mitigar la pérdida de vidas humanas, según Rumpf. Las ciudades pequeñas que se enfrenta al impacto de un asteroide de 30 metros de diámetro pueden decantarse por la evacuación. Sin embargo, un asteroide de 200 metros de ancho dirigido a una ciudad densamente poblada plantea un mayor riesgo y podría justificar otro tipo de respuesta.

“Si sólo 10 personas se ven afectadas, entonces tal vez es mejor evacuar la zona”, dice Rumpf. “Pero si un millón de personas se ven afectadas, puede valer la pena montar una misión de desvío y empujar el asteroide fuera del camino”.

Fuente: abc.es