La siembra de microbiota vaginal mejora el neurodesarrollo de los bebés nacidos por cesárea
Transferir las bacterias vaginales de la madre a los recién nacidos por cesárea parece ser beneficioso para el desarrollo temprano de los bebés, según un nuevo estudio publicado en la revista ‘Cell Host & Microbe’. Se trata del primer experimento triple ciego de este tipo, quesugiere un posible enfoque para mejorar la microbiota intestinal temprana de los bebés nacidos por cesárea.
Según investigaciones anteriores, los bebés nacidos por cesárea suelen tener una composición bacteriana intestinal muy diferente a la de los nacidos por vía vaginal, dominada por bacterias que se encuentran en la piel de la madre, en la leche materna y en el medio ambiente. Por contra, los bebés nacidos por vía vaginal reciben sus primeras bacterias intestinales del canal de parto de la madre.
Aunque la diferencia tiende a desaparecer con la edad, los investigadores sugieren que la microbiota intestinal temprana está relacionada con el desarrollo del sistema inmunitario del lactante y podría afectar al riesgo de enfermedad, incluida la diabetes, en etapas posteriores de la vida.
Esto ha llevado a prácticas como la siembra vaginal, en la que las madres frotaban a los recién nacidos por cesárea con sus fluidos vaginales. Pero las pruebas clínicas de que la siembra vaginal sea segura y eficaz son limitadas, afirma Yan He, autor del artículo en la Universidad Médica del Sur de Guangzhou (China).
«Cuando hablamos de eficacia –explica–, no sólo nos referimos a si esta intervención podría afectar a la microbiota de los bebés, sino que también nos interesa ver si esta intervención podría mejorar realmente los fenotipos de los bebés, como su neurodesarrollo».
Para investigar si la siembra de microbiota vaginal funciona, He y su equipo frotaron los labios, la piel y las manos de 32 recién nacidos por cesárea con una gasa empapada con los fluidos vaginales de sus madres y a otros 36 recién nacidos con una gasa empapada con suero salino como controles ciegos. Las madres fueron sometidas a pruebas previas para asegurarse de que estaban libres de infecciones como enfermedades de transmisión sexual y estreptococos del grupo B.
El equipo descubrió que los recién nacidos que recibieron la microbiota tenían más bacterias intestinales presentes en el flujo vaginal materno 6 semanas después del parto, lo que sugiere que las bacterias vaginales maternas alcanzaron y colonizaron con éxito los intestinos de los bebés.
En comparación con los recién nacidos por cesárea que recibieron gasas salinas, los bebés con transferencia de microbiota tenían más bacterias maduras en sus intestinos a las 6 semanas de vida, de forma similar a los bebés nacidos por vía vaginal. Ningún bebé experimentó efectos adversos graves durante el experimento.
El equipo también evaluó el neurodesarrollo de los bebés a los 3 y 6 meses de nacer mediante un cuestionario. Por ejemplo, los investigadores preguntaban a las madres si sus bebés eran capaces de emitir sonidos sencillos o realizar movimientos como gatear sobre las manos y las rodillas.
Descubrieron que los bebés que recibieron la siembra obtuvieron puntuaciones significativamente más altas en neurodesarrollo tanto a los 3 como a los 6 meses, y que sus puntuaciones eran comparables a las de los bebés nacidos por vía vaginal.
«No sabemos exactamente cómo afectan las bacterias intestinales tempranas al neurodesarrollo, pero hay algunas pruebas indirectas que demuestran que algunos metabolitos microbianos están relacionados con las afecciones», afirma.
Por ejemplo, el equipo descubrió que los bebés que recibieron siembra vaginal de microbiota tenían más ácido indoleláctico, un tipo de metabolito de varias especies de bacterias Clostridium, en sus heces. Investigaciones anteriores han descubierto que los niveles de ácido indoleláctico son bajos en personas con enfermedad de Parkinson y Alzheimer.
«Esperamos que este estudio pueda proporcionar algunas pistas para futuras investigaciones en este campo –comenta–. Queremos saber si la siembra de microbiota vaginal tiene el potencial de reducir el riesgo de trastornos del neurodesarrollo en niños, como el TDAH, el TEA y las discapacidades intelectuales». Ahora planean llevar a cabo ensayos clínicos a largo plazo con muestras de mayor tamaño.
«Es algo parecido al trasplante de microbiota fecal –explica–. Necesitamos más datos para comprender esta intervención y hacerla más precisa. Puede que con el tiempo descubramos qué es exactamente beneficioso en la microbiota vaginal materna, lo que podría permitirnos diseñar terapias para todos los bebés nacidos por cesárea en el futuro».
Fuente: infosalus.com