Se sabe que las abejas pueden entender el cero y hacer cálculos básicos, pero ahora un nuevo estudio ha demostrado que sus diminutos cerebros también pueden ser capaces de conectar símbolos con números.
Este hallazgo arroja nueva luz sobre cómo pueden haber evolucionado las habilidades numéricas durante milenios e incluso abre nuevas posibilidades para la comunicación entre los humanos y otras especies.
Los investigadores de la RMIT University, en Melbourne (Australia), han entrenado a abejas para hacer coincidir un personaje con una cantidad específica, revelando que son capaces de aprender que un símbolo representa una cantidad numérica.
El descubrimiento, publicado en ‘Proceedings of the Royal Society B ‘, realizado por el mismo equipo australiano-francés que descubrió que las abejas tienen el concepto de cero y pueden hacer aritmética simple , también apunta a nuevos enfoques para la computación bio-inspirada que puede replicar el enfoque altamente eficiente del procesamiento del cerebro.
El profesor asociado Adrian Dyer explica que, si se consideraba que los humanos eran la única especie que había desarrollado sistemas para representar números, como los números arábigos que usamos cada día, la investigación muestra que el concepto puede ser captado por cerebros mucho más pequeños que el nuestro. «Lo damos por sentado una vez que aprendemos nuestros números siendo niños, pero ser capaz de reconocer lo que ‘4’ representa en realidad requiere un nivel sofisticado de capacidad cognitiva», añade Dyer.
«Los estudios han demostrado que los primates y las aves también pueden aprender a vincular símbolos con números, pero esta es la primera vez que vemos esto en insectos. Los humanos tienen más de 86.000 millones de neuronas en nuestros cerebros, las abejas tienen menos de un millón y estamos separados por más de 600 millones de años de evolución -explica en un comunicado el investigador–. Pero si las abejas tienen la capacidad de aprender algo tan complejo como un lenguaje simbólico creado por el hombre, esto abre nuevos y emocionantes caminos para la comunicación futura entre las especies».
Los estudios han demostrado que varios animales han podido aprender que los símbolos pueden representar números, como las palomas, los loros, los chimpancés y los monos. Y, de hecho, algunas de sus hazañas han sido impresionantes: a los chimpancés se les enseñaban números árabes y podían ordenarlos correctamente, mientras que un loro gris africano llamado Alex pudo aprender los nombres de los números y podría sumar las cantidades. Ahora, el nuevo estudio muestra por primera vez que esta capacidad cognitiva compleja no está restringida a los vertebrados.
El estudio ha sido dirigido por la doctora Scarlett Howard, exinvestigadora de doctorado en Bio Inspired Digital Sensing-Lab (BIDS-Lab), de la RMIT University y actualmente miembro del Centro de Investigación sobre Cognición Animal de la Universidad Toulouse III – Paul Sabatier, en Francia.
Las abejas fueron entrenadas en un laberinto en forma de Y para hacer coincidir correctamente un personaje con una serie de elementos. Luego se evaluó si podían aplicar sus nuevos conocimientos para relacionar el personaje con varios elementos de la misma cantidad (de la misma manera que ‘2’ puede representar dos bananas, dos árboles o dos sombreros). Un segundo grupo fue entrenado en el enfoque opuesto, haciendo coincidir varios elementos con un personaje.
Si bien ambos pudieron captar su entrenamiento específico, los diferentes grupos no pudieron revertir la asociación y averiguar qué hacer cuando se probaron con el opuesto (carácter a número o número a carácter).
«Esto sugiere que el procesamiento numérico y la comprensión de los símbolos ocurren en diferentes regiones en los cerebros de abejas, de manera similar a como ocurre el procesamiento separado en el cerebro humano -explica Howard–. Nuestros resultados muestran que las abejas no están al mismo nivel que los animales que han podido aprender los símbolos como números y realizar tareas complejas.
Sin embargo, considera que «los resultados tienen implicaciones para lo que sabemos sobre el aprendizaje, la inversión de tareas y cómo el cerebro crea conexiones y asociaciones entre conceptos. Descubrir cómo las habilidades numéricas complejas pueden ser comprendidas por los cerebros en miniatura nos ayudará a comprender cómo evolucionó el pensamiento matemático y cultural en los humanos, y posiblemente en otros animales».
El estudio de cerebros de insectos ofrece posibilidades interesantes para el diseño futuro de sistemas de computación altamente eficientes, avanza Dyer. «Cuando buscamos soluciones a problemas complejos, a menudo nos encontramos con que la naturaleza ya ha hecho el trabajo de manera mucho más elegante y eficiente. Comprender cómo los pequeños cerebros de abejas manejan la información abre caminos a soluciones bioinspiradas que utilizan una fracción del poder de los sistemas de procesamiento convencionales», concluye.
Fuente: EP