La píldora de la inteligencia o el regreso de la psicodelia que viene de Silicon Valley

Las microdosis de psicodélicos y otros potenciadores de la actividad mental vuelven a ser tendencia, como en los años hippies de la Costa Oeste, hoy liderada por los gurús digitales

Los billonarios de Silicon Valley se la pasan entre susurros sin dar importancia a su precio. Y se la agradecen días después con un guiño, jurando a los amigos que su creatividad y frescura mental se ha disparado con ella. Es la píldora de la sabiduría y altera estados de conciencia por su microdosis de psicodélicos, como el LSD y la psilocibina de los hongos mágicos.

También son ilegales, sí; pero cualquiera que las haya probado, como quien escribe en Amsterdam, los recordará, porque no se dejan, literalmente, olvidar. Anjelica Huston, que no suele alucinar, al menos en público, proclama que cada día se prepara ella misma una infusion de cordyceps, maitake, cola de tigre, diente de león y changa (similar a la ayahuasca) para mantener su frescura mental y claridad de ideas.

Aval científico
Estos nootrópicos aumentan la capacidad cognitiva y, según los investigadores, refuerzan la actividad cerebral

Y es que los microdélicos son tendencia entre las elites californianas y serían tan solo otra de sus excentricidades pasajeras si el prestigio de la clase médica de Stanford no avalara alguna de sus presunciones.

Estos nootrópicos (del griego Nóos, intelecto) aumentan las capacidades cognitivas y, según los investigadores, refuerzan la actividad cerebral y la higiene mental a largo plazo. A corto, quienes crean que tienen bastante con el café, bien cargado, de la mañana se quedarán fuera de la conversación de moda entre creativos y creadores de la Costa del Pacífico, porque muchos experimentan ahora con su stack, su montón de pastillas para la inteligencia o nootrópicos preferida.

La práctica del stack la puso en boga Ray Kurzweil, cerebro de Google y profeta de la inmortalidad de Singularity, el momento de singularidad -predica- en el que gracias a la progresión geométrica de la inteligencia artificial, que nos permitirá el salto cognitivo para alcanzar -con la ciencia- la inmortalidad. De ahí, la obsesión por la investigación biogenética que ahora financian los billonarios en Los Altos.

Para llegar con sentidos a ese momento en que la muerte dejará de tenerlo, Kurzweil asegura tomar a diario un stack de 30 pastillas combinadas para iluminar su cerebro que va actualizando según los consejos de los investigadores biomédicos.

‘Stack’ de pastillas
Kurzweil asegura tomar a diario 30 pastillas combinadas, que va actualizando según los consejos de los investigadores biomédicos

Otros prefieren la síntesis farmacológica y les basta con el Modafinil, que es más efectivo para estimular la actividad neuronal que el café, porque proporciona su subidón energético sin el bajón subsiguiente: aumenta nuestra dopamina al tiempo que recarga sus reservas.

La discusión sobre los vigorizantes mentales se ha popularizado en los valles de la New Age de los 90 con la etiqueta de“biohacking” y alimenta fórums, blogs, todo tipo de redes y las consultas de las clínicas especializadas.

El segundo favorito de los monodosis es el Cognizin (citicolina), que se define como potenciador de la memoria y la concentración. Los “neurohackers” citan estudios con efectos de un 25% de mejoría en la atención y memoria de los pacientes respecto al placebo.

Los más neuroforofos han ajustado ya sus hábitos al ritmo solar y los madrugones de los granjeros son norma entre los neurohackers, obsesionados por no perderse un rayo de sol para vivir ni uno de luna para dormir. Pero…¡Vade retro veganos! Entre las recomendaciones del doctor se encuentra la fosfatidilserina, abundante en carne y pescado, y la colina, que modula los circuitos cerebrales.

Y, atención los musculitos, también incluye la creatina, tan cara a los body builders, porque es, además, un excelente combustible cerebral en dosis de 5 gramos diarios. El gingko biloba era ya un clásico, pero es recurrente en los stacks populares para la salud cerebral. Y potencia el rendimiento de sus mentes, porque cofian en que acaben siendo, como predica Kurztweil, la puerta de la inmortalidad.

Fuente: lavanguardia.com