La pandemia ha vuelto más neuróticos a los jóvenes, según la ciencia

La personalidad evoluciona más durante la juventud y la covid ha afectado de diferente manera a distintos grupos

La pandemia de covid-19 ha supuesto para millones de personas en todo el mundo una interrupción de la vida cotidiana sin precedentes comparables en la historia reciente. Un acontecimiento así, en el que existe una amenaza para la propia seguridad y en el que aspectos como la libertad de movimiento se ven limitados, deja huellas en la población.

De hecho, los científicos ya están intentando comprender mejor el alcance de esas huellas. En esta dirección, un estudio a gran escala publicado en el medio académico PLOS One ha profundizado en los cambios que la pandemia ha provocado en nuestra personalidad, usando una muestra representativa de todo Estados Unidos. Concretamente, señala que los cambios han sido más pronunciados en los jóvenes, que muestran ahora un mayor neuroticismo que antes de la pandemia.

La personalidad en cinco rasgos

El trabajo en cuestión adopta el modelo de la personalidad de cinco factores, una teoría psicológica que describe la personalidad en base a la presencia de cinco rasgos generales. Estos rasgos son la extroversión (una tendencia por las conductas asertivas, energéticas y a la búsqueda de relaciones sociales), el neuroticismo (una tendencia al pesimismo y la ansiedad persistentes), la escrupulosidad (tendencia a la organización, auto-disciplina y el trabajo duro), la simpatía (tendencia a ser empático, amable y digno de confianza) y la apertura (la tendencia a la curiosidad y la imaginación).

En base a esta premisa, se considera que estos rasgos se mantienen de manera más o menos estable durante la vida adulta, al margen de la experiencia personal; en todo caso, su evolución es gradual y limitada. La excepción la constituirían los acontecimientos traumáticos, que se ha comprobado que sí pueden desencadenar cambios significativos en la personalidad del adulto.

Por el contrario, durante la juventud estos parámetros muestran mucha más variación, hasta su consolidación en la juventud.

El neuroticismo descendió… y volvió a elevarse

Así, los investigadores identificaron que, a nivel global, el neuroticismo descendió, curiosamente, durante la fase aguda de la pandemia en el 2020. No obstante, este valor se normalizó en la fase de adaptación posterior, entre 2021 y 2022.

Los otros rasgos se mantuvieron estables durante la fase aguda, dicen estos autores, y en cambio descendieron durante la fase de adaptación.

A nivel general, subrayan que los cambios observados en la población son equiparables a los que se observan, en circunstancias normales, en una década de vida adulta. Aún así, advierten de que será necesario investigar la cuestión más adelante para comprobar si se trata de cambios definitivos o transitorios.

Diferencias entre jóvenes y mayores

El análisis por grupos demográficos revela, no obstante, algunas diferencias que de otro modo quedan ocultas. La más notable parece ser la que existe entre las personas de diferentes edades.

Por ejemplo, la disminución del neuroticismo durante la fase aguda de la pandemia es muy pronunciada en los mayores de 65 años y mucho menos significativa en los menores de 30. Similarmente, el aumento posterior es más fuerte en los jóvenes, en los que alcanza valores superiores a los previos a la pandemia.

De igual manera, mientras que el resto de rasgos se situaron tras la fase de adaptación en los valores prepandémicos para las personas mayores, en la demografía más joven existe una disminución importante, especialmente en simpatía y escrupulosidad.

Estas diferencias se pueden explicar de varias formas. Por una parte, el hecho de que durante la juventud estos valores tenga de manera natural mayor evolución puede relacionarse con la aparente mayor vulnerabilidad de los jóvenes ante la pandemia; por otra, los estresores derivados de la pandemia (inestabilidad económica/laboral, limitación de la libertad de movimientos…) pueden haber afectado en diferente grado a los distintos grupos etarios.

Sea como sea, los cambios son en cualquier caso pequeños, pero los autores creen que si se demuestra que son persistentes podrían tener un efecto acumulativo considerable.

Fuente: 20minutos.es