La investigación revela que la diferencia en la esperanza de vida entre sexos no solo depende de factores ambientales, sino que está marcada por la selección natural
En la mayoría de los países del mundo, las mujeres viven más que los hombres. En España, según los datos más recientes del INE (2022), la esperanza de vida media es de 80,3 años para los hombres, mientras que las mujeres alcanzan los 85,7 años. Algo parecido ocurre también en Estados Unidos, donde la esperanza de vida femenina se sitúa alrededor de los 80 años, frente a los 75 años de los hombres.
La ciencia lleva años investigando la razón que explica esta diferencia. Ahora, una nueva investigación liderada por el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania) y publicada en la revista Science Advances ofrece nuevas claves. Esta brecha en la longevidad no solo está presente en los seres humanos, sino también en muchas otras especies, concluye el estudio.
“Desde una perspectiva humana, es realmente notable que las mujeres vivan más en casi todos los países del mundo”, señaló Johanna Staerk, demógrafa evolutiva y autora del estudio. “Por eso nos interesaba analizar esto desde una perspectiva taxonómica más amplia”.
El estudio de animales
Los investigadores analizaron datos de 1.176 especies (528 mamíferas y 648 aviares) tanto en zoológicos como en poblaciones silvestres. Los resultados mostraron que, de media, las hembras de mamíferos viven un 13% más que los machos. Sin embargo, en las aves ocurre lo contrario: los machos parten con una ventaja del 5%de esperanza.
Para intentar explicar esta diferencia, los investigadores partieron de la hipótesis del sexo heterogamético, que sugiere que el sexo con cromosomas diferentes (XY en machos, ZW en hembras) podría ser más vulnerable y, por lo tanto, vivir menos. Sin embargo, al analizar mamíferos y aves, encontraron que esto no basta para explicar las diferencias de longevidad. Por ejemplo, algunos monos con machos XY no mostraban una ventaja clara con respecto a las hembras; en otros casos, los machos vivían igual o incluso más.
Esto llevó a los científicos a considerar otros factores evolutivos, como el sistema de apareamiento y la competencia sexual. Según el estudio, en especies polígamas, donde los machos compiten por conseguir parejas, suelen vivir menos, mientras que en especies monógamas las diferencias entre sexos son menores. La investigación también señala la influencia del cuidado parental: el sexo que dedica más energía a cuidar a sus crías suele vivir más, porque la evolución favorece su supervivencia hasta que los descendientes son independientes.
En conjunto, los resultados indican que las diferencias en la longevidad entre machos y hembras tienen raíces profundas en la evolución. Estas diferencias no dependen de un solo factor, sino que son modeladas por varias condiciones como la selección sexual (cómo se emparejan) o el cuidado (quién dedica más tiempo y energía a cuidar a las crías).
Fuente: eldiario.es


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